Es un goteo diario desde hace meses. La huelga de transportes y los elevados precios de la electricidad están poniendo contra las cuerdas a un sector, el de la automoción, que arrastraba una caída de resultados desde la irrupción de la pandemia.

Michelin, Iveco y Renault ya han anunciado paradas o reajustes en sus turnos para intentar amortiguar esta situación, y ahora es Nissan la que desde su planta de Ávila advierte de que, "aunque no hay riesgo de bloqueo de las operaciones industriales a día de hoy, determinados materiales" necesarios para la normal actividad de la factoría, "sí están llegando con retraso".

En este sentido, y según recoge Ical, la huelga de transportistas por el alto precio de los combustibles, que ha subido dos céntimos con respecto a ayer y se sitúa ya cerca del máximo histórico alcanzado en las primeras semanas de marzo, "sí está teniendo incidencia" en la planta que la firma nipona tiene en Ávila, por lo que han alertado de que si continúa esta situación, "se pondrán en riesgo las operaciones industriales" de la factoría.

La volatilidad de los mercados tras la irrupción de la guerra de Ucrania ha supuesto un duro revés para toda la industria y la economía en general, con especial incidencia a las grandes que consumen altas dosis de energía para su actividad, como es el caso de la automoción.

Por este motivo, el clúster de automoción de Facyl se ha unido hoy a los del resto de España para pedir al Gobierno de Pedro Sánchez que tome medidas inmediatas para frenar la escalada de precios (en España es casi dos puntos por encima de la media europea) y negocie una salida que ponga fin a la huelga de transportistas.

Es precisamente la inflación disparada lo que está provocando una pérdida de competitividad no sólo en esta industria, que supone el 10% del PIB en Castilla y León, sino, de todos los sectores productivos en el conjunto de España.