Una pareja es la unión de dos personas en una conjunción de voluntades, en un consenso sobre la construcción de un futuro común, en la que se puede pactar todo tipo de situaciones, contextos y objetivos. Así, puede ser una pareja abierta o cerrada, que desea el desarrollo de un modelo familiar u otro, construir una unidad u otra, pero siempre bajo la anuencia y aprobación de los componentes. Son bicicletas que negocian una unidad desde su diferencia.
 
El matrimonio civil no es más que un contrato en el que se explicitan esas voluntades, se da forma pública al mismo, se publica la construcción de una unidad de destino común que desea ser reconocida como tal, con las ventajas y derechos públicos que dicha situación tiene anejas jurídicamente como modelo de construcción social.
 
Son bicicletas que se unen y conforman un tándem para pedalear juntos en una misma dirección.
 
Cualquier cambio, transformación o modificación de los consensos alcanzados por las partes requiere de la revisión pacífica, negociada y aceptada por ambos, pues de otro modo deja de ser una unidad de destino para convertirse en la imposición de uno sobre otro y pervertir la situación pacífica de unión en una imposición, más o menos violenta, lo que puede generar distorsiones en la relación de pareja y, si las transformaciones son importantes y/o profundas, llegar a producir la ruptura o quiebra de la misma. Roto en tándem, cada bicicleta continúa su pedalear de forma independiente.
 
La Constitución no es más que el "contrato marital" conformado por el consenso alcanzado por el conjunto de la sociedad sobre la base de unos principios, en nuestro caso el Estado democrático, social y de Derecho, es decir, sometido al imperio de la Ley, la división de poderes y el control ciudadano del poder político, que se desarrolla de acuerdo con el articulado de la Carta Magna, imponiendo a las partes el desarrollo de los acuerdos alcanzados.
 
Somos bicicletas, territorios con diferentes sensibilidades culturales que han conformado un tándem centenario que pedalea en pos de un destino o futuro, con un pasado y presente común.
 
Dentro de la Constitución caben diversas interpretaciones, puede modificarse, alterarse y cambiarse sobre la base de los modelos formales que se acuerdan y construyendo nuevos consensos que permitan o bien el mantenimiento de la misma o la ruptura y construcción de nuevas estructuras y voluntades, para lo que tanto en la pareja, como en el Estado, se requiere de la presentación de ese nuevo proyecto, la negociación y acuerdo entre las partes, la voluntad de cambio y la formalización del mismo, dentro de unos cauces preestablecidos, pues de otro modo vuelve a ser una imposición cruel en la que una de las partes pierde el valor de iguales para conceder, al que impone su criterio, un valor superior y el sometido no deja de ser un súbdito, vasallo o feudatario, con lo que ello implica de pérdida de libertad y dignidad.
 
Si en la pareja, por ejemplo, una parte unilateralmente decide tener una pareja abierta y la otra no lo acepta, sólo cabe la ruptura o el sometimiento en el que pierde la dignidad el sometido. De igual modo, si en el Estado, una parte decide cambiar las reglas de juego y reconocer el derecho a la segregación de su terruño, la impunidad de sus delincuentes y la construcción de un nuevo Estado que parasita al existente, la única posibilidad es o la imposición del pactos o la ruptura constitucional.
 
Cuando una bicicleta se desgaja del tándem destroza todo el conjunto.
 
Que el Estado se plantee la posibilidad de conceder la amnistía y el sometimiento a un referéndum secesionista es una ruptura del consenso constitucional que precisa de los trámites, formas y modelos que la propia constitución establece para su modificación, alteración o cambio, de forma que todo aquello que no cumpla escrupulosamente lo establecido o busque una "puerta de atrás" deja de ser una acción democrática para convertirse en una ruptura constitucional totalitaria, despreciativa del soberano constitucional, que es el pueblo español y, por tanto, los que lo exigen y los que están dispuestos a concederlo, no son más que dictadores de medio pelo, indignos de ocupar el liderazgo que se irrogan y carentes de moralidad y que, si se empeñan en no cumplir la Ley, deberán de sufrir los perjuicios que en ella se establecen.
 
Respeta a tu pareja, respeta los acuerdos, respeta al que tienes enfrente y respeta la dignidad de las personas, respeta la constitución y la Ley, pues si no lo haces la movilización civil, la norma, las instituciones, la Justicia, habrán de funcionar y dejar claro que no eres más que un mal nacido.