Estos días es inquietante la ofensiva ucraniana en territorio ruso. Les está saliendo según parece a pedir de boca, a no ser que sea una trampa para atrapar a la mayor cantidad de combatientes ucranianos. Rusia sabe ganar en Kursk. Combatientes españoles que estuvieron allí durante la II Guerra Mundial dijeron haber estado en el infierno y regresado. Las alianzas que se están fraguando estos días no auguran nada bueno en unas semanas. De momento toca acumular suministros y efectivos.
La España vaciada es una vez más enemiga de sí misma. Sin ir más lejos Salamanca y su alfoz soportan este verano como nunca lo insoportable por las noches con los olores de una fabrica de procesamiento de grasas y despojos animales, que obligan a cerrar las ventanas con este calor a muchos de sus habitantes y a pasar calor. Las autoridades callan desde hace años. Los olores no hay que olvidar, para los que no lo saben, que son partículas sólidas que se pegan en nuestra nariz para olerlas. En esta ocasión son partículas de cadáveres animales que pasan al organismo de los sufridos ciudadanos. El Ayuntamiento de Salamanca ha denunciado.
Otro ejemplo más primario, es la del alcalde del pueblo de al lado que limpia su cebadero en día de la fiesta del pueblo para que los madrileños puedan degustar la paella el día de la fiesta acompañados de olor a boñiga. A lo que hay que añadir que se puede estropear el día de la fiesta la cloradora del depósito sin que la empresa responsable diga a los vecinos cuando estará reparada. Todo por el bien del turismo interior y sus habitantes. El protagonista del estiércol, con el corral en el centro del pueblo, comió paella también, Dios confunda. El caciquismo vacía.
Así nos va y tiramos para adelante, aunque los del Foro Económico Mundial, fake o no, predicen que más de seis mil millones de personas morirán en 2025. Es como la declaración de los mozos de escuadra de que confundieron el modelo de coche en el que viajaba Puigdemont, cuando llevaba la foto del coche colgada en las redes sociales todo el día. Es matemáticamente imposible querer multiplicar la riqueza dividiéndola. Aunque hasta para eso toca trabajar. Los chinos lo han tenido muy claro al hacerse ricos abandonando completamente el socialismo. Con el capitalismo sacaron a ochocientos millones de la pobreza, por esa decisión ha bajado mucho la pobreza en el mundo. China, India, Indonesia y Vietnam entre otros han liberalizado sus economías y multiplicado la riqueza.
Apuñalar o robar a alguien y aparecer en la lista del rancho sirve de coartada. En el mundo y cerca de casa pasa que hay muchos Calígulas o Nerones o la mezcla de ambos. Enfermos narcisistas, con los mismos problemas que los claudios que tan pronto nombran cónsul a su caballo, sacan una carretilla de estiércol, ponen a inadaptados en pueblos donde se dejaba la puerta abierta, o incendian el país por capricho o para poner energías renovables. Sowell reflexionaba sobre la evolución de la envidia la cual ha sido siempre uno de los siete pecados capitales, antes de que ahora se la considere una de las virtudes más admiradas bajo su nueva denominación de "justicia social". Ahí estamos ahora con el capote a ver si entramos al engaño. De momento dentro de poco habrá que pedir perdón a los que echan cebolla a la tortilla de patatas, a los ciclistas, a los que pasean al gato con correa, y al mundo entero antes de poder escribir unas líneas. Hoy he pedido perdón a unas piedras por tirarlas dando revotes a la lámina de una charca. Mañana Dios dirá.