Una de las mesas exteriores del restaurante

Una de las mesas exteriores del restaurante

Palencia

El pequeño pueblo de Palencia con un restaurante reconocido por Michelín donde se come por 35 euros

Se trata de un negocio con 20 años de historia donde destacan los escabeches en su amplia y cuidada carta tradicional

9 julio, 2024 08:12

El yantar es todo un placer y, para algunos, casi una religión. Hay gente que se gasta 300 euros en un partido de fútbol o en un concierto, y les hay que desembolsan lo mismo para sentarse en una mesa y degustar platos elaborados por aquellos cocineros y cocineras con estrella.

Pero a los que les gusta comer, entre los que me incluyo, también disfrutan de los pequeños lugares. De esos bares y restaurantes escondidos y menos conocidos. Algo que la Guía Michelín también valora, puesto que aquellos que tienen una, dos o tres estrellas en sus paredes, no son para todo tipo de bolsillos. Para eso están los otros reconocimientos, como el Bib Gourmand.

Desde 1995, la guía de neumáticos francesa reconocía  los restaurantes con buena comida con una R roja, y desde 1997 se empezaron a distinguir con la imagen de Bib Gourmand, el muñeco Michelin, relamiéndose. Desde la Guía Michelín aseguran que los locales dotados de este galardón “son los restaurantes preferidos de los inspectores, que los buscan con ahínco desde la firme convicción de que una buena comida no tiene por qué tener un precio desorbitado”.

Y en ese rango se encuentra un local en el pequeño pueblo palentino de Tariego de Cerrato. Un municipio emplazado en la ladera de un cerro en la margen izquierda del río Pisuerga, en la comarca del Cerrato palentino. En las afueras se encuentra el Mirador del Río, que permite admirar espectaculares vistas y contemplar una bella arboleda en la vega y los bellos meandros del río.

Fotografía de la terraza

Fotografía de la terraza

Desde allí se puede intuir un oasis de placer para todos los sentidos. Un negocio con unos 20 años de historia que se está forjando un nombre en el Cerrato palentino. Y es que, simplemente cruzar sus puertas es trasladarse a un lugar de paz. Un bello jardín arbolado, donde se monta la terraza, tres cuidados comedores de ambiente rústico, uno de ellos con una antigua cocina integrada en la decoración.

Casa Chesmy mantiene una filosofía de cocina tradicional y guisos, respetando en todo momento el producto, buscando los sabores auténticos y tratando con mimo y tiempo cada plato. El trato familiar y cálido del que disfruta el cliente, es bien conocido por todo tipo de público que se convierte en habitual. Una propuesta tradicional, de corte casero, especializada en pichones y pollos de corral; no en vano, el propietario posee varios palomares, su propio gallinero, un huerto donde cultivan las hortalizas con las que trabajan.

Fotografía de un plato de carne

Fotografía de un plato de carne

En su carta, uno puede encontrar platos de toda la vida, ya que el queso puro de oveja, la cecina de vacuno o el jamón de bellota, sirven como los mejores entrantes posibles. Después, el producto de cercanía aparece en platos como el pisto, los caracoles, las sopas a la sartén o la tortilla de patata con huevos de corral. Eso para abrir boca, porque después el rabo, la perdiz o los pichones, harán las delicias de los más carnívoros, a los que se les caerá la ‘baba’ con el lechazo churro.

Y es que la cocina tradicional castellana se respira en cada espacio, en cada plato, incluso en los pescados que tienen un toque cercano, con el bacalao a la riojana o la merluza de pincho gallega. Y como no podía ser de otra forma, los postres son caseros, muy caseros, y que varían según la temporada.

Una de las zonas del restaurante con los animales

Una de las zonas del restaurante con los animales

Mención aparte merece su plato estrella, y por el que muchos comensales viajan hasta esta localidad palentina. Tres son las propuestas que ofrecen en los escabeches, y todas ellas relacionadas con la caza. Escabeche de perdiz, pichón y conejo. Unas propuestas por las que más de uno repite en esta casa. Igual que por sus productos naturales y de la huerta personal.

De la huerta a la mesa. Una tendencia que va a más, en el mundo de la hostelería, son los restaurantes con huerta propia. ¿Qué mejor para disfrutar del pleno sabor de las hortalizas, que recogerlas en su punto óptimo de maduración y, perfectamente frescas, servirlas en el plato? Desde Casa Chesmy, dicen que se esfuerzan en llevar al plato la máxima calidad. Por ello valoran tanto la materia prima que sale de la huerta, controlando así la calidad del producto final.

Productos de la huerta

Productos de la huerta

Si cuando uno sale para degustar lo mejor, un restaurante con huerta propia, te asegura comida fresca, de temporada y con el mejor sabor y más sano. De la mata a tu plato, para poner la guinda a una gastronomía excelente.

La Guía Michelín pocas veces se equivoca, al menos eso dicen los expertos, y si han elegido esta casa gastronómica para recomendar, será por algún motivo. El económico es claro, porque uno puede degustar un menú tradicional, de esos con entrante, primer y segundo plato y postre, todo casero y de cercanía por alrededor de 35 euros.

La calidad, la ponen la cocina y los productos. Si uno conoce la huerta y ganadería castellana, sabe a lo que se atiene: sabor en cada bocado. Sobre la mano en los fogones no hay más que hablar con los clientes que repiten, que son muchos, por lo que si unimos todos estos factores, Casa Chesmy es un restaurante a tener en cuenta cada vez que se pase por tierras palentinas.