Aparece un cadáver en el Puente Gudino de Carrascal de Barregas
En esta mañana de miércoles aparece un cadáver en el Puente Gudino, dentro del término municipal de Carrascal de Barregas, que, según las primeras hipótesis -sin descartar otras cuestiones- parece ser que corresponde al joven de 23 años de nacionalidad boliviana, Gabriel Omar Mancilla Pérez, ‘Chema’, tras perder su pista por el entorno del río Tormes, donde se sitúa su última conexión telefónica, a la altura del hotel Doña Brígida, allá por el 12 de marzo de 2018 cuando se le vio por última vez.
El cuerpo, en avanzado estado de descomposición, ha sido hallado en el río Tormes, en las inmediaciones de la fábrica conocida como 'la Papelera. Según fuentes de la Comandancia de la Guardia Civil, una llamada, sobre las 20.00 horas del martes, alertó a los servicios de emergencia de la presencia del cuerpo, hasta donde se acercaron los agentes y comprobaron el mal estado en el que se encontraban los restos.
Por el momento, a falta de poder cotejar las muestras de ADN, se desconoce la identidad del cadáver y no se puede confirmar si se trata del joven de 23 años que desapareció en marzo de 2018 y que fue intensamente buscado en las aguas del Tormes.
El joven boliviano desaparecido
Desde el primer momento Bomberos de Salamanca y Diputación, Guardia Civil, Policía Nacional y Local, y Protección Civil, incluso GEOS, buzos especiales y helicópteros, aprovechando el descenso del caudal del río tras la rotura de una pesquera, lo buscaron tanto en el agua como entre la maleza. En cualquier recoveco.
Pero la crecida del río Tormes y la fuerza con la que bajaba el agua no ayudaron pese a que se rastreó desde el límite con el término municipal de Villamayor hasta La Aldehuela, ya en Santa Marta de Tormes. Desde hace semanas el operativo de búsqueda está suspendido a la espera de nuevas pistas que pudieran reactivarlo.
En un primer momento, familiares y amigos esperaban que Gabriel Omar estuviera con vida y hubiera decidido marcharse temporalmente de forma voluntaria, arrojando su teléfono móvil al río, de ahí que se situara en esa zona su última conexión. Pero el tiempo transcurrido evaporó esta hipótesis, al igual que la del secuestro, en la que también estuvo trabajando la Policía Nacional.
Así, se esperaba que con el paso del tiempo el cadáver, que pudiera haber quedado atrapado entre la maleza o por la fuerza del río, pueda salir a flote para que la familia pueda descansar en paz. Pero podría haber sido arrastrado hasta la comarca de Ledesma, por lo que hay decenas de kilómetros de orilla, con algunas zonas innaccesibles, donde podría aparecer, como supuestamente así ha aparecido esta mañana.