rey felipe fonseca 8

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Región

Contracrónica de la visita real: corte y cortesía de Felipe VI

19 abril, 2018 08:22

La institución educativa más antigua de España bien merecía un nuevo honor por parte del máximo representante del Estado, el Rey Felipe VI, ilustre invitado al más singular cumpleaños de cuantos se celebran a uno y otro lado del Tormes, el Octavo Centenario de la Universidad de Salamanca. También lo estaba el presidente de la vecina Portugal, Marcelo Rebelo de Souza, por ser el Acto Hispano-Luso, y en visita de Estado a España. Eso sí, un escalón por debajo en expectación, como reconocía con sorna alguna de las cerca de cien personas que se agolparon tras las vallas para recibir a la comitiva en Fonseca. “No le hemos hecho ni caso al portugués”, bromeaban.

“¡Qué guapo es Felipe!”, sonó con bises. Exclamación reproducida por doquier. La imponente planta del Jefe del Estado y su sereno rostro barbado transmiten un aplomo que sigue resultando de lo más seductor para muchas ciudadanas. Las ‘felipievers’. Apareció pues el coche oficial que trajo al Rey español y al presidente portugués después de cerca de una hora de espera para los esforzados medios de comunicación que fuimos ajusticiados por el primer sol de la primavera tormesina en el yermo empedrado del Colegio del Arzobispo Fonseca.

La sensación de rebaño que impregna al periodista en días como este es irrenunciable. Todos por ahí, todos por allá. Sin cruzar el cordón. La sucesión de responsables, subresponsables y superresponsables del protocolo real caen como gota malaya sobre los profesionales de la información. Hoy, por cierto, distinguidos con pequeñas pegatinas amarillas adheridas a la solapa con el escudo de España impreso, que a cinco metros de distancia bien parecían lazos amarillos clamando ‘llibertat’ o, qué paradoja, independencia de la Corona de España. En estas, los primeros apretones de manos a pie de vehículo fueron amenizados por las entusiastas voces de los niños y las niñas del anejo colegio Maestro Ávila que reclamaron, con ímpetu aunque sin suerte, la atención del Monarca.

Sí la tuvieron las autoridades, desde la presidenta de las Cortes de Castilla y León, Silvia Clemente, hasta el alcalde de Salamanca, Alfonso Fernández Mañueco, pasando por la delegada del Gobierno en Castilla y León, María José Salgueiro; el subdelegado del Gobierno en Salamanca, Antonio Andrés Laso; y el delegado territorial de la Junta, Bienvenido Mena. Todos ellos acompañando al rector de la Universidad, Ricardo Rivero, y demás autoridades académicas. Incluso la rectora de la Universidad Pontificia de Salamanca, Mirian de las Mercedes Cortés, demostrando una vez más la buena relación que hay entre la universidad pública charra y la privada.

Ya en el interior del Colegio, los distinguidos invitados atendieron a cuatro exclusivas presentaciones de empresas tecnológicas insertas en ‘Startup Olé 2018’, convención clave en el sector que se desarrolla estos días en Salamanca. Allí, numerosos cargos se acomodaron en las pocas sillas que cabían en la sala, más pendientes de hacerle fotos al Rey que de las inversiones propuestas en el estrado. A buen seguro, a estas horas Felipe de Borbón copa los perfiles en redes sociales de muchos de ellos en busca de un puñado de ‘likes’ y compartidos. Mientras, los encargados de contar a la ciudadanía lo que allí acontecía, apelotonados en los laterales sin espacio apenas para manejar un teléfono móvil. Protocolo. Como aquel que dicta que una visita real requiere la puesta de una corbata verde con ‘vivas’ a España y que solo lucía el rector de la Universidad, Ricardo Rivero.

Después, viaje a pie por la parte monumental de la ciudad hasta el Paraninfo donde tendrían lugar los parlamentos. También allí, en el Patio de Escuelas, se agolpaban unas decenas de personas con rostro amable y gesto de admiración. Lejos de otras convulsas visitas al epicentro universitario, objeto de boicot por parte de sectores estudiantiles que hoy se saben doloridos, aquejados por sus convalecientes bolsillos. Sin atisbo, por lo tanto, de facciones republicanas en busca de notoriedad. Cabe extrañarse en un tiempo en el que ‘reina’ la mezcolanza de reivindicaciones políticas, propias y ajenas, y con la Casa Real presente en todas ellas. La organización amagó con recluir a la prensa en una sala carente hasta de ‘plasma’, pero apareció el sentido común para ubicar a los informadores en el interior del Paraninfo. Bravo.

Uno tras otro se sucedieron los discursos desde el atril. Incluido el del mandatario castellano y leonés, Juan Vicente Herrera, que quiso acentuar los nexos entre nuestra región y el país vecino a través de ‘La Raya’. El presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, precedió con sus palabras al Jefe del Estado español y distinguió a la Universidad de Salamanca con la Cruz De Santiago, primera no portuguesa en recibirla. Tuvo además lugar para el idioma castellano, como también el Rey se dirigió a los presentes en portugués. Felipe VI ahondó en los lazos de unión de la Península Ibérica con constantes referencias históricas y culturales, a través de un regio discurso que culminó con unas sentidas palabras hacia al presidente de la República de Portugal al margen de la pauta. Después, caña y tapa durante un vino, más que español, hispanoluso.