Cada vez serán más necesarias nuevas plazas residenciales y mejores servicios para atender a la población más mayor, por lo que Clece Vitam ha impulsado su presencia en Castilla y León (donde ya cuenta con once residencias), con un nuevo centro en pleno corazón de Valladolid.
Una residencia que recupera un edificio singular en el centro de la ciudad, un antiguo convento fundado en el S. XIII aunque la parte que se conserva del edificio data del S. XVI. Hasta este convento llegaban desde Palacio Real por pasadizos subterráneos personajes tan ilustres como Felipe III o Margarita de Austria para charlar y departir con las monjas que lo habitaban.
Con la reforma de este edificio convertido ahora en una nueva residencia para mayores, Clece se marca ir un paso más allá en la atención a este colectivo con una fórmula que potencie al máximo la independencia de cada individuo. Se trata de que, llegado el momento, las personas mayores puedan seguir sintiéndose dueñas de su vida, pero sabiéndose en manos de profesionales que velen por su salud y cuidado.
Una residencia con 64 plazas que huye de estereotipos y responde así a la demanda tanto de los usuarios como de sus familias por encontrar un servicio donde sentirse seguros, pero como en casa. De hecho, uno de los mayores dilemas a los que se enfrentan los allegados a la hora de decidir dónde van a vivir sus mayores cuando las circunstancias familiares no facilitan que continúen en casa, es asegurarse de que optar por uno de estos centros de asistencia no implique que los usuarios sientan que han dejado atrás su modo de vida para siempre.
Un servicio social cuya oferta es cada vez más necesaria
Castilla y León será la segunda región más envejecida de Europa en apenas 15 años, según datos de Eurostat. Una población cada vez más mayor que necesitará de los cuidados necesarios para seguir disfrutando de una vida digna y completa.
Además, la edad a la que las mujeres tienen su primer hijo ha pasado de los 25 años a los 32 y el número de hijos por fémina ha caído de dos a uno en la última década.
Esto implica menos familiares para cuidar a la próxima generación de personas de la tercera edad y la necesidad, no sólo de aplicar nuevas propuestas por parte de la Administración para fomentar el crecimiento demográfico sino, además, nuevas propuestas e infraestructuras para atender a esta población.
Por ello, esta apuesta por una vida de calidad sin renunciar a la libertad y al ocio, está pensada para que los usuarios puedan seguir haciendo una vida prácticamente igual a la que desarrollaban antes, pero con la atención médica necesaria. Todo ello fomentando unidades de convivencia que permitan a estas personas encontrar a otras con aficiones y características similares estrechando lazos de amistad.
Residencias familiares pero con inteligencia artificial
Ante una población tan envejecida urge no sólo que las administraciones tomen medidas para revertir la falta de relevo generacional sino, además, contar con espacios profesionales que aseguren la mayor calidad de vida a este colectivo.
La demanda de mejores servicios ha llevado a Clece Vitam a trabajar porque sus residencias estén libres de sujeciones y se potencie más el trabajo cognitivo y emocional para que, llegado el caso, los usuarios con determinadas patologías cuenten con la última tecnología enfocada en su bienestar.
Así, la aplicación de la inteligencia artificial al campo sanitario ha permitido a los mayores contar con herramientas más precisas para mejorar su bienestar y calidad de vida.
Es común que algunas de las personas que acuden a estas residencias padezcan Alzheimer. Una de las últimas aportaciones de la ciencia en la lucha contra el deterioro cognitivo de estos pacientes es un robot que simula una especie de peluche de foca que interactúa con estas personas y reacciona a las palabras y las emociones humanas.
Se trata, tal y como indica María del Juncal Helia Melgosa, directora de esta residencia en Valladolid, de "trabajar aspectos de deterioro cognitivo con estos pacientes para mejorar su calidad de vida". Un proyecto con el que trabajan junto con el Centro de Referencia Estatal para personas con Alzheimer (CRE Alzheimer) ubicado en Salamanca, para avanzar en el tratamiento de esta dolencia a través de los datos que aporte esta tecnología como terapia no farmacológica con efectos positivos sobre la depresión o la agitación incontrolada.
De igual manera, la empresa ha incorporado otras tecnologías como un salón con realidad virtual que permite a los usuarios "seguir viajando y visitando otros lugares, aprender y contar con un programa de rehabilitación denominado 'virtualiza' que, con distintos niveles de dificultad, refuercen la psicomotricidad y la agilidad mental de los residentes", añade.
La antigua huerta del convento, unos 5.000 metros cuadrados, está habilitada como espacio abierto y de jardines para que "los usuarios puedan disfrutar también del aire libre o pasar un tiempo con sus familias siempre con la mirada puesta en que sientan que viven lo más parecido a como lo hacían en sus domicilios", indica José Manuel Millán, gerente de Servicios Sociales de Clece en Castilla y León.
En una comunidad autónoma con un Índice de Envejecimiento Activo (IEA) de casi 40 puntos sobre 100, lo que sitúa a los mayores de Castilla y León entre los más activos de la Unión Europea por delante de países como Alemania, Austria o Italia, este nuevo concepto de residencia-hogar dotado de más autonomía cubre un servicio social necesario en una población que cada vez vive más años y con mayor calidad de vida.