El primer debate electoral de las elecciones autonómicas del 13 de febrero dejó pocos titulares, más promesas y algún dardo envenenado por parte de los tres candidatos. Sin embargo, un debate da para mucho más. Anécdotas, miradas, gestos, sonrisas, chascarrillos que se pueden desglosar y ver el otro lado del debate. Así, El Español Noticias de Castilla y León analiza junto al politólogo y miembro del Colegio de Ciencias Políticas y Sociología de Castilla y León, Pedro José Villanueva, todos los detalles del enfrentamiento entre el ‘popular’ Fernández Mañueco, el socialista Luis Tudanca y el liberal de Ciudadanos, Francisco Igea.
Para el leonés, “el debate estuvo estructurado en dos tiempos, claramente diferenciados”. Una primera parte en la que los candidatos eligieron “el mensaje negativo, inoculando veneno y buscando la confrontación”; y una segunda parte “de transición con un mensaje preparado y estructurado por los respectivos equipos de campaña; en esta parte se sostuvo un mensaje positivo por los ponentes, hablando de los asuntos que importan a los ciudadanos y hablando de futuro y proyecto”.
Con “dos políticos profesionales”, Mañueco y Tudanca, y “un profesional metido a político”, Igea, que intentaron persuadir al votante indeciso mediante el espectáculo mediático. “Los tres eran conocedores de las virtudes y debilidades de sus oponentes; llevando el arte de la guerra, como Tzun Tzu hace 2500 años, al terreno del plató televisivo: conócete a ti mismo y al enemigo antes de la batalla”, explica Villanueva.
"Mañueco: Eslogan tenue, disfrutó como gato panza arriba”
“Supo ser equilibrado, apeló en su discurso en varios momentos a la empatía, comentando aspectos personales de la campaña, visitas a hospitales, familia, etc. Mantuvo la mirada, y gesticuló lo justo, dando muestras de experiencia política, por ejemplo, enseñando las palmas de las manos en gesto de sinceridad; el eslogan fue tenue: Lo mejor está por llegar, pero bien colocado al final del minuto de oro, llegó al espectador. Fue el único de los candidatos que al final de su discurso, apeló a España como conjunto de la nación. Disfrutó, como gato panza arriba, mitigando unos daños que se intuían más graves”.
"Tudanca: Incómodo, pero utilizó correctamente la Kinesia”
“Más incómodo que sus oponentes, apeló continuamente al cambio, tal y como lleva haciendo su partido en otras campañas; débil en el discurso, con sonoridad bien parecida a los discursos de la izquierda (baste ver a Pablo Iglesias) pero muy inteligente al situarse en como un foco que ilumina el salón, durante la lucha de Igea Y Mañueco por el “Y tú más”. Durante el debate mantuvo la mirada perdida, pero durante el minuto de oro supo fijar el entorno y sobre todo apelar al voto con energía. Utilizó correctamente la Kinesia (lenguaje corporal), gesticulando en momentos del debate sin interrumpir al contrario y lanzando el mensaje adecuado”.
Como curiosidad, Villanueva destaca un hecho que pudo pasar desapercibido para los espectadores, pero no para el ojo de un experto en lenguaje corporal. Al comienzo del debate, Igea y Mañueco estuvieron con las manos extendidas, mientras que el candidato socialista las colocó en forma de triángulo, “al estilo Merkel”, sin embargo, “una leyenda dice que lo usan los masones”, apunta el también escritor e investigador.
"Igea: El más experto como orador, exagerado con las risas”
“Estuvo cómodo en su espacio, en su casa. Más calmado sin los avatares propios de un debate y sin sufrir los rigores del plató televisivo. El más experto como orador, dejó perlas como “los ternerillos y garrapatas de Casado” que obviamente generan noticia en redes (el debate más importante con 20 millones de usuarios TICs de edades comprendidas entre 16 y 65 años, se librará estos días) Su momento más intenso durante el debate: llamar tránsfuga a Mañueco. Sin embargo, esa comodidad del hogar propio, le pudo jugar una mala pasada, y confiarse demasiado; uno de los puntos más importantes en la inteligencia emocional, es el control; y las risas y chanzas en algunos momentos, fueron demasiado exageradas. El eslogan fue reiterativo en dos frases de impacto claves: La primera vez, y la elección entre honestidad y mentira. Apeló al voto de forma diferente a sus competidores; y lo hizo llamando a la participación en las elecciones del electorado; muestra responsabilidad política”.
En general, para el politólogo leonés, el discurso pobre de los tres candidatos, que, “si bien no estuvieron encorsetados, no aportaron nada nuevo”. En su opinión, estuvieron “faltos del arte del discurso, faltaron: latiguillos, tropos, metáforas y herramientas discursivas. El mayor error de un candidato y su equipo de campaña, es no saber escuchar, y en esta campaña sigue faltando es ‘feedback’’ entre gobernantes y gobernados”.
Como conclusión, “los seguidores no se compran, se conquistan. Hay que apelar al corazón, pero también a la razón. Y Como nota periodística, antes, los periodistas comían con los políticos; ahora, estos se los comen a ellos”.
Por último, aventura con una frase lo que está por venir en la campaña: “ ‘Mortis tua, vita mea’ Tu pierdes, yo gano”. Veremos qué ocurre en el segundo debate electoral. De momento, todo sigue en tablas.