Éste es el futuro del partido
Vigésimo séptima semana de 2018, la de los datos del paro de junio, que mejoran la situación general en la provincia de Salamanca, con menos personas en la lista de las oficinas del desempleo y más en la lista de afiliados a la Seguridad Social. También con más contratos, incluso más indefinidos que el año pasado, más autónomos y menos personas sin prestación por desempleo. Salamanca deja de estar entre las diez provincias de España que menos empleo crea por primera vez en mucho tiempo, pero siempre hay una letra pequeña, y es la temporalidad. El 90% de los contratos siguen siendo temporales, cada vez más por días e incluso horas en un sector servicios volcado con el turismo.
E insisto, no podemos cometer el mismo error que a comienzos de siglo con la construcción, entonces el motor económico de la provincia charra, y a punto de arruinarla con el estallido de la burbuja inmobiliaria. Debemos construir la economía del futuro y Salamanca debe ser la ciudad de la investigación. El turismo es un gran invento, como decía el gran Paco Martínez Soria, pero todos los inventos terminan siempre obsoletos por algo más novedoso. Centrar todos los esfuerzos, única y exclusivamente, en el turismo es un craso error que pasará factura más pronto que tarde.
Fue también la semana de las primarias en el Partido Popular para elegir al sucesor o sucesora de Mariano Rajoy. Me inclino por lo primero, con Pablo Casado, pese a que la más votada fue Soraya Sáenz de Santamaría por un puñado de votos. Parece casi el título de una de las grandes películas del oeste, con Clint Eastwood bajo la dirección de Sergio Leone. Pero es que las primarias del PP han tenido todos esos ingredientes. Varios pistoleros (candidatos) que pugnan por un suculento botín (la presidencia), que van eliminando rivales uno a uno con todo tipo de artimañas (acusaciones de dosieres comprometedores, urnas sospechosas…) y disparan hasta por la espalda. Más que ‘La muerte tenía un precio’ es el poder tiene un precio, por el que pugnaban ‘El bueno, el feo y el malo’ (a ustedes les dejo que coloquen el calificativo a cada candidato y candidata).
En Salamanca ganó Soraya Sáenz de Santamaría. Más bien, barrió, duplicando votos a Casado y dejando a Cospedal con apenas medio centenar. Eso indica claramente que la cúpula charra del PP, pese a no mojarse durante la campaña, lo hizo el día de la votación. Ya son ustedes mayorcitos para que les explique cómo funciona un partido como el PP a la hora de votar a un candidato. Y digo que me inclino más por Pablo Casado como presidente porque los compromisarios (que son quienes al final decidirán en el congreso del 20 y 21 de julio) de los demás candidatos no quieren a Soraya al mando. Por tanto, más que elegir a un presidente se quiere evitar una presidenta.
En la primavera de 2015 pude entrevistar a Pablo Casado junto al Congreso de los Diputados en Madrid, por cierto, gracias a la mediación del diputado salmantino José Antonio Bermúdez de Castro, que siempre es una persona atenta con los de su tierra. Mientras llegábamos hasta la sala de la entrevista, nos cruzamos con un alto dirigente del PP, que dijo “éste es el futuro del partido”. Entonces Casado acababa de ser nombrado portavoz del comité de campaña para las elecciones municipales y autonómicas, meses después ya ascendería a vicesecretario general, ¿y ahora? En un par de semana saldremos de dudas, en las que todavía están inmersos los populares salmantinos. El jueves, día de la votación, los nervios eran palpables y por ejemplo en el Ayuntamiento no había un claro ganador. División de opiniones, como en los toros. Al menos de palabra, otra cosa es lo que después hiciera la mano al introducir el voto. Y mientras no hay presidente/a nacional todo el proceso de la designación de candidatos para 2019 está parado, y con ello crece la incertidumbre en todo el castillo que férreamente había construido el PP de Salamanca pero que por momentos parece sólo de naipes, a punto de derrumbarse.
Hablando de futuro, de momento se muestra difuminado en los otros dos grandes partidos. Ciudadanos parece noqueado tras la moción de censura, sin saber reaccionar, a la expectativa de quién lidera el PP y qué consecuencias tiene sobre su oposición al PSOE. El partido naranja está de Don Tancredo, esperando acontecimientos, pero si deja al PP revivir volverá a recuperar el espacio de centro derecha que estaba perdiendo a pasos agigantados. Y quitarle su porción de electorado a un PSOE en el Gobierno, por muchas meteduras de pata que meta, será muy complicado. Por su parte, Podemos parece inexistente en Salamanca desde la moción de censura. ¿Qué pasa con el partido morado? ¿Tendrá que ver este silencio con las disputas latentes con Ganemos? ¿O tal vez con que el candidato será impuesto una vez más por Madrid y para qué sacar en procesión a alguien que después quedará para vestir santos?
Éste es el futuro del partido. La frase me suena, porque ya por 2011 se la escuché a un dirigente del PSOE de Salamanca. Por aquel entonces debutaba en un pleno del Ayuntamiento un joven que llamó la atención por su oratoria y las formas de abordar los temas a tratar. Hablaba de la necesidad de bibliotecas en los barrios con la pasión que pudiera requerir un mismísimo discurso de toma de posesión de la presidencia del Gobierno. Y, al preguntar a un alto cargo socialista de dónde había salido, me contestó “éste es el futuro del partido”. Es José Luis Mateos, actual portavoz del Grupo Socialista en el Ayuntamiento de Salamanca y candidato a la Alcaldía en 2019.
El lunes estaba entre los asistentes a la toma de posesión de la nueva subdelegada del Gobierno en Salamanca, Encarnación Pérez, en un acto repleto de socialistas, porque como ya comenté en la contracrónica, en tierras charras las rosas han florecido en verano. Pero también las espinas, con presencia de agregados a la foto barata que sólo representan el pasado de un PSOE que debe desprenderse de una vez por todas de tanto chupóctero y palmero si quiere dar realmente una imagen de renovación. Porque si no será más de lo mismo, el melerismo 2.0, colocar a la camarilla en torno a un candidato, cumplir con las otras camarillas rivales colocando a alguien de su cuerda en las listas para que estén contentos y, ¡hala!, a vivir de la derrota durante cuatro años. Algunos en el PSOE charro lo llevan haciendo décadas…
Porque hay quienes siempre se creen más importantes de lo que realmente son. Es el caso de un concejal de pueblo, ya ni siquiera alcalde, que convocó a la prensa el pasado jueves con la hora a la que iba a votar en las primarias del PP, como si se creyera alguien importante en el partido, tanto o más que su presidente provincial, Javier Iglesias, o el autonómico, Alfonso Fernández Mañueco, los únicos autorizados para hacer declaraciones. Aunque él crea que sí, no es el futuro del partido. ¿Quién fue el ególatra en cuestión, que ya repite demasiado en estas lides? Pero ya saben, se dice el pecado, no el pecador. La próxima semana, les prometo más madera.