Cada vez que voy a hacer la compra y veo la facilidad con la que se venden las bolsas de plástico para transportar lo adquirido me doy cuenta de lo inútil que es predicar sobre el impacto que el cambio climático tiene en la tierra y lo ajenos que vivimos a esta problemática. Creo que el gesto de adquirir las bolsas es la mayor evidencia de lo poco concienciados que estamos de lo que significa nuestro estilo de vida.
Una práctica tan sencilla como llevar nuestras propias bolsas se practica escasamente. Quizás son las personas mayores quienes más costumbre tienen de llevarlas y no es tanto por lo que significa en la reducción del consumo de plástico, sino porque tienen esta práctica interiorizada y que se remonta al pasado, cuando no proliferaban las bolsas por doquier.
Foro de Davos
Recientemente se celebraba el Foro de Davos, que trata sobre las grandes cuestiones económicas que afectan al mundo y en el que participan las compañías más importantes del mundo, y donde también acuden instituciones y representantes de Gobiernos.
En los últimos años en este Foro se había tratado el calentamiento global, pero en los últimos dos años no ha sido así. Este último ha sido la inteligencia artificial, la crisis en Oriente Medio y la posible presidencia de Trump, los asuntos que han ocupado a los más poderosos del mundo.
Al final han sido las cuestiones que tienen un efecto a más corto plazo las que han ocupado sus análisis y debates. No parece que los temas de largo recorrido le importen mucho a los directivos de las grandes compañías. Es la misma tónica que centra las cuestiones que ocupan a los Gobiernos de los países. A los políticos también los ocupan y preocupan los temas de corto plazo.
Cumbre del Clima
Solo tenemos que ver lo que paso en la Cumbre del Clima celebrada en diciembre pasado en Dubái (COP28)en la que conocieron el resultado de la revisión científica más exhaustiva del mundo sobre los puntos de inflexión a los que nos está conduciendo la crisis climática.
Este informe ha sido elaborado por más de 200 investigadores de alrededor de un centenar de organizaciones de 26 países diferentes, el informe Global Tipping Points (Report 2023) ha sido coordinado por la Universidad de Exeter, en Inglaterra y ha contado con el apoyo financiero del Bezos Earth Found y representa la evaluación más completa que se ha realizado sobre los niveles de riesgo a los que nos veremos expuestos si superamos determinados umbrales.
Se analiza el efecto que tendría la denominada corriente del golfo, que se inicia en el golfo de México y rodea la costa este de los EE. UU., avanzando hacia el Atlántico y llegando a Europa, y como un inmenso río de agua caliente atempera nuestro clima.
Esta corriente de agua que modela nuestro clima se está ralentizando año tras año hasta el punto de que si las aguas del Atlántico se siguen recalentando y el hielo del ártico se sigue fundiendo puede llegar a colapsar. Eso provocaría un rápido enfriamiento de las temperaturas medias en España y en el resto de Europa. Cada verano es más caluroso que el anterior. El verano de 2023 ha sido el más caluroso desde que hay registros que comenzaron en 1850. La temperatura subió 1,48 ºC de media con respecto a antes del inicio de la Revolución Industrial. Este aumento se acerca peligrosamente al límite que según los científicos no deberíamos de superar.
Este informe refiere como todas las consecuencias del calentamiento global están avanzando más deprisa de lo que se pensaba hace unos años.
Los humanos hemos aumentado las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono en más de un tercio desde la revolución industrial, estos cambios antes se producían en el transcurso de miles de años pero ahora se están produciendo en tan solo décadas.
Esto está provocando que algunos seres vivos no son capaces de adaptarse, de hecho, de las cinco colonias de pingüino emperador existentes en la Antártida, todas menos una experimentaron un fracaso total en su reproducción debido a la pérdida de hielo marino.
El Mediterráneo es un punto de especial incidencia del calentamiento. España se sitúa como uno de los países que está en el epicentro de las consecuencias que la emisión de gases a la atmósfera tiene para todos los ámbitos de nuestra vida. El riesgo de desertificación de nuestros suelos avanza de manera peligrosa, ya tenemos un alto porcentaje de suelos que han perdido su fertilidad y la progresión en los próximos años continúa. Vemos cómo la vendimia se ha adelantado, como otros cultivos están sufriendo cambios muy importantes. También vemos cómo las plagas y enfermedades en el campo se afianzan y la lucha contra las mismas no es acometida por las Instituciones europeas, más bien al contrario: se prohíbe el uso de productos fitosanitarios y no se sustituyen por otros.
El cambio climático también está afectando a la salud, cada vez conocemos más enfermedades respiratorias, alergias y enfermedades raras de etiología desconocida.
Las predicciones para los próximos años señalan que el nivel del mar se incrementará tres metros en los próximos años, ciudades como Málaga, La Coruña, Santander o Valencia desparecerían. Estos efectos s los que me he referido por señalar solo algunos pero la realidad es que todas las esferas de nuestra vida en la tierra se verán afectados.
Gobernanza global
No parece que estemos muy preocupados, pero fundamentalmente creo que son las instituciones y los gobiernos quienes deben de asumir la responsabilidad de conducir el futuro de nuestros países por el rumbo adecuado, el que garantice la pervivencia de nuestros sistemas de vida y sobre todo de la especie humana. Necesitamos una acción responsable y un modelo de gobernanza global que asuma de una vez por todas el compromiso de adoptar las medidas que puedan frenar el calentamiento global. De manera decidida el abandono de los combustibles fósiles debería de ser nuestro principal objetivo. Pero creo que esto es como el Guadiana, aparece y desaparece solo en función de las grandes cumbres o reuniones, donde todo tiene más un aspecto de posado o paripé que se ventila y resuelve con la misma velocidad a la que asistimos actualmente a cualquier otro acontecimiento.
Por abrir una puerta a la esperanza, simplemente señalar que aún estamos a tiempo de adoptar medidas y debería de ser la presión social la que exigiera a la clase política su adopción para frenar lo que a todas luces cada vez nos está generando más consecuencias graves en la vida en nuestro planeta.