Por Miranda, 'las campanas y el pendón, del pueblo son'
Pendones al viento por las calles y plazas de Miranda do Douro. El pendón levantado es el símbolo de la unidad religiosa, administrativa, social o militar. Y todo ello converge en el ya consolidado y aclamado Desfile de Pendones de Miranda do Douro. La concentración, aunque también exaltación conjunta de los pendones de la Tierra de Miranda y del Reino de León -León y las comarcas zamoras de Sayago y Aliste- se ha convertido en una verdadera manifestación y exaltación de las insignias milenarias utilizadas en las Tierras de León.
Miranda do Douro conmemora este martes, 10 de julio, los 472 años del nacimiento de la ciudad. Durante esta jornada, en el ámbito de las conmemoraciones y hasta el día 16 de julio tendrán lugar diversas actividades que tienen como tema central la cultura y la tradición de la Tierra de Miranda, todo ello organizado por la Cámara Municipal de Miranda do Douro, que preside Artur Nunes, quien estuvo acompañado por un coronel del Ejército y el estandarte militar.
Este sábado llamó la atención el desfile de pendones. Los pendones son estandartes o banderas de grandes dimensiones, usados en el ámbito civil, religioso y militar. En el pasado eran portados en prácticamente todo el Reino de León aunque, ahora, salvo excepciones, su principal lugar de celebración tiene lugar en las comarcas zamoranas de Aliste y Sayago, y en la provincia de León, aunque, no es menos cierto, que pendones existen en prácticamente todos los pueblos de Castilla y León, aunque su uso haya quedado relegado a ciertas fechas de carácter religioso, como las procesiones del Patrón, Corpus Christi o las respectivas romerías. O, cuando no, de reliquia religiosa en las frías sacristías.
Según los estudiois, los pendones existentes en las poblaciones de todo el territorio del antiguo Reino de León, del cual la Terra de Miranda era parte integrante, tenían su origen en los pendones militares medievales que guiaron a la reconquista cristiana de la Península Ibérica, los cuales, al perder su función bélica, habrían sido incorporados por la Iglesia e integrados en los rituales religiosos y así han llegado hasta nuestros días.