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Las anécdotas de la visita del Barça al Reino de León

1 noviembre, 2018 12:44

El FC Barcelona llegó a León, vio, no jugó a nada, y venció. La expedición azulgrana regresó este miércoles con medio pase en el zurrón y con la sensación de haber librado un sonrojo en sus mejillas. La Cultural fue mejor, ganó la partida de la intensidad y se quedó con cara de circunstancia cuando recibió el decisivo gol de Lenglet en el minuto 92. Demasiado castigo para un conjunto culturalista que sí se tomó en serio la cita y puso todas las castañas al asadero. Tampoco es que el Barcelona no lo hiciera, pero lo hizo menos. Valverde colocó a todos los suplentes que tenía disponibles y rellenó el once con canteranos.

Lo cierto es que los Dembélé, Malcom, Vidal o Denis no rompieron la puerta de la titularidad. Los galones recaían sobre el extremo francés y se le vio ansioso sobre el césped del Reino. Tiene un primer paso incontestable, pero nuca sabe elegir. Enfrente, un equipo de Segunda División B con defensa de circunstancias, pero con las ideas muy claras. La garra que le imprimió el conjunto leonés al choque fue encomiable, y también las opciones que generó en ataque, especialmente a través de un indescifrable Zelu que volvió locos a Semedo y Miranda, según la banda por la que cayó.

La afición, como no podía ser de otra manera, se fue con un sabor agridulce de las pobladas gradas del Reino de León. Vio a un equipo plagado de jugadores de primer nivel y saboreó cómo el suyo dio la cara para tratarlo de tú a tú. Y de tú a tú: la cara de tonto que se le quedó a más de uno fue de enciclopedia. No era para menos. A buen seguro el largo fin de semana que hay por delante aliviará al seguidor leonés medio. ¿Y el equipo? A pensar en su visita a Vigo de la próxima jornada liguera y a asumir que la gesta en el Camp Nou está más lejos de lo que pareció en algún momento.

Mientras, en la tribuna de prensa, los periodistas catalanes, armados hasta los dientes con ropa de abrigo, castañeaban por el frío de la capital del Bernesga. No fue para tanto. Mascullaban los problemas de conexión que habían tenido para llegar. Algunos por carretera, otros por tren hasta Madrid y de ahí a la capital leonesa. Pero bueno, la vuelta, desde el vallisoletano aeropuerto de Villanubla en vuelo directo a la ciudad condal. Saldrían, eso sí, con menos prisa que el equipo azulgrana, que 'zumbó' en cuanto pudo de las entrañas del estadio Reino de León.

La zona mixta fue una guerra sin cuartel entre los periodistas y unas vallas de plástico. Como suena. Y estábamos ganando la batalla. Cada vez eran menos los centímetros de pasillo que quedaban para los futbolistas que por allí desfilaron. Primero Denis Suárez, después Carles Aleñá, Riqui Puig y Arturo Vidal. El centrocampista chileno se detuvo a responder a las preguntas de los esforzados redactores que agolpados poníamos a prueba la resistencia de aquellas vallas. Lo cierto es que no era mucha.

"Nos vamos contentos con los tres puntos"

Estallaba en carcajadas Vidal cuando le preguntaron por el 'afaire emoticonos'. El bueno de Arturo se había sobrado en redes sociales mostrando su enfado con una 'carita' enfurecida por no haber jugado justo el día que mejores prestaciones había ofrecido el equipo. Fue en Wembley, frente el Tottenham. Un conato de incendio que la prensa se encargó de alimentar y que el jugador y el club no terminaron de explicar del todo. “Esas cosas se quedan en el camerino”, dijo. Curioso. Sobre todo después de haberla montado de forma pública a través de sus perfiles que cuentan con millones de seguidores.

Pero lo más inesperado de la comparecencia de Arturo Vidal fue que se marcó un 'Sergio Ramos' en toda regla cuando apostilló su valoración inicial con una coletilla devastadora. "Nos vamos contentos con los tres puntos". Un lapsus que ya asaltó al central madridista en una eliminatoria de Champions League hace algunas temporadas. Mismo caso. Arturo, que es 'el Rey', no tuvo en cuenta que el partido disputado esta noche en León corresponde a la ida de la serie de dieciseisavos de Copa, en ningún caso a una Liga dirimida por puntos. Arturo, Arturo...

Así que los periodistas más aventajados empezaron a jugar a quién más se pararía. Aleñá, dijeron. Pero no. Jasper Cillessen, anunciaron. Y bingo. Aunque la valla no había dicho su última palabra. El guardameta holandés se detuvo entre el corro de las teles y la amalgama de micros de radio. El tumulto había crecido y las vallas de plástico no estaban cumpliendo su función. El agobio al que se vio sometido el portero fue tal que el responsable de prensa del Barça se lo llevó de allí sin que hubiera opción a formular ni la primera pregunta. “Así no eh”, espetó. No pareció comprender el sufrimiento que había al otro lado, donde hubo hasta roces y caras largas.

La nota de color la puso el compañero de deportes de la emisora de COPE León, Carlos García, que acudió a la cita en una fecha tan señalada disfrazado de Drácula. Se ganó las miradas de los jugadores del Barça que volaron hacia el bus y esbozaron una media sonrisa al verle. En realidad, de buena peli de terror de serie B se ha librado el Barcelona durante esta noche de Halloween. Porque la Cultural a punto estuvo de pintarle la cara y no para hacer el carnavales por los bares del barrio Húmedo.