“Un escolar con TDAH necesita mucho acompañamiento. Son niños y niñas que no paran quietos. Necesitan tener espacio de clases que sean muy cortos donde les dejen moverse y que puedan sentarse delante del todo donde el profesor para que este les pueda reconducir si pierden la atención”, detalla Nuria Bautista, presidenta de la Federación de Asociaciones de TDAH de Castilla y León. Y es que la presencia de un escolar con TDAH no es fácil ni de detectar ni, posteriormente, de convivir con ella. En estos momentos, la Consejería de Educación tiene identificados en el ámbito educativo 3.134 alumnos con TDAH a los que se aplica un protocolo, “cada uno ajustado a sus necesidades”.
La polémica saltó hace unas semanas cuando los padres de un alumno de 1º de Bachillerato diagnosticado de trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), matriculado durante el último año académico en un centro concertado de Salamanca, presentó ante la Dirección Provincial de Educación de Salamanca una reclamación para que se revise el proceso de evaluación llevado a cabo con su hijo durante los exámenes extraordinarios de septiembre, argumentando que “los procedimientos e instrumentos de evaluación aplicados no se adecuaron a las personales circunstancias de un alumno con necesidades específicas de apoyo educativo”.
Lo que se protesta desde el ámbito familiar es que existe un "guía", pero lleva "guardado en un cajón" desde 2019. Algo que niegan desde la Consejería de Educación. “El Protocolo de Coordinación del TDAH que rige en Castilla y León tiene por finalidad el facilitar la coordinación de las actuaciones a seguir y garantizar la correcta atención y seguimiento del alumnado que presenta este trastorno. Asimismo, existe un seguimiento del Protocolo”, apuntan. En este sentido, durante el curso 2020-2021 se han desarrollado 236 reuniones de coordinación entre los técnicos de los Servicios de Orientación y los de Sanidad, según los datos que Educación ha notificado a este periódico.
Eso sí, desde la Consejería matizan que “en el ámbito educativo no se realizan diagnósticos, se realiza una evaluación psicopedagógica que sirve para dar la respuesta educativa adecuada a las características específicas de cada alumno”. Posteriormente, en el Informe de Evaluación Psicopedagógica, el servicio de orientación debe especificar “los aspectos metodológicos y organizativos más adecuados para el alumno” y hay establecido un seguimiento periódico entre los servicios de orientación y tutores para valorar las actuaciones realizadas y realizar los cambios necesarios si es preciso.
Un protocolo con fecha de 2016
El protocolo al que ha tenido acceso este periódico, datado de 2016, analiza los pasos que se tomarán desde un Centro Educativo cuando se tiene sospecha de un posible caso de TDAH. Lo primero que se hará es que el tutor ponga en conocimiento del Orientador Educativo a través del “Documento de derivación” establecido (BOCYL, 28/07/2009) las dificultades del alumno/a y valorarán en común las medidas a adoptar. El Orientador Educativo, una vez recogida la demanda, realizará una “Evaluación Inicial” del alumno/a. Si el resultado de la Evaluación Inicial indica un posible TDAH, el Orientador Educativo elaborará el correspondiente “Informe Escolar Inicial” del alumno/a y solicitará la autorización de la familia para realizar el traslado de dicho informe a los Servicios Sanitarios (Pediatría o Médico de Atención Primaria).
La segunda fase será la de diagnóstico e intervención, donde el tutor del alumno y el Orientador Educativo estiman que este pudiera presentar algún tipo de “Necesidad Específica de Apoyo Educativo”, en ese caso, el Orientador Educativo realizará la oportuna “Evaluación Psicopedagógica” que confirmará, la existencia de algún tipo de necesidad educativa específica: el Orientador Educativo elaborará el correspondiente “Informe Psicopedagógico”.
La tercera fase es la del seguimiento. La finalidad de esta fase es doble; por un lado, establecer los mecanismos de coordinación entre los Servicios Sanitarios y los Servicios Educativos respecto de los casos más graves y significativos, así como la coordinación y seguimiento con los agentes directamente implicados en la evolución de alumno/a con TDAH y, por otra, especificar las actuaciones a seguir una vez confirmado el diagnóstico.
Coordinación y seguimiento
El protocolo de actuación también explica que la coordinación y el seguimiento de los casos de TDAH que hayan sido objeto de intervención por parte de los Servicios Sanitarios y los Educativos se centrará prioritariamente en la “comunicación entre Servicios de los cambios significativos en la evolución del menor” que presenta TDAH, así como de las posibles altas en el tratamiento por parte de Sanidad o de apoyo educativo por parte de Educación, siempre que para ello exista la autorización previa de las familias o tutores legales.
Por último, la última fase será determinar la diferencia entre lo planificado inicialmente y las acciones ejecutadas y resultados obtenidos, teniendo en todo momento presentes los recursos empleados. En este caso, los indicadores son las herramientas de medición del proceso. Sirven para analizar la situación del mismo, establecer objetivos y evaluar el trabajo de los profesionales implicados. “En nuestro caso, estos indicadores consistirán fundamentalmente en la cuantificación, con el objeto de analizar y valorar los aspectos más significativos de la coordinación llevada a cabo entre ambos Servicios” detalla el documento de la Junta, que concluye que este proceso de análisis y evaluación se llevará a cabo por la “Comisión Interinstitucional de Seguimiento”, creada para seguir el proceso de implantación del protocolo de TDAH.
Con una periodicidad anual del curso escolar, desde esta comisión se solicitará a los Servicios Sanitarios y los Educativos indicadores para valorar la coordinación entre ambos Servicios. Además, en el ámbito educativo, la compilación y envío de los datos anuales respecto de los casos de TDAH se realizará por parte de los directores o de los jefes de los Departamentos de Orientación durante el mes de junio, yendo incluidos en la “Memoria del Plan de Actuación Anual”.
La versión de la Asociación de TDAH de Castilla y León
Para la Federación de Asociaciones de TDAH de Castilla y León, la versión de la Consejería de Educación no se amolda a la realidad. "El protocolo es solo de coordinación entre consejerías y no desarrolla la intervención en el aula, cosa que mejoraría si se publicase la guía", han asegurado.
Además, no creen que esos 3.134 alumnos incluidos en el protocolo que apunta Educación sean la realidad. "Solo es el 1% de los 341.755 alumnos escolarizados en Castilla León. Todos sabemos que el TDAH afecta al 5% y que la gran mayoría tienen dificultades académicas por lo que deberían ser ACNEAE (alumno con necesidades específicas de apoyo educativo) y tratarlos como tal". Por último, han apuntado que "los indicadores solo están sobre el papel. Nunca han difundido los resultados de esos indicadores".