Castilla y León

Castilla y León

Región

Terror en el Halloween charro: del 'chino' al temible disfraz currado

1 noviembre, 2018 10:47

Víspera de Todos los Santos. Otrora tiempo de recogimiento y reflexión, de honra a los allegados que faltan en el seno del núcleo familiar. Momento de oración incluso. Pronto a la cama para acudir despejado al cementerio al día siguiente con gala de domingo y flores nuevas para las tumbas. Trasiego en el camposanto, dificultades para aparcar en las inmediaciones, y agosto para floristerías y vendedores de churros. Sobre todo, un motivo irrenunciable para visitar a aquellos que has perdido, que no han sabido de ti en todo el año y se manifiestan en la conciencia. Con excepciones.

Sin embargo, de un tiempo a esta parte, durante la noche del 31 de octubre, se ha extendido en España el fenómeno Halloween. Una fiesta pagana con ascendencia celta que han popularizado los 'yankees' y que arrastra un torrente de motivos culturales heredados que invitan al ocio y al consumismo. El mundo de las sombras, pleno de colorido. El negro, por supuesto, y el naranja, que asoma en cada esquina para representar el icono principal asociado al festejo: la calabaza. Hueca y con una vela dentro, es un elemento de origen irlandés que quedó arraigado en Norteamérica durante el sigo XIX y que consigue proyectar una sombra tenebrosa.

Los que saben celebrar Halloween organizan fiestas de disfraces en las que la sangre de pega, cicatrices falsas, dentaduras postizas y telarañas por todos lados son las protagonistas. Normalmente, en acomodados vecindarios de grandes casas con puertas abiertas, jóvenes desfasados con un destino inesperado y mucho ponche alcoholizado 'de estrangis'. Niños jugando a 'trick or treat' y algo que, casualidad, trasciende a la realidad justo a esa noche y amenaza las vidas de todo el mundo. Al menos en las pelis. Porque Halloween es un producto difundido por el cine como pocos. El que describe el festejo y el que genera las leyendas que se representan en él.

Cómo olvidar la siniestra máscara del sanguinario Michael Myers que ya en 1978 amenazaba a una joven Jamie Lee Curtis con seccionarle la yugular con un cuchillo de carnicero. De los buenos, de 25 centímetros de hoja y afilado en ferretería. ¡Qué miedo! 'Halloween', la peli de terror de serie B por excelencia, dirigida por el referente del género 'slasher' John Carpenter, encandiló a la taquilla de entonces con 70 millones de dólares en recaudación y hasta la fecha cuenta con una decena de secuelas. La última, cuyo estreno mundial fue el pasado 19 de octubre, cuenta de nuevo con la participación de una ya veterana Jamie Lee Curtis. Todo un 'revival'.

'Charroween'

Si bien la expansión de Halloween como celebración mundial está ligada a la popularización del cine 'made in' Hollywood, hoy en día es una realidad en todas las ciudades españolas. En Salamanca, de hecho, la ingente comunidad estudiantil acostumbra a celebrarlo como si de una fiesta más de facultad se tratase. A falta de mansiones en tranquilos vecindarios que esconden oscuros secretos, buenos son bares y discotecas que sí hacen el agosto promocionando sus fiestas de disfraces con decoración estrafalaria y descuentos en bebidas. Una excusa más para pasar una noche divertida y, por qué no, ganar el premio al mejor atuendo.

Como agua de lluvia, la cita cala cada vez más en una sociedad globalizada que importa todo aquello que mejor se vende. También en Salamanca, donde las tiendas de disfraces y las jugueterías adaptan su oferta a la creciente demanda de consumo de todo artículo relacionado con Halloween. Incluidos los bazares orientales, que entre el cajón 'desastre' de sus expositores incluyen disfraces para niños a cambio de cinco euros. Ahora, calidad poca y variedad menos. Las brujas, los vampiros, los esqueletos y los demonios completan las opciones de los niños para participar de un modo 'low cost'.

A esa ola se suben comercios tradicionales como El Barato, que contempla la calle Zamora desde tiempos inmemoriales, y que ha distribuido disfraces, para niños y adultos, con precios entre cinco y diez euros. Según reconoce Diana, la dueña, a los clásicos, este año se suma con fuerza el atuendo de los atracadores de la exitosa serie 'La Casa de Papel', protagonizada por un grupo de buscavidas que asalta la Casa de Moneda y Timbre a las órdenes de un misterioso profesor. Es común que los mayores 'hits' de la temporada televisiva o cinematográfica se conviertan en los más buscados para disfrazarse en Halloween. Ya se sabe cómo se expande.

Caracterización extrema

De hecho, en Fiestopia, de la calle Álvaro Gil, Fernando cuenta que la horrenda monja de la película de terror homónima es el top ventas de este año. Y que, incluso, algo queda del 'hype' de la película que arrasó el pasado año: 'It'. Así que esta noche veremos de nuevo ingentes cantidades de payasos asesinos con muecas sangrientas y estridentes risas burlonas. Esperemos no se pasen de guasones como los de las bromas virales extendidas por todo el mundo no hace tanto y que congelaron en riego sanguíneo de más de un transeúnte para regocijo de internautas, a cambio de likes y reproducciones que monetizar.

Lo que sí pone de manifiesto Fernando es que la fiesta cada vez tiene mayor arraigo en la ciudad y los salmantinos cada vez se la toman más en serio. Y se nota en la inversión, con éxito de ventas en disfraces de gama alta que cuestan entre 70 y 80 euros, y con la proliferación de ideas imaginativas y de auténticas caracterizaciones personalizadas. Gente que acude a la tienda con bocetos y fotografías del disfraz que desea confeccionar. Con no bajo coste, por cierto, puesto que el maquillaje de cierta calidad no es barato. Al fin y al cabo, se trata de un producto que estará en contacto con la piel entre cuatro y cinco horas y es saludable que sea óptimo.

En definitiva, prepárense para cruzarse este miércoles con todo tipo de criaturas de la noche, personajes con innobles intenciones y, en el fondo, un montón de juerguistas. Lo cierto es que la excusa es lo de menos si se trata de pasar un buen rato rodeado de amistades y de hacer algo diferente, aunque cada año lo sea menos. Como siempre habrá que tener cuidado con el consumo de alcohol y habrá que contribuir, como cualquier noche de fin de semana, a que el ambiente sea sano y festivo. Al menos hasta que la luna torne los espíritus en malvados y el peligro se apodere sin remedio de las calles y de las almas de los incautos.