Las fuentes vuelven a estar de moda
Las fuentes nunca debieron de dejar de ser un elemento habitual en las calles y plazas de la ciudad. Un servicio público que recupera presencia con un proyecto del Ayuntamiento que ha instalado una veintena de fuentes en diferentes puntos de la ciudad para un proyecto a corto y medio plazo que aumentará esta dotación.
Así lo ha destacado la concejala de Medio Ambiente, María Sánchez, que ha incidido en que el objetivo principal es "recuperar este recurso público que es útil tanto para los vecinos de la ciudad como para los visitantes".
Por su parte, el titular de Urbanismo, Manuel Saravia, ha apuntado que una de estas fuentes, la situada en la plaza de Fuente Dorada "está en un lugar donde siempre ha habido una fuente, de hecho era una de las más importantes de la ciudad, muy utilizada cuando aún no había canalización de agua en todas las viviendas".
Fases
En esta primera fase se han instalado veinte fuentes, con tres modelos diferentes (Atlántida, Barcino y Galdana), repartidas en nueve zonas de la ciudad: La Victoria, Barrio España, Pilarica, Pajarillos, Las Flores, Delicias, La Rubia, Parquesol y Centro. El presupuesto ha sido de 56.920 euros (IVA incluido), y ha sido realizado por la empresa Socamex, SAU, bajo la dirección del Servicio de Espacio Público e Infraestructuras. Nueve de ellas se han instalado en parques o espacios ajardinados (próximas a juegos infantiles); ocho en plazas o espacios de reunión (dos de ellas también próximas a zonas de juego); y las tres restantes en sendos itinerarios (Esgueva y Juan Carlos I).
Se frena así, con esta obra, como primera fase de una actuación mucho más amplia, "el abandono o desaparición de numerosas fuentes de beber que hasta hace pocas décadas constituía uno de los servicios públicos que la ciudad debía proveer a la población en la calle. Pues lo cierto es que en muchos puntos resulta complicado calmar la sed en una fuente, como se hizo toda la vida. También para esto ha de servir la recuperación de la gestión pública del agua, para fomentar su dimensión social", explicó Saravia.
En este sentido añadió que "las fuentes nos hablan de un modelo de ciudad en la que se prima el espacio público y su ausencia parece decirnos que entre el domicilio privado de cada cual y los negocios donde nos dispensan bebidas (bares, cafés, etc.) no existe un espacio comunitario en el que pasear, jugar y encontrarse. Una ciudad amable tiene que ofrecer un trago a quien ha salido a pasear o hacer deporte, o a esos niños y niñas que juegan en las plazas".