"La fuerza de la muerte"
No es para ponerse transcendente o casi filosófico, pero la muerte que es el fin de la vida invita a ello. Y no olvidemos la osmosis entre vivos y muertos hasta el extremo de que los muertos también tienen vida y siguen existiendo pues, como dijo Cicerón"La vida de los muertos permanece en el recuerdo de los vivos"
Y no son solo frases, más o menos brillantes, sino la forma de interpretar la estrecha vinculación entre dos etapas de nuestra vida o nuestra muerte. Ya que estamos viviendo y al mismo tiempo muriendo, aunque esto suene tétrico y trágico y alguien dirá: "toca madera".
Pero ¿qué pensar sino de tragedias como la de Afganistán o mucho más próximas como las pateras de emigrantes que huyen del hambre y la violencia?. Tanto en un caso como en otro, la tragedia no es inventada sino real y sos sobrecoge por su dimensión que parece no tener límites.
Ahora, se plantea una vez más la vigencia y aplicación efectiva, del derecho humano a emigrar del propio país reconocido en la Declaración Universal de 1948. Y si esto es así, ¿por sior qué no se arbitran medios para su efectividad?.
Se dirá que es la pregunta del millón. Pero no es a mi juicio por razones humanitarias, que también, por lo que hay que ayudar a estas personas, sino y esto es lo más importante, porque están ejerciendo un derecho humano y como y tal, la ONU, debería ampararlas con todos sus medios.
Algo, bastante, están haciendo países como el nuestro en el caso de Afganistán, sin embargo en el de los emigrantes de las pateras o saltando la valla en Ceuta o Melilla, ya es otro cantar. Aquí falta mucho camino por recorrer y la muerte se entrelaza en los cuerpos, muchas veces niños, de tantos infelices que quieren retardar el momento de pasar al recuerdo. Y que, aunque no lo sepan, están, además, en su legítimo derecho.