En pleno debate sobre la exclusión financiera que azota especialmente al entorno rural, las entidades financieras rurales comienzan a tener cada vez más peso en Castilla y León.
En concreto, Caja Rural alcanzó en 2021 un volumen de negocio de 1.027 millones de euros en la provincia de León, con un ratio de mora del 2,8%, una cifra inferior a la del conjunto de la Caja.
La entidad concedió nueva inversión crediticia por importe de 227 millones de euros el año pasado, con un volumen de 1.057 millones de euros en los últimos seis años.
El crecimiento de los recursos gestionados por la entidad en la provincia cuenta con una tasa anual del 27,3%, mientras que la inversión aumenta en un 22,1%, lo que supone "una muestra clara de que el modelo de la entidad cala en la sociedad leonesa", según dijo el director general de la entidad, Cipriano García.
Además, hasta el mes de noviembre, la constitución de nuevas hipotecas en la provincia constituye el 12,3% del capital y el 5,6 del número de hipotecas firmadas durante 2021.
Caja Rural cuenta en este momento con 37.000 clientes en la provincia de León, de los cuales 2.000 se incorporaron durante 2021, repartidos en 21 oficinas, siete de ellas urbanas en la capital, y a las que se sumará la número 22 con la próxima apertura de una oficia en la avenida de la Independencia.
La entidad bancaria obtuvo en 2021 un beneficio global de 27 millones de euros, lo que supone un incremento del 9,6% respecto al dato registrado en el año anterior, algo que para el director general de la entidad, Cipriano García, supone que la entidad "mantiene una alta tasa de rentabilidad en un escenario económico complejo" en el que "se ha superado 2021 por encima de los ratios de solvencia y eficiencia bancaria".
Así lo apuntó Cipriano García hoy en León, donde, estuvo acompañado del jefe de zona de León, Alejandro Hidalgo, en la presentación de la entidad financiera en 2021, un año en el que el volumen de negocio total alcanzó los 4.999 millones de euros, un 14,9% más que en 2020, una cifra "similar a la de 2020 como consecuencia de los créditos ICO", informa Ical.
Ante el "complejo" momento económico actual, Cipriano García apostó por "estar muy pendientes" de las ayudas europeas, a las que calificó de "fundamentales" en una comunidad autónoma "muy necesitada de desarrollos importantes".
Por este motivo, consideró que suponen "una oportunidad que no se debería desaprovechar" y recordó que Caja Rural cuenta con un programa "para ser canalizadores o facilitadores de posibilidades de desarrollo para que las empresas tengan una guía o interlocutor para las ayudas".
Respecto a la próxima apertura de una nueva oficina, García señaló que la caja "acredita cada año que es posible compaginar buenos resultados con cercanía con socios y clientes", así como que la pretensión de la entidad es "continuar acercándonos y que la sociedad reflexione sobre qué entidades tienen esta forma de hacer".
Exclusión financiera
Para el director general de Caja Rural, la exclusión financiera es "uno de los problemas políticos de la España vaciada y en más sitios por abandono de las personas en cuanto a la cercanía de los servicios", debido a una doble vertiente que pasa por "la dificultad en cuanto a la mecanización y digitalización y a que va a haber poblaciones sin posibilidades porque no llega ninguna forma de darle el servicio bancario".
Por su parte, el jefe de zona de León, Alejandro Hidalgo, puso de relieve que la entidad "no cuenta con ningún tipo de ayuda pública", mientras que "compite en un mercado en el que casi todas las entidades las han tenido directa o indirectamente".
Además, resaltó que "todo lo que gana la caja va a reservas para hacerla más fuerte y poder acometer nuevos proyectos y estar más solvente para las actuaciones que haya que hacer en el territorio".