El fin de año se aproximaba y con él, llegaba el momento de reunirse con amigos para celebrar, compartir risas, emociones y fortalecer lazos de la ahora tan cara amistad. En medio de esta festividad, las melodías más populares del cancionero tradicional español, primero en la Taberna Dionisos con la tuna salmantina y Eusebio Mayalde, y las rumbas y sevillanas aderezadas con otros ritmos, ya en la medianoche en la Escuela de Baile Clara, se convirtieron en la banda sonora perfecta para esta ocasión especial, haciendo que cada compás fuera una invitación a la alegría, al baile y a la felicidad compartida.
Una despedida de año entre amigos es una oportunidad para reflexionar sobre los momentos compartidos, celebrar los logros y fortalecer los lazos de amistad. Puede ser una velada, o dos, llena de risas, anécdotas, juegos y, sobre todo, gratitud por el apoyo y la compañía brindados durante el año. Es un momento perfecto para expresar buenos deseos, de verdad, y comenzar el nuevo año con alegría y optimismo desde la perspectiva de la honradez entre las personas.
Una tarde y noche iluminadas por la risa y la camaradería, fueron puntos álgidos para celebrar un momento especial. La fiesta comenzó en la Taberna Dionisos, cada uno de los presentes atrayendo consigo su energía única. El local se llenó de sonrisas y saludos, mientras la música popular de la tuna salmantina, aderezada por la destreza musical sin parangón en estos eventos de Eusebio Mayalde, que lo mismo vestía un santo como atizaba la lumbre de los viejos recuerdos, creaban el telón de fondo perfecto para una tarde llena de alegría. ¡Cómo no! No pudo faltar la excepción, siempre, de Eusebio interpretando las canciones picaronas de Villarino a ritmo de caldero, que le supieron cantar y transmitir mujeres entrañables como Encarna 'la Petaca'. Es 'La Rabiosa', entre otras muchas.
De por medio, el aroma tentador del vino Winner de Villarino, que Eusebio escuchaba y le hacía magia para recitar esos brindis tan propios, sugerentes y picantones. La buena comida casera, como las chichas y las carnes, llenó el pequeño rincón de la barra, donde Carlos, Paco, Maribel y Raúl, y dos tunos muy tunantes, invitaban a todos a disfrutar de una cita fin de año compartida y espectacular.
A medida que la noche hacía su entrada, el sentimiento de gratitud y alegría perduraba en cada abrazo de despedida. Los recuerdos de esta fiesta quedaron grabados en la memoria de todos. Esta fiesta entre amigos no solo fue una celebración, sino un recordatorio de la importancia de cultivar y valorar las relaciones cercanas. Los momentos compartidos se convirtieron en tesoros que perdurarán en el tiempo, recordándoles a todos la dicha de tener amigos cercanos.
La cuenta atrás
Y en el reloj de antaño, como de año en año
Cinco minutos más para la cuenta atrás
Hacemos el balance de lo bueno y malo
Cinco minutos antes de la cuenta atrás.
Tronaban más que sonaban los dichosos petardos en la plaza de Carmelitas. Alguien tendrá que poner coto a esta absurda, inaguantable y perversa no diversión. Ya pasaba algo más de una hora de la medianoche del 1 de enero, cuando se abrieron las puertas de los salones de baile de Clara, en la tranquila calle Asturias, para comenzar, esta sí, una entrañable fiesta de fin de año, o mejor, de nuevo año.
Muchos son los llamados, pero pocos los elegidos, por suerte, para hacer una fiesta entrañable, emotiva, entre amigos, como ese álbum de Aute. Que, hace 40 años, el 4 de marzo de 1983, se grabó el exitoso disco en directo, que cambió la carrera de Luis Eduardo Aute y que, además, inauguró el modelo de álbum con invitados.
No eran momentos para cantautores, salvando la mejor rumbita de los últimos tiempos, '19 días y 500 noches' del maestro Sabina. Las rumbas y sevillanas, con sus ritmos vibrantes y alegres melodías, despertaban la pasión por el baile y la conexión entre todos. También se bailó la salsa cubana, el son de Santiago de Cuba, al ritmo de Rodolfo. Eran melodías pegajosas y movimientos llenos de energía que creaban un ambiente único, donde cada palmeo y cada zapateado y cada paso se convertían en una expresión de emoción. Porque, nadie lo dude, rumbas, sevillanas, son y merengue son canciones alegres y llenas de ritmo que suelen transmitir emociones positivas.
Que la vida siga rumbera,
con el ritmo en cada amanecer,
vamos todos con alegría,
celebrando hasta el amanecer.
La magia de estas celebraciones radica en la unión de personas, en la risa contagiosa que se expande entre conversaciones, y en el compartir de momentos especiales. Los compases de las rumbas, sevillanas y merengues son el pretexto perfecto para dejar fluir la alegría y disfrutar del baile en compañía.
¡Claro! La Fiesta de Nochevieja puede ser una explosión de ritmos diversos. El flamenco y las sevillanas pueden añadir ese toque pasional y folclórico, mientras que el merengue aporta alegría y movimiento. La combinación de estas músicas y bailes crea una atmósfera festiva y llena de energía, ideal para disfrutar en una noche tan especial como la Nochevieja.
El cambio de año es una de las festividades más universales y emocionantes que se celebra en todo el mundo. Nochevieja, también conocida como la víspera de Año Nuevo, es una ocasión especial, que marca el cierre de un año y da la bienvenida a otro lleno de esperanzas, nuevos comienzos y tradiciones arraigadas en diversas sociedades.
Nochevieja es una celebración que trasciende fronteras y culturas, una oportunidad para reflexionar sobre los logros y desafíos del año que termina, y para hacer planes y establecer metas para el próximo. Esta noche se vive con alegría y optimismo, con fiestas vibrantes, reuniones sociales, y símbolos tradicionales que buscan atraer la buena suerte y el éxito para el año venidero.
Y, para rematar, en La Alberca el día de Año Nuevo. Todo un paseo por las entrañas del pueblo serrano, más allá de la iluminación de Ferrero Rocher, que se ha convertido en reclamo para decenas de miles de personas que, durante estas fechas festivas, convierten a La Alberca en un continuo ir y venir, donde, en muchas ocasiones, es casi imposible caminar. Merece la pena la visita, porque es 'otra' Alberca, pero también es menester mirar más allá de las lucecitas que brillan en sus fachadas y penden de sus cielos.
La Alberca es mucho más, que merece la pena conocer. Sus gentes, sus tradiciones, su gastronomía, su historia... sus artesanos, tanto del cuero como del dulce, como la amiga Mariluz, insignia de este pueblo con su chocolate y turrón albercano, y sus dulces y almendras. Mariluz es la fina estampa de La Alberca.
Que cada fiesta y viaje, como los vividos este final y entrada de año, sean una oportunidad para crear momentos memorables, y dejar una huella de alegría en la memoria de todos los que las viven.
¡A celebrar la vida y las ocasiones especiales con alegría y entusiasmo!