La fuerte resistencia de la Cultural consigue la victoria
La Cultural visitaba el García de la Mata con el convencimiento de lograr tres puntos importantísimos para seguir con la dinámica positiva fuera de casa. Víctor Cea disponía un once de garantías con la novedad de José Alonso en el lateral izquierdo, Bernal en la medular, y la continuidad de Zelu por banda derecha, como puntos destacables de un equipo que iniciaba dominador y poderoso en el juego. Frente a ellos, un Unión Adarve ordenado, correoso, con capacidad de trabajo importante desde el inicio, y contados acercamientos a balón directo como argumento de ataque.
Las llegadas se sucedían sobre el marco local, con Señé, Zelu, y sobre todo, Saúl, como estiletes de peligro sobre los intereses del Adarve. Mejor que su rival en posesión y ocasiones, los de Cea avanzaban posiciones sobre mitad rival con el control de los carriles centrales del campo. Organizando el avance desde meta, los visitantes buscaban una y otra vez la entrada en la ordenada zaga rival. Zelu, y de neuvo Saúl, con una llegada de potencia desde segunda línea, acercaban con ambición el tanto a la meta madrileña.
Todo el trabajo de los leoneses se vería recompensado en esta primera mitad con el tanto de un inspirado Aridane que, al envío cruzado desde la esquina, respondía con un testarazo inapelable. Gol de trabajo, muy merecido a tenor de lo visto sobre el verde, y que colocaba a la Cultural como adelantado en el electrónico de un García de la Mata que asistía impotente al vendaval blanco.
La vuelta de vestuarios traería una segunda mitad algo más atascada en el desarrollo del juego, con la Cultural manteniendo la batuta de la situación, aunque sin la claridad del primer periodo. Equilibrando con eficacia entre ataque y defensa, los de Cea mantenían el balón, organizando también su faceta de retaguardia para evitar los envíos largos a espalda de la zaga, el recurso más habitual de los empleados por los madrileños.
Con el bloque adelantado, en busca del segundo gol, la Cultural maduraba un partido que exigía competición en cada acción, oficio y calidad en la resolución de los duelos. La entrada de Yeray facilitaba una circulación ágil, y un posicionamiento sobre línea medular de alta importancia para mantener el ritmo de juego buscado.
En la recta final, Mancebo y Ortiz como bombonas de oxígeno para dotar al equipo de una resistencia extra que permitiese llegar con fuerzas al último pitido, ése que determinaba la victoria final de la Cultural, estirando una dinámica positiva que debe trasladarse desde ya al Reino de León.