National Geographic se ha dado un paseo por la provincia de Burgos para ensalzar el “poderío” que transmiten las fortalezas burgalesas que reinan en el lugar y de las que tiene el honor de poder contar nuestra Comunidad, Castilla y León.
En la primera bella localidad que se detiene es en Frías, de la que destaca “su sabor medieval” que “impregna las calles y casas colgantes” y entre las que destaca el castillo del municipio burgalés.
Una fortaleza que cuenta con foso y lienzos de las murallas que completan, como apunta National Geographic. La historia del castillo se remonta a la de las primeras fortalezas del siglo X. Situado sobre una peña que domina el Valle de Tobalina, es uno de los castillos roqueros más espectaculares de Castilla, teniendo un gran valor estratégico.
Comenzaría a tener más importancia al pasar a manos del rey Alfonso VIII en 1201, dotándole de valor estratégico, ya que relevará al castillo de Petralata de las funciones de control del territorio, construido por los navarros en 1040 para defender los pasos más importantes entre La Bureba y Castilla la Vieja.
La defensa de la Muela se completará en 1201 con la construcción de la muralla, y más adelante, en el siglo XV Pedro Fernández de Velasco emprende obras de fortificación para garantizar el dominio de Frías.
La siguiente parada que hace National Geographic es en Medina de Pomar. Concretamente destaca la fortaleza que también lleva por nombre el Alcázar de los Condestables. Se ubica dentro del Casco Histórico medinés y se conoce como ‘Las Torres’. Fue declarado BIC en el año 1931 y está compuesto por dos grandes torres unidas por un cuerpo central que conserva aún sus almenas. El inicio de su construcción se fecha en el siglo XIV.
La siguiente parada es en el castillo de Los Rojas, en Poza de la Sal. Uno de los bastiones inexpugnables de la provincia de Burgos. El emplazamiento del castillo en la cima de un macizo rocoso, aislado, de una verticalidad que lo hace casi inaccesible, no permitió otro acceso que peldaños tallados en la propia roca. El castillo y el roquedo en el que se asienta se encuentran en el borde oriental del diapiro, en el escalón entre el Páramo y la Bureba, lo que supuso por el oeste el control de la entrada a la villa y a la Bureba desde el páramo y también el control de todo el territorio salinero, y por el este un dominio visual absoluto sobre la cuenca burebana. Protegió sobre todo el caserío de la villa, ceñido por la muralla y asentado en su falda oriental, sobre la Bureba.
La fortaleza tuvo las funciones de prisión, vigilancia y defensa. Entre los días 22 de enero y 19 de mayo de 1528, siendo noveno señor de Poza Juan Rodríguez de Rojas, los embajadores de Francia, Milán, Florencia, Inglaterra y Venecia, de la Liga Clementina, estuvieron presos en este Castillo por orden de Carlos I. Fueron conducidos a la villa por Pedro López Hurtado de Mendoza. Andrea Navaggero, el embajador de la república de Venecia, describe su estancia y la villa en su obra Viaje por España. Al mismo tiempo que estos embajadores, el día 15 de abril de 1528, Carlos I ordenó el encierro en Poza de Ricardo Cuper, Procurador de los corsarios ingleses que asaltaron y tomaron la nao “Espíritu de Gracia”, propiedad de mercaderes burgaleses, en Belém, cerca de Lisboa, en la noche del 10 de marzo de 1525.
El cuarto parón lo hace National Geographic para disfrutar con el castillo de Peñaranda de Duero. Una fortaleza que domina de forma clara el caserío. Aunque las primeras defensas de Peñaranda pudieron ser levantadas de forma simultánea a su repoblación, la mayoría de lo actualmente conservado debe atribuirse al primer conde de Miranda, entre mediados y finales del siglo XV. Presenta una gran similitud con otros castillos de la comarca ribereña, como los de Peñafiel y Gormaz, y también repite el ventajoso emplazamiento entre un monte y un río, como se observa en Burgos, Frías o Castrojeriz. Su planta alargada y quebrada se adapta de forma perfecta al escarpado roquedo sobre el que se asienta, la famosa Peña de Aranda, ocupando aproximadamente la mitad occidental de la misma. La puerta de acceso se halla al Este, separada del resto por un foso excavado en la roca viva.
El quinto de los lugares en los que para National Geographic es el del mágico municipio de Covarrubias, un bello pueblo burgalés que conserva, hoy en día, todo su encanto medieval.
Allí se recrea con el Torreón de Fernán González. Fechado en el siglo X está considerada como obra mozárabe y la envuelve la trágica leyenda del asesinato de la Infanta Urraca, motivo por el que también se la conoce con el nombre de Torreón de doña Urraca. En su momento constituyo un elemento defensivo de la villa. De base rectangular, y torre piramidal truncada, con gruesos muros sustentados por recios bloques provenientes deconstrucciones anteriores. La puerta se abre en alto, hacia la mitad de la torre y forma un arco de herradura de dovelas desiguales. Consta de cuatro plantas de distintas alturas. Si recorremos toda su altura, nos encontramos con una cubierta de tela roja, que no corresponde a su estructura original de almenas. Cuenta la leyenda que la Infanta Doña Urraca fue encerrada aquí por su padre, como castigo por sus amoríos con un pastor.
Olmillos de Sasamón es la sexta parada. En un altozano, a la entrada del pueblo, se sitúa el castillo de Olmillos, una de las joyas de la arquitectura medieval burgalesa de carácter no religioso. El castillo de Olmillos de Sasamón fue construido durante la primera mitad del siglo XV por Pedro de Cartagena. Cuando el mayorazgo de los Cartagena se constituyó definitivamente, el 29 de enero de 1448, ante Alvar García de Santa María, el citado Pedro ya moraba en él. Perteneció al señorío de los Cartagena (siglos XV-XVI) y posteriormente, por falta de descendencia masculina, pasó a los vizcondes de Valoria (XVII y XVIII) y a los duques de Gor (XIX). A comienzos del siglo XIX, en concreto el 22 de julio de 1812, los guerrilleros de Santos Padilla le prendieron fuego porque para ellos era un símbolo de colaboración con los invasores franceses. En la actualidad está totalmente restaurado y es de propiedad particular. El castillo de Olmillos, el más bello castillo de la provincia; constó de un recinto exterior con tres pequeñas torres en las esquinas y otras dos mayores al Sur, entre las cuales se hallaba la entrada. De este recinto no se conserva nada.
National Geographic acaba su recorrido en Sotopalacios. El pueblo tiene un importante castillo medieval. El castillo original del siglo IX fue reedificado en el siglo XV a su aspecto actual. Durante el siglo XIX sirvió de polvorín para el ejército y su deterioro fue ostensible, usándose las piedras de sus muros para edificar las casas del pueblo. Sus actuales moradores están en un lento proceso de reconstrucción, basándose en la venta de alfombras de elaboración propia.
El castillo de Sotopalacios, conocido popularmente como Palacio del Cid, consta de un cuadrado flanqueado al oeste y al sur por dos gruesos torreones y una torre menor al este. Los torreones poseen cinco almenas en cada lado, excepto en el interior, defendido por un garitón. La puerta de ingreso se abre junto al ángulo norte. El cauce del río Molinar hace de foso por dos de sus lados. Antiguamente rodeaba todo la fortaleza. Asimismo, hubo un puente levadizo, hoy desaparecido. Los muros del castillo son muy gruesos. En el paramento que une los dos torreones se abren ventanas adinteladas y enrejadas en la planta baja, mientras que las de la parte superior son arcos rebajados. La diferencia de color de los materiales empleados pone de manifiesto la existencia de sucesivas reformas en el castillo.