Van a cumplirse ya tres años desde que la pandemia del coronavirus llegó al mundo para cambiarlo todo. También en Castilla y León. Fueron meses de dudas, de miedo y de muertos, porque el virus ha dejado miles de fallecidos en nuestra Comunidad. De familas rotas y de muchos recuerdos negativos. Aún hoy en día el SARS CoV-2 golpea con un goteo constante de infectados y fallecidos, aunque con menor virulencia, gracias a que las variantes del virus que se detectan parecen causar formas menos graves de la enfermedad y a que se las combate mejor. Todo debido a la labor de los profesionales sanitarios e investigadores.
Una de ellas es Marta Domínguez-Gil González. Una mujer de 47 años que nació en Gijón. Ella es microbióloga y, también, madre de familia numerosa. Procede de una de prestigiosos profesionales del mundo sanitario en tierras asturianas y salmantinas. Suma unos 20 años de duro trabajo, la mayoría de ellos en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. Además, es profesora de la Facultad de Medicina en la ciudad del Pisuerga.
“En mi caso, la pasión por la Sanidad nace del profundo estudio y la dedicación al trabajo. De la vocación de servicio y ayuda al resto de profesionales de salud con la mayor amabilidad y comprensión posible. Durante mi formación como especialista me he encontrado con grandes profesionales que han ido complementando mi formación, tanto personal, como profesional”, nos cuenta en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Hablamos con ella de la pandemia y de cómo fue realizar la primera PCR positiva en nuestra Comunidad.
Una decisión que resultó clave
Marta Domínguez-Gil González nos explica como fue el principio de todo. Asegura que las amenazas sufridas previamente de otras posibles pandemias como MERS-CoV o la Gripe Aviar, hicieron que, a pesar de la posible amenaza conocida, la mayor parte de nosotros “tuviéramos, quizás, un puntito de exceso de confianza”. “Se trató de un claro ejemplo del cuento ‘Que viene el lobo, que viene el lobo… y nunca venía”, añade.
A pesar de esto, explica que cuando algunos meses antes les ofrecieron la posibilidad de contar con el método diagnóstico en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. Fueron “previsores” para “adquirir una pequeña cantidad de reactivos para el diagnóstico del SARS CoV-2”. Añade que “seguro que en ese momento algunos nos tomaron por alarmistas o locos”, pero dicha previsión “fue clave”.
Todo porque, cuando explotó la pandemia, allá por finales de febrero del 2020 y comienzos de marzo del mismo año, a todos los profesionales del mundo sanitario a nivel mundial de repente “ya era casi imposible adquirir ningún método diagnóstico”. Solo la centralización especializada en Madrid y “unos pocos locos podríamos diagnosticarlo”, apunta.
La primera PCR positiva en Castilla y León el 27 de febrero de 2020
“Tras una primera falsa alarma, de una chica joven proveniente de China, rodeada de una cierta polémica, surgió el primer caso real de SARS CoV-2 diagnosticado en Castilla y León. Se trataba de un ingeniero iraní que estaba de visita en Cidaut (en el Parque Tecnológico de Boecillo, en la provincia de Valladolid). Tengo que aclarar que fue el primer caso diagnosticado en Castilla y León, pero en realidad fue casi simultáneo con otro, que realmente fue ligeramente anterior, que, aunque se había diagnosticado en Madrid, se encontraba en la Comunidad”, confiesa nuestra entrevistada.
Inicialmente, solo el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid contaba con la posibilidad de diagnosticar el SARS CoV-2 en nuestra Comunidad. El resto de centros hospitalarios de la región derivaban las muestras a Madrid. Incluso ellos remitieron también, por protocolo, muestras a la capital de España para que confirmaran su diagnóstico.
“Fueron momentos de mucha tensión y nerviosismo. Dudas sobre el diagnóstico, dudas sobre las consecuencias, inseguridades y muchos protocolos de diagnóstico y prevención hechos y por hacer. Un gran reto y una gran responsabilidad. Lo que a todo profesional le gusta, pero en el fondo te pone a prueba con la mayor de las exigencias posibles”, añade la microbióloga.
Era la primera PCR de SARS CoV-2, y a pesar de que llevaban mucho tiempo haciendo PCR de otros muchos virus respiratorios “la presión por conocer rápidamente el resultado y las consecuencias que podía tener un resultado positivo era la parte que más tensionaba”, explica.
Finalmente, esa prueba positiva se confirmaba el 27 de febrero de 2020. Casi tres años después Marta Domínguez-Gil González ve el hecho de haber realizado la primera PCR positiva en Castilla y León “con cierto orgullo”. Pero también como “una experiencia de máxima responsabilidad y un trabajo en equipo” de todo el Servicio de Microbiología del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid, en realidad de todo el centro hospitalario y de todos sus profesionales.
Más trabajo y actualidad
Tras ese primer diagnóstico positivo llegó la gran carga de trabajo y de estrés que sufrió todo el sistema sanitario. Fallecidos en el hospital, escasez de medios por la ruptura del stock diagnóstico a nivel mundial… “La tormenta perfecta. La mayor de las pruebas posibles para nuestras capacidades y responsabilidad”, asegura nuestra protagonista.
“El virus ha venido para quedarse. A estas alturas de la pandemia ya podemos afirmar que es muy altamente improbable que desaparezca. Ahora, nosotros nos centramos en el diagnóstico lo más seguro y precoz posible y en colaborar con los otros servicios y especialidades en control y seguimiento de la pandemia”, afirma la microbióloga.
Sobre la variante ‘Kraken’ del que nuestra entrevistada asegura que es “poco afortunado y alarmista” llamarla así, explica que “es una más para estudiar y controlar” y pide “prudencia y control”. Hablando de la situación de la pandemia en China no duda en afirmar que “la política de COVID 0 y la falta de exposición a distintas variantes les ha podido perjudicar”, y hace un llamamiento a la prudencia.
En cuanto al objetivo que se marca, en el futuro más próximo, pasa por “seguir trabajando con la mayor profesionalidad” para “asegurar el diagnóstico precoz de cualquier infección vírica” y “ayudar en la prevención y preparación” para “la posible evolución de todas las infecciones en nuestro medio en el presente y en el futuro”.