El acuerdo de Gobierno en Castilla y León va tomando forma de manera muy paulatina. El presidente en funciones, Alfonso Fernández Mañueco, y el candidato de Vox, Juan García-Gallardo, mantuvieron este miércoles una provechosa reunión de más de hora y media de duración en la que constataron su afinidad programática. "La reunión ha transcurrido en un ambiente un poco mas agradable que el otro día", aseveró Mañueco, comparando este encuentro con la infructuosa reunión del pasado lunes con el candidato socialista, Luis Tudanca, que duró 15 minutos y solo hizo que constatar el abismo entre los dos partidos tradicionales.
Fue precisamente el fracaso de aquella reunión lo que hizo entrever que la posibilidad del acuerdo con Vox empezaba a ser la única opción factible para evitar una repetición electoral que podría penalizar en las urnas a los populares. La abstención del PSOE, que solicitaba un inasumible cordón sanitario a Vox por parte del PP –ya que todos sus Gobiernos autonómicos excepto Galicia se sustentan en el partido de Santiago Abascal–, comenzó a verse como algo imposible y la posibilidad de un apoyo de investidura de los de García-Gallardo quedaba como única opción. Lo que queda por ver es la fórmula por la que optarán ambos partidos para entenderse.
Un acuerdo programático a tiro de piedra
El acuerdo programático parece el objetivo más sencillo para ambas fuerzas políticas. El candidato de Vox aseguró tras la reunión que el PP se había mostrado dispuesto a incorporar algunas de sus reclamaciones, como la derogación de la ley de violencia de género autonómica o del decreto de memoria histórica, en ese hipotético pacto. "Nos vamos con la satisfacción de que el PP ha visto que todo lo que pedimos a nivel de programa es razonable, es de sentido común y eso no va a ser un impedimento para que podamos formar un acuerdo", señalaba García-Gallardo. El candidato de Vox salía visiblemente complacido del encuentro, en contraposición a la decepción mostrada por el anterior interlocutor de Mañueco en esta ronda de negociaciones, Luis Tudanca.
Mañueco trató de hacer poner los pies en la tierra al candidato de Vox y contradijo en parte lo expresado por García-Gallardo. "En ningún momento se ha hablado de derogar ninguna ley", aseguró de forma rotunda. Además, insistió en que no se había hablado de conformar ningún programa de Gobierno, ya que este encuentro era una mera primera toma de contacto. Con todo, dejó entrever su buena disposición a llegar a puntos de encuentro con Vox y aseguró que va a continuar "la ronda de diálogo con la mente abierta y un espíritu constructivo".
Además, indicó que después de esta primera toma de contacto con todas las formaciones habrá una segunda, previsiblemente dentro de dos semanas, con aquellas formaciones "que manifiesten su voluntad de una negociación de un acuerdo de legislatura", en referencia fundamentalmente a Vox, aunque también a los partidos provinciales, que no han cerrado la puerta a esa posibilidad. El proceso de diálogo, por tanto, es previsible que se alargue durante las próximas semanas y que se agoten los plazos para alcanzar un acuerdo, con la fecha límite del próximo 31 de marzo, día en el que se prevé que se celebre como tarde la primera sesión de investidura.
Mañueco quiere gobernar en solitario mientras que García-Gallardo exige participar en el Ejecutivo
Este acercamiento programático no ha conllevado, al menos por ahora, una aproximación en la visión de ambos partidos sobre la composición del futuro Gobierno. Mañueco ha repetido por activa y por pasiva que quiere un Gobierno en solitario del PP mientras que García-Gallardo ha insistido en que solo votarán a favor de la investidura del presidente en funciones si cuentan con carteras en el futuro Ejecutivo autonómico. Esta cuestión es, por el momento, la que más distancia a ambas formaciones políticas y la que hace que no se pueda descartar del todo una repetición electoral.
Vox basa sus reclamaciones en la representación parlamentaria obtenida tras las elecciones autonómicas del pasado 13 de febrero –13 procuradores– y en la comparación con los resultados de Ciudadanos en los comicios de mayo de 2019, cuando la formación liberal obtuvo uno menos de los que ahora tienen los de García-Gallardo. En esa ocasión, Mañueco admitió la entrada de Ciudadanos en el Gobierno tras el pacto alcanzado en julio y otorgó a los de Francisco Igea la vicepresidencia, la presidencia de las Cortes y cuatro consejerías. El candidato popular considera que la situación "no es la misma" que entonces, ya que en 2019 el PP quedó segundo por detrás del PSOE, por primera vez en 32 años, y en esta ocasión los populares han ganado las elecciones.
Esta explicación no convence a García-Gallardo. "Estamos esperando que el PP interiorice la idea de que tienen 31 procuradores y la mayoría absoluta esta en 41. Si Vox no entra en el Gobierno Vox va a votar en contra de cualquier pacto de investidura", afirmó rotundo tras la reunión con Mañueco. Para el candidato de Vox esta petición de entrada en el nuevo Ejecutivo es "un compromiso público" con sus votantes y ha pedido "el mismo respeto" para los votantes de Vox en esta cita electoral que el que, a su juicio, tuvieron los de Ciudadanos tras los anteriores comicios autonómicos.
La ronda de negociaciones continuará durante esta semana y la próxima. El sábado, Mañueco se reunirá con el candidato de Soria Ya, Ángel Ceña, y la próxima semana tiene previstos encuentros con el cabeza de lista de la Unión del Pueblo Leonés (UPL), Luis Mariano Santos, y los de Ciudadanos, Francisco Igea, Unidas Podemos, Pablo Fernández, y Por Ávila, Pedro Pascual. Una vez acabada esta primera ronda de contactos comenzarán los encuentros encaminados a ir dando forma al futuro acuerdo de Gobierno, y el papel de Vox en ellos será determinante. Está por ver si Mañueco recula de su hasta ahora firme postura de gobernar en solitario o si, por el contrario, acepta a Vox en el Ejecutivo y aleja la sombra de la repetición electoral de Castilla y León.