Si hay un lugar en el que la música tradicional parece la banda sonora del transcurrir de sus días, ese es la Sierra de la Demanda. En este extenso paraje, protegido por los Picos de Urbión y salpicado por las lagunas glaciares de Neila, el tiempo parece no haber dejado rastro y mucho menos, el hombre. Aquí, en este paraíso burgalés, más concretamente en Tolbaños de Arriba y localidades próximas, se celebra el Demandafolk, un festival no convencional que tiene en la comunión con la naturaleza y las tradiciones, la vida sostenible y la puesta en valor de los pueblos los platos fuertes del menú.
La cita es los días 5, 6 y 7 de agosto, pero ya desde el día 1 de agosto se motores en los pueblos del valle con talleres, naturaleza, gastronomía, conciertos singulares y mucho más, en lo que se ha bautizado como Predemandafolk. Todo un planazo para huir del calor de agosto.
Demandafolk
Demandafolk es un festival de música tradicional y folclore que se mimetiza con su entorno, lleno de tesoros por descubrir. Un festival que se celebra entre encinas y robles, pinares y piornos, enebros y brecinas. Un festival que llama a vivir una experiencia festivalera diferente a todas, pero también con el menor impacto medioambiental, en su fiel compromiso con la ecología y la sostenibilidad.
"Es la expresión de un compromiso de vida sostenible en torno al folclore y todas sus manifestaciones. Es el regreso a la comunión con la naturaleza, en un lugar donde solo importa el entorno y sus gentes".
Y todo ello sucede en Tolbaños de Arriba y sus localidades vecinas, en el corazón de la Sierra de la Demanda. Un paraíso natural en el corazón de la provincia de Burgos donde lo mismo es posible disfrutar de lagunas glaciares que visitar un castro celtíbero, conocer la importancia del pasado trashumante de la zona o descubrir el origen del hombre. Y Demandafolk "pone todo este potencial al servicio del visitante en un programa tan apetecible como distinto a todo".
"Aquí, entre pasacalles y juegos tradicionales, el viajero podrá deleitarse con la cocina burgalesa en el 'DF Gastronómico' o aprender a desenterrar tesoros de antaño en el taller de arqueología experimental. También seguir las huellas de los dinosaurios, primeros habitantes de estas tierras. Y por supuesto disfrutar de actividades medioambientales e infantiles, practicar yoga familiar, realizar excursiones, observar aves, hacer artesanía y aprender a bailar, tocar la pandereta e incluso de elaborar quesos. El cartel de grandes artistas de la música tradicional no será el único motivo para venir hasta aquí, será más bien, la excusa perfecta para vivir una experiencia slow única, en comunión con la naturaleza en estado puro, las tradiciones, el folclore y los orígenes".
El aforo para todas las actividades es limitado y, en su gran mayoría, gratuito, si bien es imprescindible inscribirse en su web.
Dormir bajo estrellas lejos de todo
Pero música aparte, la noche será única... El simple hecho de pasar la noche aquí, "en medio de una explosión de naturaleza única, será una gran aventura para grandes y pequeños". Este festival da la posibilidad de dormir con el bosque modelo de pinos más grande de España como centinela. Compartir lecho quizá con el huidizo lobo ibérico, con zorros, jabalíes, tejones, ciervos o corzos... con la seguridad que da el ulular nocturno del búho real, que todo lo espanta y nada lo aleja. Bajo un techo estrellado y entre paredes de hayas y otras especies arbóreas, impertérritas desde la última glaciación, un paraíso para desconectar y conectar, en comunión con la naturaleza. Y dejarse sorprender por un bonito amanecer solo interrumpido por el vuelo de halcones peregrinos, águilas reales o buitres leonados.
Impacto medioambiental cero
Este festival de música y folclore nació en 2007 y, desde entonces, no ha dejado de ser punto de reunión de los amantes de la música tradicional y el respeto por el Medio Ambiente. La Sierra de la Demanda, en Burgos, es escenario de la fusión de estas dos pasiones.
Con un claro objetivo de dinamizar las zonas rurales que se extienden por la Sierra de la Demanda y que quedan a un paso de grandes puntos turísticos de la provincia, como Orbaneja del Castillo, Tobera (el pueblo de las mil cascadas), Frías (la ciudad más pequeña de España) o la misma Burgos capital (a 80 km), el festival despliega sus actividades por un radio cada vez más amplio.
Su afán de lograr una auténtica sostenibilidad medioambiental en torno al evento lo lleva a presumir de tener varios premios y reconocimientos, por ser un festival sostenible que desarrolla numerosas labores de concienciación, poniendo en práctica todo lo que está a su alcance para que el impacto ambiental de su celebración sea mínimo. El festival comienza, de hecho, ya en primavera, con la colocación de cajas nido y la plantación de árboles para compensar las emisiones de CO2 generadas por el evento.