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Imágenes más curiosas de la visita de los Reyes a Salamaq

6 septiembre, 2018 08:35

Expectación por doquier, seguridad al máximo. Todos detrás del cordón. Luces, cámaras y acción. Los reyes de España, Felipe VI y doña Letizia, hicieron acto de presencia en el Recinto Ferial de la Diputación de Salamanca para dar lustre a la inauguración de la edición 2018 de la Feria Agropecuaria Salamaq. Un evento que habla por sí solo en todo el sector agroganadero a nivel nacional, pero que este miércoles ha agradecido el espaldarazo 'real'.

La reina, muy elegante, escogió el azul marino para resaltar su belleza en el entorno ferial. Letizia llevaba un vestido abotonado de manga larga con bolsillos en la solapa y un cinturón blanco y rojo con elegante lazada, de lo más resultón. Eso sí, zapato de tacón que se hundió en la arena del pabellón de la raza Charolesa y que a punto estuvo de sufrir el devastador enjuague del orín de una blonda de Aquitania, que tuvo a bien miccionar al paso de sus majestades.

A todo esto, el rey se dedicó a escuchar con paciente atención los pormenores de cada una de las razas que le presentaron. La profunda mirada del monarca asumió con rigor los discursos de unos ilusionados ganaderos que salieron con orgullo en la foto. Una niña, incluso, se acercó a la reina Letizia en el pabellón central y le obsequió con uno de los productos más típicos de la provincia salmantina, el farinato.

Como típicos fueron los bailes de un grupo tradicional folclórico que dedicó una 'charrada' a los monarcas. Tras el entusiasmado discurso inaugural de Javier Iglesias, dos bailarines y un tamborilero deleitaron a sus majestades con lo mejor del folclore charro. La reina pareció comentar con el rey lo agradable del espectáculo. Un momento, sin duda, entretenido ante tanto agobio protocolario.

Y para momento incómodo el que vivió la reina ante la misteriosa mirada de un semental Limusin de más una tonelada que logró intimidarla. Al menos eso parecía a tenor de la desconfiada mirada que le dedicó mientras se alejaba la comitiva. “No vaya ser que se arranque con todo este jaleo”, pareció musitar. Más templanza demostró con los toros charoleses que le aguardaban en el coso de su pabellón al acariciarles la testa con soltura. Olé.

Cabe destacar la última imagen del rey, solo, ante una nube de personas que buscaban su atención. Un saludo, una foto, los más atrevidos un 'selfie'. La imponente planta del monarca sirve para detectar su presencia a cientos de metros de distancia. Aquella que separaba a los periodistas de la noticia. Más valía este martes ir de turista con un teléfono móvil que estar debidamente acreditado por la Casa Real. Cuestión de protocolo. ¿Y el sentido común?