España es rica y atractiva, por un gran número de motivos. Uno de ellos es su variedad lingüística. Es una de las grandes señas de identidad de todas las provincias de nuestro país, también de Burgos, lugar en el que se dice que se habla el castellano de manera inigualable.
La ciudad burgalesa ha desempeñado un papel crucial en la evolución del idioma español a lo largo de toda su historia. Desde la Edad Media, fue un importante centro de desarrollo cultural, también político y, sobre todo, lingüístico, lo que contribuyó, de manera muy significativa, a la configuración y expansión del idioma tal y como hoy lo conocemos y como lo hablamos.
En el siglo XIII, fue la sede de la corte del rey Alfonso X, que también era conocido como El Sabio. Él promovió la producción literaria y la estandarización del idioma castellano mediante la labor tanto de los escritores como de los copistas que trabajaban en la ciudad. Este impulso en lo que a la codificación del idioma se refiere y, también, en la promoción de la literatura en castellano, tuvo un impacto duradero en la evolución lingüística de la región y más allá.
También podemos observar la influencia de Burgos en la evolución del idioma español en lo que tiene que ver con la riqueza y la variedad de su dialecto, que ha dejado una huella fonética, la morfología y el léxico del español moderno. La mezcla de influencias lingüísticas presentes en Burgos, que es fruto de su historia como enclave estratégico, ha enriquecido la lengua castellana y ha contribuido a su diversidad y también a su vitalidad.
Con la colaboración del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y de Ascensión, una burgalesa nacida en Aranda de Duero, conocemos palabras, vocablos y expresiones que se usan en Burgos, y quizás no se entiendan en el resto de España.
Un par de frases
““Untar el morro” como pegar a alguien por meterse donde no lo llaman o “untar la badana”, como pegar una tunda a alguien, son dos frases que se utilizan mucho en Burgos”, aseguran desde el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua en declaraciones a EL ESPAÑOL de Castilla y León.
Los burgaleses, por tanto y cuando se enfadan con alguien, es muy común que utilicen esta frase en modo de contestación contra dicha persona, cuando se encuentren con un grado de irascibilidad destacado y de forma intimidatoria. Son muchas las veces, afortunadamente, en las que la cosa no va a más.
Ascensión confirma el testimonio de la institución lingüística. Ella lo ha oído de primera mano en Aranda de Duero, lugar en el que nació y en el que pasó su infancia, aunque ahora vive en Valladolid. “He oído la frase “untar el morro” como dar un buen escarmiento a alguien. Además, a veces se añade a dicha frase con tocino. “Untar el morro con tocino”, quedaría definitivamente, apunta.
““Estás como la puerros” es otra expresión utilizada para referirse a alguien despistado, un poco ido y que actúa sin lógica”, añaden, además, desde el Instituto Castellano y Leonés de la Lengua, en otra frase que resulta “muy utilizada en Burgos”.
Otros términos que se usan en Burgos
Desde la institución lingüística de Castilla y León también nos confiesan que “majo” “se emplea mucho en Burgos para hablar bien de una persona que es simpática y agradable y en el sentido de alguien que resulta atractiva o guapa”. Es frecuente escuchar aquello de “Estás muy maja”.
También afirman que se utiliza en Burgos la frase “estar canino” como “no tener dinero o estar sin efectivo y sin posibilidades”. Desde el Instituto de la Lengua de Castilla y León matizan, sin embargo, que “es posible que algunas de estas expresiones se utilicen también en otros lugares y no sean exclusivas de la ciudad.
““Para ti la perra gorda”, como dar la razón a alguien. “No estoy católico”, bajo el concepto de no tener buen cuerpo ese día. “Pasarlas más canutas que en vendimias”, como pasarlo mal o “verdes las han segado”, como ya no hay nada que hacer, son otras expresiones que también se pueden oír en Burgos”, apunta Ascensión.
La arandina añade que en Burgos se utiliza la palabra “chinfano” para “referirse a los mosquitos” o “chisquero” “cuando se habla de un encendedor o mechero”. Son frecuentes las ocasiones en las que una persona te pide ese “chisquero” para encenderse un cigarro en la ciudad burgalesa.
“También se emplea la palabra “mamola” para referirse a la barbilla o “chingoletas” para hablar de las volteretas. La frase “estar a por uvas” como distraído o el concepto de “platos vados” como llanos. Además, también he podido escuchar el dicho “De padres gatos, hijos michines” que significa: de tal palo tal astilla”, apunta Ascensión.
El caso particular de Miranda de Ebro
“Hay algunas palabras y expresiones empleadas en Miranda de Ebro que resultan muy características. Su proximidad al País Vasco y a La Rioja y un habla llena de entonaciones y muy musical son características y muy comunes en la forma de hablar de su población”, confiesan, en declaraciones a este periódico, un ciudadano del lugar.
La localidad burgalesa pasa por ser una de las más importantes de la provincia. En la actualidad cuenta con una población, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de 35.639 habitantes, el segundo municipio con mayor número de vecinos tras la capital y superando a Aranda de Duero.
“En Miranda de Ebro se usa la palabra “carrillo” como un establecimiento de venta de golosinas. También “maíces” para referirse al fruto seco, tostado, de maíz. Además, se puede oír el concepto “pichaza” como bobo o estúpido, utilizado de forma coloquial desde hace muchos años”, apuntan desde la institución lingüística de Castilla y León.
“Barracas”, como las atracciones de feria, véanse los caballitos o la noria, “palomilla” como una percha de ropa, “avión”, para referirse a un tendedero para colgar la ropa o “tontolaba” como tonto o bobo en sentido despectivo, son alguno más de los términos que se pueden escuchar en Miranda de Ebro, según la información de nuestras fuentes.
Una ciudad y una provincia para perderse y disfrutar
Como hemos podido comprobar en este escrito, Burgos capital y también su provincia atesoran una riqueza lingüística que merece la pena destacar con localismos y términos que se entienden en la zona pero que cuestan en el resto de España. Conceptos que merece la pena conservar, no perder.
Sin embargo, además de esta riqueza en lo lingüístico, la provincia burgalesa atesora un gran encanto cultural y patrimonial para disfrutar y para pasar una gran jornada en la mejor compañía. Catedrales, yacimientos, cascadas y pueblos que quitan el hipo.
La catedral de Burgos es uno de esos sitios mágicos. Municipios como los citados Miranda de Ebro o Aranda de Duero, con el encanto de sus bodegas y el sabor de su mejor vino y otros más pequeños como Caleruega.
Un lugar mágico para descubrir estos conceptos lingüísticos que reinan en el lugar y también todo su encanto patrimonial e histórico.