ronda adegas 2017 atenor (30)

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Portugal

Circuito de gastronomía típica y fiesta en la Ronda das Adegas de Atenor

17 junio, 2017 05:59

La Ronda das Adegas, que fue inaugurada esta tarde por el presidente de la Câmara Municipal de Miranda do Douro, Artur Nunes, junto al presidente de la Junta de Freguesías de Sendim, José Almendra, y el alcalde de Atenor, es el ejemplo más convincente de poner en valor el patrimonio arquitectónico y la sabiduría local. Este fin de semana, del 16 al 18 de junio, la aldea de Atenor (Sendim – Miranda do Douro) organiza un recorrido por la artesanía tradicional, la gastronomía típica y la música popular. Música, mucha animación por las calles durante los tres días, con sones tradicionales y también marcados con ritmos modernos.

El viajero no conocía de esta actividad hasta la edición del pasado año -va camino de su séptima edición-, cuando se preguntaba qué será eso de la ronda das adegas (ronda de las bodegas). El resultado fue maravilloso, como maravilloso es este reino del Planalto Mirandés (Tras os Montes). Espacios mágicos, gente simpática y acogedora, ambiente fantástico, gastronomía maravillosa, animación constante… y el encuentro con la ancestralidad rural transmontana.

Este fin de semana, del 16 al 18 de junio, la aldea de Atenor (Sendim – Miranda do Douro) organiza un recorrido por la artesanía tradicional, la gastronomía típica y la música popular. Son tres días de mucha diversión –más de 5.000 personas podrían visitar -con referencia a las cifras de la pasada edición- un pueblo que no llega a 150 habitantes-. Es el contacto directo con la cultura local, con los artesanos que demuestran las labores tradicionales, con la gastronomía –sopas da Cegada, bacalao a la brasa, cordeiro, jabali, Peixinhos do Rio, Bruschetta de Alheira, Febras, Ratinhos, Sangria, charavanada, tapas de presunto e queijo, tosta de febra-, y, a lo que va el viajero, a disfrutar de una oportunidad única de vivir una experiencia auténtica con la cultura popular de la Terra Fria Transmontana y, de paso, con los amigos.

El viaje a Tras os Montes

El viajero abandona la ciudad del Tormes, a eso de la mediodía española de este sábado de auténtico fuego -la temperatura del coche marca 40ºC-, para desplazarse hasta Atenor y participar en la Ronda das Adegas. Eso sí, no sin antes parar en Sendim para compartir café en O Passareiro -ese bar, con sabor a cantina y lugar de encuentro entre generaciones-.

Cuando llega, entrada la tarde y con el acompañamiento de Mario Correia, el movimiento por las calles de la aldea aún es escaso. Eso sí, existe una agradable niebla de humo de asados. Toma una caneca –vasos de cerámica para uso generalizado- de fresca limonada y comienza la visita con el acompañamiento de los simpáticos amigos. Un grupo de gaiteros anima la calle con esos ritmos festivos que solo la gaita de foles sabe dar… Entra en la primera puerta que encuentra abierta y allí se topa con un perfecto museo rural que expone todo lo que a mano se encuentra–y aún existe- en una casa del Planalto Mirandés. Es un corral donde dos mujeres transmontanas hacen punto, cestos o cardan la lana. La cocina era el mayor exponente de una casa rural de ‘ricos’ en esta tierra. Es la casa del Tiu Pedro…

La segunda parada es en la tienda del pan, en el horno de la Ti Laurentina. El viajero llega al mismo tiempo que sale una hornada, y qué bien que huelen. El alto siguiente es en una bodega, en la rua dos Lagares, sí, en esas calles donde antaño se hacía vino y aceite. Ahora, como entonces, el viajero hace probaturas de vino, queso, aceitunas, chorizo, pimientos en vinagre y pan. La tarde/noche promete. El viajero estaba con Jose Almendra, presidente da Junta de Sendim. Van llegando personas conocidas y la conversación se anima, mientras el trajín por las empinadas calles empedradas de Atenor ya es una marabunta… En esto aparecen los Pauliteiros de Pôvoa que animan, danzan y son aplaudidos. Bebe algunos vasos para acompañar el sabor de los pequeños petiscos, y recuerda algunos de los lugares donde había confluido con los presentes. Es interesante comprobar cómo las bodegas son locales propicios para conversar. El viajero estuvo en la Adega do Tiu Mário y también en la de Tiu Marina.

O jantar, el momento cumbre

A la hora de la cena –o jantar en Portugal es sobre las siete de la tarde- ya está toda la aldea tan llena que no cabe ni un alfiler. El viajero tiene mesa -amplia- con la comitiva oficial. Es el javalí, el cordero asado, el bacalao asado y el vino blanco fresco que anima a matar el calor sofocante. El olor a asados, tanto de carne como de alheiras y chorizos, envuelve toda la aldea. Música en cada rincón, de gaita de foles y cajas y bombos, y también de metales y el Quinteto Reis y Trasga…

Da gusto ver las aldeas animadas, sin complejos ni tópicos enseñando su tradición innovada, atrayendo a las nuevas generaciones a que acaben por apasionarse de la ancestralidad que aún anida en el Planalto y, sobre todo, por su estilo de vida. Felicitaciones.

La noche continúa con la fiesta hasta bien entrada la madrugada, pero el viajero pone rumbo a la ciudad del Tormes. El tiempo pasa rápidamente. En el camino, hizo un alto en Sendim para tomar café en O Passareiro -junto A Gabriela- con Mario y Altino que se prolongó largo a la fresca de la noche. Cruza el Duero y la olvidada frontera con la idea de que el mundo rural tiene vida y futuro cuando se programan actividades que, sin dejar de lado la cultura popular, atraen a los más jóvenes. Y la Ronda das Adegas es el ejemplo más convincente de poner en valor el patrimonio arquitectónico y la sabiduría local, cachis!

FOTOS LUIS FALCÃO