El viajero que llega al enclave de Treviño, situado territorialmente al sur de la provincia de Álava pero perteneciente a la de Burgos, observará algunas peculiaridades que no le dejarán indiferente, tratándose un territorio de Castilla y León: la cartelería municipal está presente en castellano y en euskera y un gran porcentaje de su población conoce y habla la lengua del País Vasco. Este enclave ha sido objeto de fuertes controversias, especialmente durante el último siglo, entre los que abogan por su permanencia en Castilla y León y los que solicitan su inclusión en territorio alavés.
Estos últimos parecen ser los mayoritarios a tenor de los resultados en las elecciones municipales de las dos localidades más importantes y pobladas del enclave: Condado de Treviño y La Puebla de Arganzón. Los partidos favorables a una incorporación de este territorio al País Vasco han obtenido una amplia mayoría de los votos en las últimas citas electorales, mostrando la voluntad de gran parte de la población de un enclave que se encuentra a solo 20 kilómetros de Vitoria mientras que tiene a casi 100 a su capital provincial, Burgos.
En los últimos comicios municipales en el Condado de Treviño, de mayo de 2019, la Agrupación Electoral Independiente del Condado de Treviño (AEICT), favorable a la incorporación a Álava, obtuvo casi un 19% de los votos, y el Partido Nacionalista Vasco (PNV) y Euskal Herria Bildu lograron un 18,6% y un 12% respectivamente. En total, un 50% de los votos para formaciones explícitamente partidarias de que el territorio se incorpore al País Vasco del que un 30% corresponde a formaciones directamente nacionalistas e independentistas vascas.
Una situación más palpable si cabe en el caso del otro gran municipio del territorio, La Puebla de Arganzón. En esta localidad, en las últimas elecciones municipales la formación de izquierda abertzale Euskal Herria Bildu fue la fuerza más votada, con más de un 44% de las papeletas, y el PNV logró el segundo puesto, con un 35,45% de los votos. En total, casi un 80% de los sufragios fueron a parar a partidos nacionalistas vascos y partidarios de la incorporación del territorio a Álava.
Una notable abstención en las elecciones del 13-F
Este sentimiento identitario vasco de gran parte de la población del enclave se contrapone con el fuerte desarraigo con respecto a la comunidad de la que forma parte oficialmente: Castilla y León. De nuevo, los resultados de unos comicios sirven para ilustrar la voluntad popular en este sentido.
En las últimas elecciones autonómicas en la Comunidad, el pasado 13 de febrero, la abstención en el municipio de Condado de Treviño fue del 64,11%, la mayor de los últimos años, aunque la tendencia de los ciudadanos del municipio a no depositar la papeleta en la urna autonómica no es nueva. Con todo, la abstención se disparó en esta ocasión, con respecto al 41,13% de 2019 –23 puntos más– debido a que se trataba de la primera ocasión en que las elecciones autonómicas se celebraban por separado de las municipales. Estas últimas suponen un mayor incentivo para los treviñeses a la hora de ir a votar al poder encontrar papeletas de partidos partidarios de la incorporación a Álava, algo que no sucede en la cita autonómica.
El mismo absentismo y la misma indeferencia hacia las elecciones autonómicas de Castilla y León pudo observarse en La Puebla de Arganzón. En este municipio, la abstención alcanzó un 59,59% y solo acudieron a las urnas poco más del 40% de los ciudadanos. En este caso, el incremento de la abstención con respecto a la anterior cita electoral, debido a ese desligamiento de estos comicios autonómicos de los municipales, fue aún mayor ya que en 2019 se quedaron en casa un 33,60% de los ciudadanos. Un incremento, por tanto, de 26 puntos.
Una historia de intentos fallidos para incorporar Treviño a Álava
El origen histórico del enclave hay que situarlo en la Edad Media, concretamente en el año 1190 cuando La Puebla de Arganzón recibió un fuero por parte del rey Alfonso VIII de Castilla. En 1200, solo una década después, este mismo monarca se hizo con el control del municipio del Condado de Treviño, la capital del enclave. Estos hechos sirvieron de punto de partida para la configuración de un señorío de la corona, concretamente perteneciente a la casa de Manrique de Lara, quedando en manos de nobles castellanos y comenzando a vivir un recorrido histórico alejado del del resto del territorio de Álava.
Ya en el siglo XVII se observaron las primeras intentonas por parte de las instituciones de Treviño de integrarse en las Juntas Generales de Álava pero no llegaron a buen puerto y la división provincial de Javier de Burgos, en 1833, consagró de forma oficial la situación, dejando el enclave en manos de la provincia de Burgos.
Hasta entrado el siglo XX no llegaría la siguiente intentona de incorporación del enclave a la provincia alavesa. Entre 1917 y 1919 la Cámara de Comercio de Álava intentó que el enclave se incluyera en el proyecto de Estatuto Vasco del conde de Romanones, aunque su caída en desgracia dejó el proyecto en papel mojado. En mayo de 1936, dos meses antes del inicio de la Guerra Civil Española, La Puebla de Arganzón solicitó su ingreso en Álava pero este intento también fracaso.
Iniciada la posguerra, en 1940, el Gobierno civil de Burgos organizó un referéndum en el que el 98% de la población del enclave se mostró partidaria de incorporarse a la provincia de Álava y, en virtud de estos resultados, los dos municipios pidieron iniciar el expediente de agregación del enclave. Pero las autoridades no consideraron ese referéndum una actuación legal y, de nuevo, la intentona quedó en nada. Casi dos décadas después, en 1958, una polémica sobre la administración religiosa desembocó una reunión municipal que pidió una vez más el cambio de provincia, con resultado de nuevo infructuoso.
Una vez finalizada la dictadura, se inicio el período preautonómico en España y la redacción de los Estatutos de Autonomía de País Vasco y Castilla y León abrió de nuevo la contienda. Los consistorios de los dos municipios treviñeses aprovecharon la aprobación del Estatuto Vasco, en 1980, y la ausencia de un Estatuto de la Comunidad -que tardaría aún tres años en llegar- para intentar su incorporación a Álava.
Pero las peticiones no surtieron ningún efecto ya que el Gobierno de España se negó a tramitar cualquier modificación legal que afectase al enclave mientras no estuviera aprobado el Estatuto de Castilla y León. Ante esta situación, el Gobierno vasco llegó a elevar un recurso de inconstitucionalidad ante el Tribunal Constitucional en 1985 que sería rechazado al año siguiente, consagrando, de nuevo, la castellanidad del enclave.
Finalizando el siglo XX, en marzo de 1998, el consistorio del Condado de Treviño convocó una consulta en el municipio sobre la celebración de un referéndum acerca de la posible incorporación a Álava. La preparación y celebración de ese referéndum fue recurrida por la Administración General del Estado ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León (TSJCyL) y el recurso fue estimado el 9 de julio de 1999, anulándose los acuerdos municipales que condujeron a una consulta en la que la mayoría de la población, un 68%, se mostró favorable a la celebración de ese referéndum.
La última intentona hasta la fecha llegaría en marzo de 2013, cuando el pleno del Ayuntamiento del Condado de Treviño solicitó la anexión a Álava, una solicitud a la que se opuso la Diputación Provincial de Burgos tres meses después. Los dos municipios del enclave habían presentado, además, en mayo, una propuesta ante el Parlamento Vasco para que se propusiera una Ley Orgánica ante las Cortes Generales de cara a integrar ambos municipios a Álava. Una Proposición de Ley que fue aprobada el 6 de febrero de 2014 y remitida a las Cortes Generales, aunque no salió adelante ante la oposición de PP y PSOE, que contaban con una amplia mayoría en el Congreso. De momento, Treviño sigue perteneciendo a Burgos tras siglos de disputas a pesar de la oposición de la mayoría de sus habitantes.