Las expresiones ‘español de América’ o ‘español americano’, acuñadas por los lingüistas para definir la lengua que se habla al otro lado del océano, cumplen una función didáctica, pero confunden sobre la realidad idiomática hispanoamericana, que se compone de un conjunto de variedades del castellano o español preñadas de ricos acentos y bellas locuciones locales.
En Colombia, la expresión ‘dar papaya’ es probablemente la más popular. Aunque se emplea con significados diversos, el más común es el de ser descuidado o imprudente, o sea, facilitar a otros, por despiste o ingenuidad, que te causen un perjuicio.
Eso es lo que piensan algunos en Castilla y León, que Luis Tudanca dio papaya a Javier Izquierdo al facilitarle en su día el acceso al cargo de delegado del Gobierno en Castilla y León. Pedro Sánchez se ha llevado ahora a Izquierdo a Madrid, aparentemente para rellenar el cargo rimbombante de la Secretaría de Acción Electoral del PSOE. Pero recelan que quizás hay una intención aviesa en el fondo: dotarlo de peso político nacional y facturarlo de nuevo a estos lares para disputarle a Tudanca y Mañueco la silla curul de la Junta.
Serenata contradictoria
En las tierras del Cid se viven tiempos confusos. Suena la serenata contradictoria de que habrá y no habrá adelanto de las elecciones autonómicas. Los hechos de los grandes partidos predican que sí. Alfonso Fernández Mañueco, que procura no dar papaya ni a extraños ni a propios, tiene el coche en permanente vigilia, aguardando en su puerta con el motor en marcha y el tanque empachado de gasolina. Su agenda diaria es vertiginosa, o sea, electoral, con actos de mañana y de tarde aquí y allá.
Luis Tudanca convalece en una campaña electoral perenne desde que Mañueco e Igea se conchabaron para birlarle la presidencia de la Junta. “Obtuve cinco escaños más que el PP”, repite incansable el burgalés, aventando en todos sus actos públicos el escamoteo miserable de Igea y Mañueco.
En Ciudadanos, el aire llega impregnado de perfume de flor de cuchillos. Parece que ya ha comenzado la lucha soterrada entre Paco Igea y David Castaño, el portavoz del grupo parlamentario, para encabezar la candidatura naranja a la Junta.
En la parroquia ciudadana doblan las campanas desde la huida repentina de Rivera. La única certeza es que el resultado electoral será una calamidad. Solo habrá restos, que no darán, claro, para que todos puedan disponer de un mínimo refrigerio en la mesa de lo público. De ahí, los codazos por copar las posiciones de salida.
Hambre de protagonismo
Los iniciados leen en el aire detalles sutiles. Intuyen hambre de protagonismo en las declaraciones bélicas de David Castaño sobre el presunto apoyo de algún procurador de Ciudadanos a una segunda moción de censura del PSOE contra Mañueco: “En Cs somos capaces de rociarnos antes con napalm”.
Viene a decir que no habrá guerra armado de una dialéctica vietnamita de bombas incendiarias y pistolas. Incluso lanza la amenaza numantina del suicidio colectivo y a lo bonzo de los once procuradores de Cs en las Cortes regionales.
Que hablen de uno, aunque sea bien, güey.