El Alfoz de Burgos pasa por ser un remanso a 5 minutos de la capital burgalesa donde degustar sabores únicos y genuinos, propios de las tierras castellanas, de forma rápida y sin complicaciones. El lechazo y la morcilla ‘El Colmado’ reinan en el lugar. Tienen una entidad propia como producto específico del establecimiento hostelero.
Se trata de un asador tradicional castellano, cafetería, hotel de descanso, empresa, tienda y obrador de morcillas que se ubica en la localidad de Villagonzalo de Pedernales, en la A-1 y el kilómetro 233. Es parada obligatoria para muchos, en el día a día, y también para otros que quieren disfrutar de una comida o de una cena para el recuerdo.
El ESPAÑOL de Castilla y León charla con Rubén Güemes Ubierna, de 55 años y uno de los culpables de que el lugar se haya convertido en uno de los emblemas gastronómicos, no solo de la provincia burgalesa, sino de la Comunidad castellano y leonesa.
Los duros inicios y un lugar histórico 18 años después
“Soy el menor de una familia de siete hermanos mayores que se han dedicado a ayudar en los negocios de hostelería con los que contamos. Yo soy el que en la actualidad llevo el timón del barco con la ayuda de todos mis empleados. Sacamos adelante, día a día, El Alfoz de Burgos con fuerza e ilusión”, asegura orgulloso nuestro entrevistado.
Él nació en Sotopalacios, otra localidad burgalesa. Ahora vive en Burgos capital. Fue en el año 2006 cuando, junto a su hermano, decidieron comprar el local en el que se ubica, a día de hoy, El Alfoz de Burgos.
“Antes era otro negocio hostelero que no pasaba por su mejor época. Lo compramos para hacer realidad nuestro proyecto. En 2008 vino la crisis y cuando conseguimos sacar un poco la cabeza, allá por el 2012, mi hermano falleció. Al llegar, cambiamos el nombre. Queríamos que fuera un referente gastronómico y aquí estamos 18 años después”, añade nuestro protagonista.
Ubicado en una zona de paso para muchos, da el mejor servicio, cada día, a unos comensales que se marchan encantados del lugar. Cumplirá la mayoría de edad en apenas un mes.
3.000 metros cuadrados y 40 trabajadores
“El fallecimiento de mi hermano me espabiló. Aprendes a ver la vida de otra manera. A dar a las cosas la importancia que tienen. Fue un bofetón de realidad. Me ayudó a sacar adelante nuestro negocio ubicado en la A-1, aunque mis clientes siguen diciéndome que esto es la Nacional 1”, añade Rubén.
Nuestro entrevistado asegura que su negocio es “lugar de paso para muchas personas que trabajan en el norte de España” y apunta que esta zona norte “está de moda” al “contar con temperaturas más suaves”. Esto eleva la llegada de turistas a su restaurante y le genera beneficios.
El espacio total del lugar alcanza los 3.000 metros entre el asador, el restaurante, la cafetería, el hotel y el obrador de morcillas. El asador es amplio y llega a los 800 metros cuadrados. Podrían acoger a muchos comensales más, pero prefieren dar el trato que merece a un total de 200.
El éxito de este restaurante burgalés repercute en el empleo. Son un total de 40 los trabajadores que se esmeran para que las comidas y las cenas en El Alfoz de Burgos sean únicas.
Reina el lechazo asado en horno de leña, la morcilla y su tortilla de patatas
“Ofrecemos, cada día, la gastronomía tradicional de aquí. Nuestros platos estrella pasan por ser el lechazo asado en horno de leña y la morcilla que elaboramos aquí todos los días. También hacemos una apuesta fuerte por los guisos tradicionales con los platos de cuchara y con los callos, con recetas refinadas”, añade Rubén Güemes Ubierna.
También podemos disfrutar de un buen plato de manitas de lechazo, o de callos de lechazo con patitas. No puede faltar en su carta ese rico plato de callos y morro de vaca, una delicia para los amantes de la casquería.
Pero, queremos destacar la morcilla ‘El Colmado’. La elaboran ellos mismos. Cada día. Típica burgalesa. La picosa, esa que es picante y sosa. Esa que reina en la provincia de Burgos y de la que presumen los burgaleses.
Además, si pasas por la cafetería de El Alfoz de Burgos no te puedes ir sin degustar un buen pincho de tortilla. “La cantidad de unidades que hacemos es sorprendente. El año pasado, estando en San Sebastián, me preguntaron por el secreto de nuestras tortillas”, afirma nuestro protagonista.
El futuro
Si el presente en el lugar es próspero, el futuro tiene pinta de serlo más. “Hemos puesto una pica y tenemos trayectoria, nombre y clientela. Muy mal lo tenemos que hacer para que esto no siga adelante”, asegura Rubén Güemes Ubierna.
“Queremos seguir haciéndolo bien muchos años más. En los negocios, si tienes una identidad, y lo haces bien, raro es que te vaya mal. Queremos seguir trabajando mucho y bien”, apunta nuestro entrevistado.
En el lugar están muy contentos también con el proyecto del obrador de morcillas. No se venden, de momento, fuera de Burgos. Solo en el lugar. Quitan el sentido.
Larga vida a El Alfoz de Burgos.