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Región

Antonio Otero: "Cuando los españoles aplaudimos siempre lo hacemos contra alguien"

3 diciembre, 2017 19:16

Hablar con Antonio Otero (Cangas de Narcea, 1957) es comprender lo orgulloso que se siente un asturiano que ha ido fraguando su vida en tierras vallisoletanas, pues, como bien dice, ‹‹desde Asturias, tierra de montañas y gente noble, a tierra llana también de personas nobles››. Estudió medicina en Valladolid y actualmente preside el Colegio de Médicos de esta ciudad, aunque de todos los reconocimientos profesionales, uno de los que más valora es el de haber sido elegido pregonero de las fiestas del barrio la Victoria en 1998.

Este asturiano de nacimiento, pero vallisoletano de corazón, ve con preocupación la forma de cómo se ha de configurar el Estado, las relaciones de las Comunidades Autónomas entre sí y de estas con el Estado, pues ‹‹creo que los españoles pocas veces hemos resuelto bien este tipo de problemas, nos falta cabeza y nos sobran tripas, confío en que haya políticos con altura de miras que sean capaces de generar un escenario en que ceder en algo no sea considerado una cobardía y defender numantinamente una posición no sea un mérito para sacar pecho. Alguna vez digo que cuando los españoles aplaudimos siempre lo hacemos contra alguien, ahora tengo la misma percepción cuando sacamos y agitamos las banderas, siempre contra algo o alguien. Ojalá alguna vez superemos esa manera de enfrentarnos a las cosas››.

Saúl N. Amado.

Viendo la opinión de Antonio sobre el panorama social, me atrevo a preguntarle sobre la situación sanitaria que poseemos en nuestro país. ‹‹La sanidad  necesita también políticos inteligentes y organizaciones generosas, me refiero a los colegios profesionales, sociedades científicas, sindicatos y asociaciones de pacientes, para ser capaces de acordar, entre todos, cómo queremos que sea nuestro Sistema Nacional de Salud››. Pero si algo hay que destacar y no dejar al margen, a juicio del médico, son la financiación a través de impuestos y Presupuestos Generales del Estado, así como la cobertura universal, es decir, salud pública para todos. ‹‹Es absolutamente necesario introducir reformas, algunas de mayor calado que otras, y aumentar el presupuesto que se dedica a Sanidad. No debemos desperdiciar el gran patrimonio de todos que es nuestro sistema sanitario››.

Y hablando a menor escala, como es en Valladolid, me pregunto sobre qué ventajas tenemos que convienen tener en cuenta. ‹‹Afirmo que tenemos equipos de médicos, enfermeras y otros profesionales sanitarios del más alto nivel, así como hospitales y centros de salud con profesionales y recursos muy buenos››. Lo sé, Antonio, pero imagino que no será oro todo lo que reluce. ‹‹Cierto, no puedo obviar alguna particularidad que considero necesario denunciar: las obras del Hospital Clínico están tardando demasiado en acabarse. La mitad de la población de Valladolid y de otras provincias que tienen este hospital como referencia para determinadas especialidades no deben sufrir por más tiempo ciertas incomodidades, y no me vale en este caso la disculpa de la crisis económica. A pesar de ello, me tranquiliza saber que la  calidad de cuidados que los profesionales prestan y los resultados que se obtienen hacen que esas incomodidades no adquieran excesiva importancia››. Es de agradecer, y el lector estará conmigo, que el máximo representante de los médicos vallisoletanos comparta esta visión con el ciudadano, pues, al fin y al cabo, todos somos vecinos y los problemas son comunes.

Metiéndome en el otro terreno, le pregunto por “el otro tipo de sanidad”: ‹‹No debo olvidar que hay un número no despreciable de personas que eligen la medicina privada como mutualidad o como doble cobertura. Me consta que los tres Hospitales privados de Valladolid hacen esfuerzos cada día, como todos, para mejorar la atención que prestan a sus pacientes››.

Por todo lo comentado, Antonio sentencia: ‹‹Los vallisoletanos podemos sentirnos tranquilos en cuanto a que hay profesionales y centros con dotación suficiente en personas y recursos para atender todas las incidencias. Pero al mismo tiempo digo que no debemos olvidar que todavía hay muchas cosas que arreglar y mejorar››.

Y para que todo esto siga adelante, es cierto que es necesaria una cantera sólida y preparada de nuevos médicos. ‹‹Va a parecer que soy un tipo pesimista, que no ve nada bien. No lo soy. Pero en el caso de las facultades de medicina, no solo en la de Valladolid, es necesario hacer una profunda reflexión desde varios puntos de vista: por un lado, los criterios de acreditación necesarios para acceder a la carrera docente no son los más adecuados, y esto hace que muchos con vocación docente renuncien a ello dadas las dificultades que su acceso supone. Por otro lado, es necesario darle una vuelta al método de selección de estudiantes para entrar en la facultad, quizás sea oportuno introducir más criterios además del de la nota alcanzada en la selectividad. He de decir que hay otras muchas cuestiones que el equipo decanal de nuestra facultad propone pero constantemente choca con la indolencia de organismos e instituciones a las que les cuesta mucho trabajo cambiar algo, aunque sean conscientes de su necesidad››.

Termino la conversación con Antonio Otero con buen sabor de boca, pocas personas son capaces de analizar y desgranar los pormenores de la sanidad vallisoletana como él, que, con humildad y buena voluntad, desde el Colegio trata de aportar su granito de arena para que este complejo sistema siga engrasado y, sobre todo, progresando.