Hablar con la administración es como hablar con una pared. La administración es sorda. Se le ha ido poniendo la piel dura porque el ciudadano cada vez le importa menos. A la administración le interesa la administración. Con los hombres no acabarán las máquinas, como en 'Terminator', sino la administración. La administración es fría, decidida, silenciosa y si le debes un sólo euro, nunca duerme.
Pienso en la administración como otros piensan en el Imperio Romano. Nunca hubo tanta España conquistada, no queda ni una sola esquina a la que no llegue la administración. Y es implacable. La administración es el único imperio que durará mil años. En Roma se puede leer todavía en cada esquina eso de "SPQR", aquí el pueblo pone dinero para construirle cada vez edificios más grandes a la Agencia Tributaria. Mausoleos que dentro de no muchos siglos desconcertarán a quien los mire: "Trataban mejor a sus burócratas de lo que se trataban a ellos mismos".
Cuenta un amigo funcionario el día que bajó de planta en su edificio para conseguir un certificado que llevaba semanas esperando en su puesto de trabajo para un expediente. Y cómo un funcionario de la planta en cuestión le dijo que no podía hacer nada, que aquello era imposible. "Tendrá que esperar", concluyó. "Bueno, pues ya me lo enviará al tercer piso cuando se pueda..." Pero hombre, exclamó el otro, "haber empezado diciendo que eras de la casa". Y salió de allí con el papel imposible de conseguir. ¡Viva la nueva burguesía!
Esta semana anunció Mañueco que se prorrogarán los presupuestos de Castilla y León para el próximo curso. ¡No hubo sorpresa en Las Gaunas! Tras dos meses dándole vueltas al tema en todas las tertulias y en todos los periódicos y en todos los corrillos políticos, se zanjó por el único lugar que se puede resolver cuando es matemáticamente inviable cualquier otro resultado. Eso sí, en Castilla y León no ha habido otra cosa más que presupuestos –para que al final no haya presupuestos en la administración regional– los últimos dos meses. Porque la administración tiene sus tiempos. Y sus tiempos exigen que aunque se acabe el mundo, se lo tomen con calma diciendo que habrá presupuestos cuando ellos mismos son conscientes de que no.
Pero es que a la administración sólo le importa la administración. Y si usted tiene prisa para que alguna institución pública le haga caso: métase a funcionario.