Tres rincones mágicos y con mucha leyenda a orillas del Pisuerga
Como si a José Zorrilla se le aparecieran fantasmas en la Casa-Museo que a día de hoy lleva su nombre o como el sillón del diablo que se expone en el Museo de la capital y que provocó que el portugués Andrés de Proaza, poseído por el diablo, diseccionara en vida a un niño de nueve años en pleno Siglo XVI, la capital del Pisuerga dispone de rincones mágicos con leyendas asociadas que merecen la pena ser conocidas.
Leyendas asociadas a lugares sumamente importantes para una ciudad que como nos cuenta María Martín, guía oficial de Valladolid, ha sido “centro de la historia de España durante mucho tiempo”, escenario de los preparativos de los viajes de Cristóbal Colón o Hernán Cortés y también de la unificación de Castilla y Aragón, hace ya tantos años.
“Los vallisoletanos conocen muy bien su legado y están sumamente orgullosos de que en su ciudad se comience a fraguar la historia de su país”, asegura la guía, también de unas leyendas que hacen comprender la sociedad de la época y que sirven de prólogo para entender la ciudad tal y como la conocemos a día de hoy.
Felipe II y su controvertido bautizo
Valladolid era, en pleno Siglo XVI, una ciudad “económicamente boyante gracias a su comercio”. Se decía incluso que “todos los materiales que llegaban del Mercado de Indias llegaban directamente a la capital del Pisuerga porque aquí se encontraban los mejores sastres, zapateros y profesionales de cualquier gremio”, asegura Martín.
En este contexto se ubica la primera leyenda que tiene como protagonista a Felipe II. Cuentan que el rey Carlos V se negó a que su primer vástago recibiese sacramento en la humilde Iglesia de San Martín, eligiendo San Pablo como lugar del bautismo, por lo que decidió sacar por la ventana, fácilmente reconocible, a su hijo.
La decisión del rey fue tomada como escandalosa ya que enfrentaba a monarquía y autoridad eclesiástica que veía como “el rey imponía sus gustos en lugar de llevar a cabo el bautizo en la parroquia que le tocaba”, asegura la guía oficial de Valladolid. A pesar de que hay fuentes que apuntan que esta leyenda puede no ser cierta, lo que sí es fehaciente es que Carlos V acabó saliéndose con la suya.
El Puente Mayor y el diablo que lo custodia
Otro rincón mágico y con una leyenda que tiene como protagonista al amor y a dos hombres que pugnan por el querer de una joven es el Puente Mayor, en una historia ambientada “a principios del siglo XI”.
El odio entre las familias Reoyo y Tovar y el amor que ambos sentían por la hija de un labrador que vivía al otro lado del río provocó que el primero fuera asesinado a manos del segundo cuando ambos se dirigían a la cita con dicha mujer.
Tras esto, una torrencial lluvia convirtió el Pisuerga en insalvable, ante lo que Tovar se encomendó al diablo para que construyera un puente, “tras salir una espuma de fuego” como nos cuenta María Martín, que acabó matando a la mujer que se encontraba esperando al otro lado del puente. El enamorado se encomendó a la limosna y falleció treinta años más tarde al grito de “¡Me marcho con ella!”.
Los caprichosos leones de la Universidad de Derecho
La última leyenda tiene importancia académica y nos sitúa en una de las universidades más antiguas de España, fundada en 1346, como es la de Derecho de Valladolid.
“Delante de la Universidad hay varias columnas de leones que antes estaban unidos por cadenas y delimitaban el comienzo de las zonas en las que el rector podía impartir justicia en caso de conflictos entre alumnos, en virtud a un fuero especial de la Edad Media”, afirma la guía oficial de Valladolid María Martín
La narración asegura que “los alumnos que cuenten el número total de leones nunca terminarán sus estudios”, en otra historia que se difundió “boca a boca”, de la que se desconoce su validez, pero que, como las otras dos, convierten a Valladolid en una ciudad “con un legado histórico muy importante” y con leyendas dignas de ser escuchadas para conocer mejor su riqueza cultural.