Carlos Sánchez-Reyes (Salamanca, 1939) es historia viva de Castilla y León. Economista de formación y de profesión, abulense de corazón e interesado por la política desde su adolescencia –fruto de su admiración por Estados Unidos– terminó formando parte de la Junta Democrática en los estertores del franquismo y, después, del Centro Democrático y Social (CDS) de Adolfo Suárez.
Se terminó convirtiendo en procurador por el partido centrista en 1987 y, en virtud de un acuerdo con Alianza Popular, fue presidente de las Cortes de Castilla y León desde ese año hasta 1991, cuando abandonó la primera línea de la política. Miembro del Consejo Económico y Social (CES) y destacado dirigente de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) no regresaría a la vida política hasta 2015, año en que se presento a las elecciones generales encabezando la lista de Podemos por Palencia, en un giro que sorprendió a propios y extraños.
Desde hace unos años, desencantado también de la evolución de la formación morada, vive alejado del foco mediático y mantiene una postura muy crítica con respecto al clima político actual en el que, a su juicio, se ha perdido el "respeto" que caracterizó los años en que ocupó la silla de presidente de las Cortes.
Pregunta.- Carlos Sánchez-Reyes llegó a este mundo en Salamanca en 1939, ¿Qué recuerdos tiene de sus primeros años de vida?
Respuesta.- Nací en Salamanca, aunque mis padres ya estaban viviendo en Ávila en aquel entonces. En Ávila me bautizaron y por eso muchas veces digo que soy un abulense nacido en Salamanca. Fui tanto a la escuela primaria y al instituto en Ávila, siempre estuve en la escuela pública, y viví en esa ciudad hasta el año 1957.
Mis recuerdos de la infancia son felices, aunque fueron años muy difíciles en los que faltaba de todo, pero felizmente en mi casa trabajaban tanto mi padre, profesor de enseñanza secundaria, como mi madre, catedrática de instituto. Tuve una infancia feliz.
P.- Nació recién finalizada la Guerra Civil y creció durante los años más duros de la dictadura franquista, ¿Cuándo se despertaron en usted las inclinaciones políticas?
R.- Curiosamente, ese despertar me llegó leyendo tebeos sobre guerras del momento, como la de Corea. Eran años en los que América estaba de moda y llegué al mundo de la democracia cuando era pequeño, porque sentía una gran admiración por los Estados Unidos. Esa admiración despertó en mi un cierto conocimiento de lo que representaba el sistema político americano, de la democracia, y comenzó a horrorizarme el régimen que teníamos en España.
"Mi admiración por Estados Unidos llevó a mi despertar político"
Posteriormente, conseguí una beca del Gobierno de Estados Unidos y estuve un año terminando allí el Bachillerato, entre los años 1956 y 1957, durante el mandato de Dwight D. Eisenhower. Yo diría que el contacto con el mundo exterior es lo que despertó en mí el interés por la política y me hizo pensar que la España de entonces era una anomalía en el mundo occidental. Aunque el sentimiento político terminé de adquirirlo, lógicamente, en la universidad.
P.- Esa etapa universitaria fue clave en su formación, tanto profesional como política, ¿Qué le llevo a decidir estudiar Ciencias Empresariales?
R.- Cuando me marché a Estados Unidos yo pensaba hacerme diplomático y, en esa época, la carrera que había que estudiar para llegar a serlo era Derecho. Pero recuerdo que en la despedida de la beca, poco antes de marcharme de América, nos recibió Eisenhower en los jardines de la Casa Blanca y después, en la Embajada de España, el 18 de julio, que era fiesta nacional, nos recibió el embajador español, que era José María de Areilza.
"Estudié Ciencias Empresariales por recomendación de José María de Areilza"
Y conversando con él, tras preguntarme que quería estudiar, le dije que Derecho para ser diplomático, a lo que él me contestó: "En la diplomacia española lo que nos falta es gente que sepa sobre economía". Y al volver a España me decidí a estudiar Ciencias Empresariales por esa recomendación de José María de Areilza. Después, una vez empezada la carrera, me encantó la economía y me olvidé de la diplomacia.
Especialmente, gracias a un catedrático que tuve en el segundo curso, que me entusiasmó, que fue José Luis Sampedro, más conocido por su faceta de novelista. Fueron sus clases, en las que explicaba una economía al servicio de los demás, las que hicieron que me entusiasmara la idea de ser economista.
P.- En 1975, poco antes de morir el dictador, tuvo su primera experiencia política en la Junta Democrática, ¿Qué recuerda de esos años?
R.- En ese momento yo acababa de entrar en el mundo de los colegios profesionales, en los que se libraba una batalla por democratizarles. Fui candidato a decano por el Colegio de Economistas, y es en ese momento cuando entró en contacto conmigo gente del Partido Comunista de España (PCE) y en septiembre de 1975 participé en la creación de la Junta Democrática, que nos reunía a gente muy diversa, unida solo por la lucha contra la dictadura.
Desde 1975 a 1977 tuve una vida política muy activa, como presidente de la Junta Democrática de Economistas, y tras las primeras elecciones democráticas de junio de 1977 me quede al márgen de los partidos políticos.
P.- En 1987 es elegido procurador en Cortes por el CDS, ¿Por qué decidió unirse a esta formación política impulsada por Adolfo Suárez?
R.- Yo siempre había tenido una buena relación con Adolfo Suárez porque había sido alumno de mis padres en Ávila y cuando decidió crear el Centro Democrático y Social (CDS) en 1982, tras disolverse la Unión de Centro Democrático (UCD), me llamó y decidí unirme porque me parecía que mantenía una posición muy interesante frente al bipartidismo.
"El CDS mantenía una posición muy interesante frente al bipartidismo"
Ese CDS de Adolfo mantenía una posición de centroizquierda que, sin duda, era lo que mejor encajaba en mis planteamientos en ese momento. Con todo, en los primeros años 80, aún seguía más vinculado a la sociedad civil que al mundo político porque había contribuido a impulsar la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). En esa etapa prefería no tener una adscripción partidista muy destacada, pero en 1987 Adolfo me hace el ofrecimiento de ser el candidato del partido en Castilla y León y acepté la oferta.
P.- En esa II Legislatura de las Cortes de Castilla y León fue presidente de la Cámara, ¿Qué diferencias observa entre el ambiente de las Cortes en ese momento y ahora?
R.- En aquellas elecciones de 1987, la posición del CDS fue la de abstenerse en la elección de los Gobiernos autonómicos para que pudiese gobernar la candidatura más votada y, a cambio de eso, el partido mayoritario tenía que votarnos como presidentes del parlamento. Eso ocurrió en Castilla y León con Alianza Popular pero también en la Comunidad de Madrid con el PSOE.
Yo llegué, por tanto, a la presidencia de las Cortes con una gran independencia. Intenté ser un presidente de todos y mantuve excelentes relaciones con todos los partidos y en aquellos momentos había un buen clima, un enorme respeto de unos hacia otros. Me entristece enormemente el deterioro que ha habido en la vida política española en general, desde hace varios años, y en la vida política de Castilla y León, especialmente en los últimos meses.
"Me entristece enormemente el deterioro que ha habido en la vida política española"
Yo creo que el respeto hacia el otro es algo enormemente importante y en un sistema democrático no puede haber enemigos, hay rivales. Yo recuerdo que el clima de las Cortes en aquellos momentos era un clima en el que podía haber ciertos enfrentamientos pero siempre hubo en todos los debates un enorme respeto y jamás hubo insultos. Me da muchísima pena el excesivo partidismo, el cómo los dogmas de partido se colocan por encima de todo en lugar de buscar posiciones comunes.
P.- Los dos primeros años con usted al frente de la Cámara el presidente de la Junta era José María Aznar, ¿Qué recuerdo tiene de él?
R.- Era un hombre de trato hosco, no era excesivamente simpático, pero conmigo mantuvo siempre muy buenas relaciones, muy correctas. Aunque en alguna ocasión tuvimos algún choque por mi posición de independencia. Al final de su mandato, una vez el PSOE pidió su comparecencia en las Cortes y a Aznar en aquellos años las comparecencias no le gustaban mucho, lo pasaba mal.
Ante esa solicitud, se reunió la Junta de Portavoces, que votó en contra de la comparecencia, pero en la Mesa de las Cortes yo, entendiendo que mi posición tenía que ser de equilibrio, voté junto a los socialistas y le obligué a comparecer. A Aznar eso no le gustó y llegó incluso a protestar ante Adolfo Suárez, pero a pesar de tener posiciones políticas radicalmente distintas ha habido siempre una relación de respeto y amistad entre nosotros.
P.- A partir de 1991 se aleja de la vida política, ¿Qué le llevo a tomar esta decisión?
R.- Tras dejar de ser procurador, en 1992 me dí de baja como militante del CDS, tras la dimisión de Adolfo Suárez, y en la última etapa del partido ya no estuve. Volví a una posición de independiente y a mi vida profesional como economista y como asesor de grandes empresas y así transcurrieron muchos años de mi vida.
P.- Muchos años después, en 2015, se une a Podemos y se presenta como cabeza de lista por Palencia a las generales de diciembre de ese año, en un giro que sorprendió a propios y extraños. ¿Cómo explica este cambio?
R.- Después de la crisis de 2008, empecé a pensar que la socialdemocracia y los conservadores estaban adoptando unas posiciones muy negativas para salir de la crisis porque eran enormemente costosas para los ciudadanos. Yo critiqué enormemente esa política restrictiva y, en ese momento, es cuando aparece Podemos con otros planteamientos totalmente distintos.
"No me gustaba la política económica del bipartidismo y Podemos representaba algo nuevo"
Parecía que Podemos era algo distinto al resto de partidos y eso es lo que hizo que empezase a colaborar con ellos y en diciembre de 2015 fui candidato por el partido por la provincia de Palencia. Mi planteamiento entonces era que no me gustaba la política económica que se seguía desde los partidos del bipartidismo y Podemos representaba algo nuevo.
P.- Finalmente, no obtuvo su acta de diputado y volvió a abandonar la primera línea de la política. ¿Cómo considera que ha evolucionado el partido desde aquellas primeras generales a las que se presentó?
R.- Yo creo que el gran éxito que tuvo Podemos en 2015 y 2016 se diluyó tras transformarse en un partido con una ideología muy anclada en la izquierda. Creo que eso es lo que nos hizo distanciarnos a algunos, porque no participábamos en algunos dogmas de tipo marxista o comunista, con independencia de que en otros aspectos Podemos haya podido ser un factor positivo para que el PSOE volviese a determinadas posiciones más progresistas. Me fui alejando de ellos, aunque sigo manteniendo buenas relaciones con muchos de ellos.
P.- ¿Actualmente se siente identificado con algún partido?
R.- No especialmente, aunque mi posición es más bien de izquierdas. Como economista no me gustan las posiciones neoliberales en lo económico, estoy muy alejado de ellas, y me siento mucho más próximo a las posiciones del actual Gobierno en ese sentido.
P.- ¿Qué valoración hace de la situación política y económica de España?
R.- Estamos atravesando una situación difícil, aunque creo que la gestión de la pandemia ha sido muy positiva en Europa y en España a pesar de las serias dificultades que tenía. Se ha afrontado con políticas keynesianas, con un apoyo al sector público y yo me sentía optimista con que después de la pandemia se lograría salir adelante en un plazo breve.
"La gestión de la pandemia ha sido muy positiva en Europa y en España"
Lamentablemente, la invasión de Ucrania nos aboca a todos a una situación muy difícil por las dificultades derivadas de los altos precios de la energía y la escasez de la misma, y eso hace que vivamos un momento difícil.
P.- ¿Y en lo referente a Castilla y León?
Me preocupa enormemente el Gobierno de coalición que tenemos en estos momentos. Creo que las posiciones que debería mantener un partido de derechas respetable deberían ser menos extremistas y no creo que sea un buen compañero de viaje quien no cree en la violencia de género o en el cambio climático. El actual Gobierno de coalición de Castilla y León es lamentable.
"El Gobierno de Castilla y León es lamentable"
Pero el futuro de Castilla y León está unido al futuro de España y creo que las políticas que se están siguiendo a nivel nacional y europeo son positivas. Espero que, si se siguen manteniendo las políticas actuales, seamos capaces de superar esta crisis.