Se superó el momento electoral y la derecha no aprende, no sabe leer lo que los ciudadanos le hemos dicho, siguen en sus miedos, sus egoísmos y su mediocre visión pacata de la realidad.

El PP en ayuntamientos y comunidades en los que ha vencido está tratando peor a Vox que a la izquierda, continúa con el discurso de “extrema” y sin entender que Vox son sus hijos traicionados a los que debe de respetar, debe cuidar y tratar como lo que son, unos hijos doloridos por una actuación concreta de quien les obligó a irse de casa.
Comprendo que desde una óptica pueblerina o cateta el vencedor se engría y se sienta superior, pero ello sólo indica que ha conseguido un momento de gloria que se le hará amarga, pues nadie está dispuesto a soportar la vanidad ajena y, menos aún, quien fue parte de la familia.

El PP debe de comprender que sin Vox ni ahora, ni más adelante, será capaz de alcanzar el gobierno, que si son capaces de eliminar a Vox, como eliminaron a Cs, surgirá uno nuevo que lo sustituya, pues son millones los que se sienten abandonados por el PP y si siguen en esa dinámica sólo ahondan la herida.

Si el PP acoge a Vox como lo que es, si le respeta, si se olvida de consignas de “extrema”, si comprende que lo que quiere Vox es respetar los mismos principios o valores judeocristianos que conforman Europa y España desde posiciones democráticas y de una derecha moderna, quizás más ruda que la del PP, pero que son lo mismo, tarde o temprano serán uno y lucharán juntos.

Por su parte, Vox tiene que asumir que ser estribo no es ser jinete, que ser importante no significa ser vital o único, que las vanidades, los egos, los golpes de pecho o las expresiones deben de ser mesuradas, educadas, serias, solventes y sin histrionismos le irá mejor, que son ellos mismos los que deben de huir de aparecer como “extrema” y no gozar, como en su momento se ha hecho, de tal denominación que, como me decía un altísimo dirigente “es una cuestión estratégica”, pues mira dónde nos lleva tu estrategia, bobo de baba.

Vox tiene la obligación, la necesidad, la exigencia social de transversalizar su discurso (siempre me criticaron dentro esta exigencia) y, sobre todo, acomodar a las necesidades y gustos sociales el modo de discursar, que se puede ir contra la ley de violencia de género, que es una barbaridad jurídica y social, pero estar siempre del lado de la víctima; que se puede defender España y la bandera, sin expulsar de ella al que no piensa como tú; que se puede luchar contra la inmigración ilegal y ayudar al náufrago que lo necesita; que se puede estar contra la manipulación y chiringuitos LGTBI, y apoyar, ayudar y estar del lado del homosexual víctima de la intransigencia; que se puede estar frente a los chiringuitos políticos, sin necesidad de montar los propios que puedan llegar a sustituir a los existentes; que se tiene que acudir a la política a servir y demostrar que se pueden hacer las cosas de otra manera y no a aprovecharte de lo que otros hicieron cumpliendo sus compromisos para después perseguirlos, o mimetizarte con lo que hacen el resto de partidos, hay que servir y no servirse.

Tú PP, aún habiendo obtenido mayorías absolutas en comunidades y ayuntamientos, debéis respetar y hacer respetar a los de Vox, darles la oportunidad de demostrar que sirven, que os ayudan, que quieren hacer otra política que no necesariamente es incompatible con la vuestra, que es la que ellos deben de respetar, asumir y defender, pues sois los vencedores; pero ambos, juntos, sin soberbias, con cooperación, coordinación y seriedad trabajar en el pueblo, la ciudad, la comunidad para, más pronto que tarde, alcanzar España, que es vuestra única obligación y lo que afirmáis, ambos, defender por encima de todo.

Demostradlo, os lo reclamamos los “perritos sin alma” y si no lo hacéis os lo demandaremos.

Ahora toca que el PP se haga líder, con Vox, frente a Sánchez y que Vox no tenga dudas en apoyar al PP, no es el momento de quítame unas pajas, sino de aunar los esfuerzos contra el riesgo de España, si España es lo único importante, todos juntos asumamos los errores, aunemos los esfuerzos y coordinemos las estrategias para dejar a Sánchez frente al espejo y que sean los españoles los que le dejen en la calle.