La Bajada del Ángel anuncia con alegría la Resurrección en Peñafiel
El Domingo de Resurrección es un día especial en Peñafiel. Dentro del sinfín de singularidades que esconde la Semana Santa en cada localidad, la Bajada del Ángel tiene identidad propia. Una tradición centenaria y que ha ido evolucionando hasta el rito actual, celebrado en la plaza del Coso desde hace algo más de 50 años. Un broche cargado de alegría y simbolismo para poner fin al sufrimiento que transmite la Semana Santa.
A lo largo de toda la mañana, cientos de vecinos y visitantes iban acudiendo a la plaza del Coso para tener un buen sitio cuando pasadas las 12.30 horas llegase la procesión con el paso de la Virgen, con el rostro tapado por una tela negra. La Banda de Música de Peñafiel abría la comitiva que se ha colocado en el espacio reservado en el centro de la plaza, ya repleta por la multitud.
En una de las dos torres aguardaba la niña que este año tenía la responsabilidad de encarnar al Ángel. Todo estaba listo. Cientos de móviles a lo alto para captar cada instante y numerosos curiosos observando desde los privilegiados balcones de la plaza del Coso. Un globo ha emergido de una de las torres y se ha desplazado por las cuerdas que las unen. El momento más especial ha sido cuando se ha abierto por la mitad el globo y ha descendido el Ángel, soltando las palomas primero y descubriendo el rostro de la Virgen después.
Pataleando y agitando las manos para simular el vuelo, ha regresado hasta la torre culminando este ritual que sigue despertado un gran interés y es una cita ineludible para los turistas amantes de la Semana Santa.
A la puerta esperaba el Santísimo Sacramento bajo palio. En ese encuentro, los cofrades que portan en andas la imagen de la Virgen realizan tres genuflexiones para mostrar respeto y sorpresa, antes de acompañar al sacerdote que porta la Custodia al interior del templo para concluir la celebración con la Misa de Pascua.