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Opinión

Umbral y aquella noche que llegó al Café Gijón

13 noviembre, 2017 12:08

Me he preguntado muchas veces, de dónde nace-surge-revienta esa enorme necesidad de y por la literatura-arte de Umbral, pero de miles y docenas de miles de personas a lo largo de cada generación. En estos dos últimos veranos, dos días cada verano he estado unas horas en Olmedo, y cada vez me he acordado, que por aquí pasaría el autobús que le llevó aquel día de hace décadas, después de la boda a la corte y capital, Madrid, a aquella Noche que llegó al café Gijón.

Francisco Alejandro Pérez Martínez, denominado y autodenominado y heterodefinido y autodefinido Francisco Umbral, Madrid, 1932, + Boadilla del Monte, Madrid, 2007. A una década de su fallecimiento, en agosto del año pasado, el mismo día de Agustín de Hipona, otro gran hambriento de literatura-filosofía-teología. Creo que le debemos un pequeño homenaje:

- No soy dado, a retocar-tocar puntos de la vida-biografía de ninguna persona, ni en la vida rutinaria y normal, de personas-personajes, diríamos no de fama, tampoco lo soy de los autores-escritores-artistas-científicos-filósofos, pero si me veo obligado, a indicar algunas notas, porque en ese misterio-enigma de una vida, de una vida, en este caso de artista-escritor, pues se mezclan las fibras de la realidad existencial y de la literatura-pensamiento.

En este caso, su situación, difícil, indican algunos, de la frialdad, no sé si es cierta, de su madre, madre soltera, con su hijo, en este caso Umbral, quizás condicionó y limitó enormemente su psicología y por tanto su escritura-literatura, su pensamiento.

Quizás, ese ansia de mujer, que parece ser, tuvo durante toda su existencia, es quizás buscar “el rostro de su madre o el acercamiento-cariño de lo maternal”. No voy a heteropsicoanalizar al maestro Umbral. Maestro como escritor, de todos nosotros, en muchos sentidos.

- El estar enfermo de niño, hay muchos artistas y escritores, que pasaron por esa situación y les llevó a la producción cultural, aquí tenemos otro caso, y “engullirse-bucearse-emborracharse en los libros”. Quizás aquí tenemos reflejado todo, al final, él decía, “yo soy literatura”, o podría decir, “mi verdad es la literatura”. Que recuerda mucho a su amigo-maestro, el Premio Nobel, “en España quién resiste-aguanta gana-vence”.

El no haber ido casi al colegio, hecho de y para distintas interpretaciones.

El que le naciese un hijo y falleciese de leucemia, diríamos que fue el golpe definitivo-mortal de Umbral para el entendimiento-desentendimiento de la vida-existencia.

Al combinar todos estos hechos-datos-entidades-realidades-existenciarios que nos diría Heidegger, todos esos mecanismos existenciales o situaciones existenciales, que nos declararían Freud, Ortega y Sartre, nos “hacen surgir al hombre-artista, al escritor”, que durante varias décadas, quizás fue de alguna manera, la memoria de la Piel de Toro, fue el relator-narrador-prosita de Celtiberia, de los recovecos de dentro y de fuera, de lo pequeño de cada individuo, de lo grande de los movimientos sociopolíticos.

- Si no recuerdo mal, él decía, que toda la literatura hispánica está dividida entre cervantistas y quevedistas, y él se autodefinía de los segundos.

Creo que esa audefinición-autoafirmación es cierta, pero yo añadiría, Quevedo pasado por la generación del 27. Quizás en el purgatorio, que dicen que todos los escritores pasan-traspasan-descansan-mueren, creo que Umbral saldrá. Creo que este fenómeno se debe, que cuando ya no están, y hasta ahora, todo hijo de vecino le espera la guadaña, pues “ya no tiene ningún representante-marketing”, ya no va a ninguna fiesta literaria-pseudoliteraria, ya no tienen ningún titular, nada nuevo de la vida-voz de los autores. Y es inevitable que pasen al purgatorio. Muchos renacen, muchos otros, no. Creo que Umbral renacerá, “como ave fénix o como gallina”, podría ser una frase que él habría indicado de cualquier otro escritor, yo en este caso, es para plagiarle-homenajearle en su estilo.

Pero creo, sinceramente, que Umbral, pasarán los siglos y será considerado el Quevedo de la segunda mitad del siglo veinte, en la Piel de Toro. En muchos sentidos lo de quevedismo-quevedista.

- No podemos-debemos, al menos yo, juzgar las exageraciones de cada ser humano, que ha pasado por el mundo, no soy yo, ni soy san Pedro, ni tengo el libro de juzgar. Ciertamente, siempre indico que si los grandes autores-artistas-científicos-filósofos-escritores-modistos-diseñadores y cien mil oficios, que acaban reflejando sus vidas-existencias en los medios, que tienen presencia, “tuviesen una ética-moral-eticidad-moralidad”, más exigente, creo que sería bueno para la sociedad-humanidad. Porque al final, los de abajo, siempre miramos-copiamos a los de arriba, sean los de arriba los grandes popes de la economía-sociedad-política-cultura-saber.

- A mi modesto entender, Umbral hace una síntesis genial, quizás como ningún otro escritor, entre la calle-rutina y la cultura y la alta cultura. Unir-combinar-juntar en un solo bocadillo, en un producto cultural, lo típico-tópico de la rutina de cada día y al mismo tiempo la alta cultura literaria, y en cierto modo, de pensamiento del mundo occidental. Creo que es uno de los grandes méritos, además trufado con un lenguaje metafórico-preciosista, muy empapado de Juran Ramón, Neruda y otros de la generación del 27. Unir todo eso en un cocido madrileño-castellano, pero con proyección para toda Sefarad-Celtiberia-Tierra de Conejos.

- Recuerdo de niño, que emergió de una salida del vientre del metro, creo que de Atocha, ascender una figura alta, delgada, con un abrigo obscuro largo, andando muy deprisa, ensimismado-pensativo, no recuerdo si con bufanda, que yo siendo preadolescente o niño, me quedé mirando y se me quedó grabada. Aquello se me olvidó, pero pasaron los lustros, y después en algunas fotografías, creo haber recordado que esa figura era Umbral. Nunca lo puedo testimoniar, nunca lo puedo afirmar con rotundidad.

Umbral-Cela o Cela-Umbral, los dos heridos por la enfermedad de la literatura. Los dos, a los que hemos mirado muchas veces, aunque ciertamente no acercándonos demasiado, porque el fuego quema, y debajo del árbol, como diría Brancusi, no puede surgir otro árbol. Siempre mirándolos, siempre recordando algunos de sus consejos. Yo, modestamente, tan heridos como ellos, por la literatura-filosofía, siempre he esperado, aquel dicho latino, que tanto repetía el gran Premio Nobel, “en España quién resiste-aguanta gana-vence”. Debo decir, que en mi caso, no ha sido así, la literatura-filosofía que he producido, duerme el sueño de la eternidad en vida, cuyo destino será la destrucción. Pero eso no quita que en estas pequeñas cientos de palabras, tenga un recuerdo y homenaje para estas dos figuras… ahora, que tantos y tantas voces, callan a su alrededor, que quieren que sus purgatorios literarios continúen, durante décadas o siglos.

- Para terminar-recapitular-epilogar, a veces, me digo y recuerdo a Umbral, y me digo qué habría escrito hoy, de estar hoy respirando los aires de Castilla, porque al final, Madrid, es un poblachón manchego tirado en la meseta, qué nos diría hoy de todo lo que está sucediendo en los pliegues-montañas-mesetas-ríos de esta Península. Ha sido una desgracia, que ni siquiera llegase a la media de vida de la población, en estos momentos ochenta años, que el destino se lo llevase antes. Espero que exista Otro Mundo, y espero exista el Lado Bueno de la Eternidad, y espero que Umbral, con sus errores y aciertos, haya tenido la inteligencia-voluntad de ponerse a bien con el Buen Dios. Y hoy, desde allí arriba, quizás esté viendo este artículo. Mi pequeño homenaje.

(¡Ah, se me olvidaba, por qué las fuerzas vivas-semivivas de la cultura, no diseñan una ruta literaria de Umbral por Castilla y por Madrid, sería ocio-negocio-cultura, y sería un homenaje debido al gran escritor, ciertamente otras rutas también esperan, Madrid podría estar llenas de rutas literarias de docenas de grandes escritores-pensadores que han pasado por sus calles durante siglos! ¡Madrid que no tiene playas, podría tener rutas literarias-culturales de docenas de plumistas-plumíferos, que están en los libros de texto de todo el paisaje de la lengua! ¡Bien harían los popes del poder sociopolítico actual recoger esta semilla-idea y analizarla-estudiarla-aplicarla-materializarla-cristalizarla!).