El inicio del curso político en Castilla y León ha evidenciado la dificultad del consenso entre las formaciones con representación en las Cortes autonómicas. La ruptura del Gobierno de coalición entre PP y Vox en el mes de julio, tras la salida de los de Santiago Abascal por la aceptación por parte de los populares del reparto de menas del Ejecutivo de Pedro Sánchez, obligó al presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, a configurar un Gobierno monocolor en minoría y a buscar un diálogo que parece cada vez más complejo. 

El primer pleno de las Cortes del nuevo periodo de sesiones, celebrado el pasado martes y miércoles, dejó entrever la distancia cada vez más pronunciada entre los exsocios de Gobierno, PP y Vox, que mantuvieron por primera vez duros choques parlamentarios y protagonizaron tensiones de calado, y mostró a un presidente de la Junta tranquilo y cómodo, marcando distancias con su antiguo aliado y convencido de agotar la legislatura, al menos hasta el otoño de 2025.

El PP se aleja de Vox

Mañueco no mostró voluntad alguna de atraerse a los de Juan García-Gallardo, con quien mantuvo una actitud distante, cuyos 13 votos necesita si tiene intención de aprobar los presupuestos de 2025, y optó por responder con evasivas cuando su exvicepresidente le preguntó que tenía pensado hacer con la Ley de Concordia norma que ambos socios acordaron cuando compartían Ejecutivo con el protocolo antiaborto, la Agenda 2030 o la política migratoria.

Y la cosa no quedó ahí, ya que los populares tumbaron con sus votos en contra una Proposición No de Ley (PNL) de Vox sobre rebajas fiscales en la compra de vivienda y cambiaron de parecer en relación a una moción del PSOE pidiendo un Plan de Salud Mental para los jóvenes al conocer que sus exsocios iban a votar a favor. Una actitud de los populares en el primer pleno que no dejó entrever un especial interés por atraerse los votos de Vox para aprobar los presupuestos, asumiendo la casi inevitable prórroga presupuestaria.

Vox, contundente pero leal

Por su parte, los de Gallardo también fueron contundentes con el PP. Además de recordarle a Mañueco las iniciativas legislativas pendientes, el portavoz de Vox cargó contra la "hipocresía" y la "crisis de identidad" de los populares en cuestiones como la inmigración o la financiación autonómica. Precisamente, a tenor de esta última cuestión, recordó al PP el Pacto del Majestic con Jordi Pujol que permitió la investidura de José María Aznar en 1996 a cambio de conceder a Cataluña la gestión del 30% del IRPF y el 100% de patrimonio, sucesiones y juego, entre otras medidas.

"Cuando han estado en la Moncloa han beneficiado al separatismo", denunció Gallardo, criticando a los populares por ser "entusiastas del Estado de las autonomías". Con todo, Vox fue leal con su exsocio votando a favor de la Ley de Blindaje de los Servicios Esenciales, que habían acordado mientras compartieron Gobierno, y también votó favorablemente en la PNL de los populares contra el concierto catalán acordado entre Pedro Sánchez y Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), aún recordando esa "hipocresía" de los populares.

También trataron los de Gallardo, que hicieron uso de todas sus preguntas disponibles a los miembros del Gobierno, de buscar la "prueba del algodón" de la línea política del nuevo Gobierno de la Junta con preguntas en materia de empleo, medioambiental o cultural, en las que se pudieron observar las posiciones en muchos casos antagónicas entre ambos partidos.

El difícil consenso con el PSOE

Tampoco parece sencillo, a tenor de los acontecimientos de esta semana, un entendimiento de Mañueco con el PSOE que, con sus 28 procuradores, podría garantizar también la aprobación de los presupuestos. El dirigente socialista, Luis Tudanca, pusó en duda en el pleno de la Cámara de esta semana la ruptura entre PP y Vox y recordó al presidente que no puso un cordón sanitario a "la extrema derecha" sino que fue "la extrema derecha" la que se lo puso a él.

"Todavía tiene un consejero de Vox, restringieron las iniciativas del PSOE, en las comisiones Vox solo ha votado en una ocasión contra el Gobierno, siguen juntitos como hermanos", afirmó Tudanca, que ha denunciado en las últimas semanas que Mañueco sigue "instalado en la radicalidad". "Para defender los intereses de Castilla y León aquí nos tiene, para hacer oposición al Gobierno no cuente con nosotros, ni lo sueñe", añadió Tudanca.

Mañueco interpeló al líder de la oposición con un tono más sosegado que en anteriores plenos, consciente de su necesidad de llegar a acuerdos, pero seguro, a su vez, de que podrá contar con un año por delante de mandato sin grandes interferencias y de la fortaleza de un PP que ha crecido en cada cita electoral durante los dos últimos años frente a la delicada situación del PSOE con un Luis Tudanca que será relevado en su cargo en el Congreso Autonómico del próximo año. 

El presidente de la Junta acusó al dirigente socialista de estar "atado de pies y manos por Ferraz" y "plegado a los dictados del sanchismo". "Tenemos que comprobar si a usted desde Ferraz le dejan margen de maniobra para trabajar por Castilla y León o si sigue siendo la marioneta de Sánchez", afirmó. Una distancia entre ambos dirigentes que sigue siendo demasiado grande como para contemplar la posibilidad de que los socialistas terminen dando su voto favorable a las cuentas públicas.

Un cómodo final de legislatura

Mañueco resistió el asedio de PSOE y Vox en el último pleno, consciente de su posición de fortaleza a pesar de su minoría parlamentaria, menos de una semana antes de la ronda de reuniones con los grupos parlamentarios para buscar consenso lo que queda de legislatura prevista para este lunes, 16 de septiembre. Unos encuentros en los que no se presagian grandes avances habida cuenta de las fuertes discrepancias mostradas entre los grupos en las Cortes.

Las citas parten de inicio marcadas por la tensión ya que tanto el portavoz de Unidas Podemos, Pablo Fernández, como su compañero del Grupo Mixto Francisco Igea han anunciado que no acudirán a la reunión con Mañueco. En el primero de los casos, Fernández ha asegurado que el presidente de la Junta pretende "blanquearse" con estas reuniones y "echar la culpa a la oposición del adelanto electoral en 2025" mientras que Igea ha negado acudir debido al "bullying político" del PP hacia su persona en las Cortes, ya que los populares siguen ignorando sus iniciativas y enmiendas en la Cámara.

Por parte de PSOE y Vox es previsible que el tono en los encuentros sea similar al visto esta semana en las Cortes. Los socialistas exigirán a Mañueco una ruptura total con la "extrema derecha" y un giro de 180 grados en sus políticas, poniendo condiciones inasumibles a los populares como la ruptura con Vox en los ayuntamientos, mientras que los de Gallardo le pondrán como condición que rectifique su política migratoria y que se comprometa a aprobar la Ley de Concordia, entre otras medidas.

Un distanciamiento con los dos grupos que podrían facilitarle una mayoría parlamentaria que hace presagiar que el presidente de la Junta se verá obligado a prorrogar los presupuestos, aunque podrá gobernar con comodidad hasta el final de la legislatura y llevar a cabo, a lo sumo, un adelanto técnico de las elecciones autonómicas para el otoño de 2025, que podría coincidir con un posible adelanto a nivel nacional.

Unos comicios que Mañueco pretende encarar impulsado por el auge del PP a nivel nacional, ante el desgaste del Gobierno de Pedro Sánchez, y por el propio crecimiento de su partido en las últimas citas electorales en la Comunidad, con el objetivo de lograr una mayoría absoluta que le permita dejar atrás los malos sueños de los gobiernos de coalición, que le han acompañado desde que fue elegido presidente de la Junta, en julio de 2019.

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