El Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León ha ratificado la pena de 30 años de cárcel impuesta a Agustín Herrero Bedoya, más conocido como el asesino de Lantarón o el ‘loco del martillo’, por dos delitos de asesinato, en grado de tentativa, de dos mujeres en el municipio de Miranda de Ebro, con el objetivo de encubrir el asesinato posterior de su propia esposa. El alto tribunal ratifica así la sentencia de la Audiencia Provincial de Burgos, con fecha 3 de octubre de 2022, en la que se consideraron probados que el procesado golpeó con un martillo en la cabeza a una mujer al azar en la calle Condado de Treviño, de 64 años de edad, y a la que dejó abandonada a su suerte el 27 de septiembre de 2017, causándole lesiones de tal gravedad que podrían haber causado su fallecimiento. Pocos días más tarde, el 3 de octubre, Agustín Herrero Bedoya regresó de nuevo a Miranda de Ebro, y en la misma calle buscó a una mujer que se encontrase sola, y agredió también a martillazos a otra mujer, de 55 años, que estaba sentada en un banco fumando un cigarro. También fue abandonada a su suerte, con lesiones y graves secuelas que, al igual que en el caso anterior, podrían haberle causado la muerte.
El acusado ya había sido condenado por sentencia firme en diciembre de 2020 por la Audiencia Provincial de Álava a una pena de 21 años de prisión por el crimen que perpetró a continuación. El mismo día en que agredió a la segunda víctima, regresó a su domicilio en Lantarón (Álava) y golpeó brutalmente a su mujer, Ana Belén, a la que causó 12 heridas en la cabeza provocando su muerte “por destrucción encefálica”. Trasladó su cadáver a Miranda de Ebro y lo abandonó en su coche en la calle río Ebro, a escasa distancia de la calle Condado de Treviño, donde había atacado a la primera mujer. Su cuerpo fue encontrado ese mismo día.
[Ana, la cuidadora infantil asesinada de un hachazo en su coche por su marido]
El tribunal considera que el condenado “tenía pensado acabar con la vida de su esposa”, y por ello perpetró los agresiones anteriores y dejó el cadáver de su esposa en un lugar próximo “con la finalidad de que las fuerzas policiales no sospechases de que había sido él quien había dado muerte a su esposa, sino que los tres hechos podrían haber sido realizados por otra persona, que se dedicaba a dar martillazos a la mujeres en la localidad de Miranda de Ebro”.
Por ambos asesinatos en grado de tentativa con las agravantes específicas de alevosía, y evitar ser descubierto, fue condenado por la Audiencia Provincial de Burgos a quince años de prisión por cada uno de los delitos, así como al pago de una indemnización de 30.000 y 63.000 euros respectivamente a cada una de las víctimas.
De esta forma, el TSJCyL desestima el recurso de apelación interpuesto por el reo y confirma íntegramente la condena. Contra la sentencia cabe recurso de casación ante el Tribunal Supremo.
La cuidadora infantil que velaba por los pequeños en el autobús y el comedor
Ana Belén Jiménez Hurtado tenía 44 años cuando fue asesinada por su marido. Vivía en Lantarón (Álava), y llevaba 12 trabajando en el colegio público Unamunzaga Ribadellosa, un centro de preescolar y primaria situado en la provincia de Álava donde gigilaba a los niños en el autobús y en el comedor. Era la primera en subirse al autocar y la última en despedirlos, una rutina diaria que, según sus amistades más cercanas, le hacía "feliz". Se encontraba en trámites de separación. Aquella fatídica mañana del 3 de octubre de 2017 Agustín Herrero Bedoya, su marido, puso fin a su vida. Con la ratificación de esta condena, el autor pasará el resto de su vida entre rejas.