Es tiempo siempre
Es tiempo de garbanzos de espinacas, bacalao y patatas. Es tiempo de guardar la carne, la lujuria dejarla en casa, de endulzarse con torrijas y ver como la procesiones pasan.
Es tiempo de ver salir de su veracruz a la de los dolores paseando entre las sombrías calles en esa tarde del viernes a manos de paisanos porteadores.
Debería seguir escribiendo sobre la Semana Santa que se avecina pero... siento la imperiosa necesidad de escribir sobre una persona.
ES TIEMPO de escribir de Doña Agustina Martin Santos.
"Nuestra Tina"
Conocí a Agustina Martín Santos más o menos sobre el mes de noviembre de 2014 y ese mismo día ya era Tina, "nuestra Tina" siempre con una sonrisa y un beso o abrazo amistoso al vernos cada día -una costumbre muy francesa que habría que asimilar- y practicar. Si la frase "la cara es el espejo del alma" en Tina era una contundente realidad. Su rostro era su alma, que demostraba con sinceridad y sin ambages su estado. Pero siempre tenía una sonrisa para cada momento tratando con ello de dulcificar una situación tensa.
Odiaba las injusticias tanto que recuerdo que le pedí un día que se reconociese a dos deportistas para olímpicos de los 80, Vicente Riesco y Goyita Madrid, con su espacio, su imagen en la pared que para rememorar a todo deportista olímpico de Salamanca existe en el CIM Julian Sanchez "El Charro".
El concejal de Deportes accedió por la tozudez, decisión y tesón de Tina, "lo tengo aburrido" decía, asunto que desde el primer momento reconoció como una injusticia y trabajó hasta conseguirlo. Así era ella, cualquier situación que consideraba injusta la hacia suya. Gracias por esa enseñanza.
Pero Tina! qué haces por el suelo?- le pregunté una vez que la encontré en juvenil postura en un local donde teníamos una reunión-, sentada no lo ves! No se andaba con remilgos para bajarse al nivel de su interlocutor.
Su debilidad fueron siempre las injusticias sociales, y su lucha vecinal el medio para solventarlas. El rostro fuerte, adusto y serio cuando se hablaba o conversaba sobre este tema, hablaba de él con mucha seguridad, de forma enérgica, contundente de llevar siempre la razón, como si lo conociese de toda la vida. Vaya si lo conocía!, lo había 'mamao' como popularmente se dice. Y cuando más podía hacer, en pos de esa lucha, como concejala del Ayuntamiento de Salamanca:
Qué injusticia más grande!....
Tina nos dejó el 28 de marzo de 2016 por la mañana temprano. Me comunicaron su fallecimiento saliendo de Toledo camino de Valdepeñas. No podía seguir el viaje incrédulo, paré un momento para confirmar el triste suceso y posteriormente con rabia llorar su pérdida.
Por todo ello, el pasado 28 de marzo tuvimos un acto en su memoria, fue un acto sincero, callado, respetuoso hecho por amigos, por gente agradecida de su labor. Solo impuso al respetuoso silencio (en su honor) el sonido de unos pasos de baile charro, la flauta, el tamboril y el sonido de unas castañuelas. Su marido Eugenio, su hija Tamara y su nieta Jimena (que desafortunadamente no conoció en vida, seguro estará vigilándola, guardándola desde arriba, pero cerquita) recibieron el reconocimiento y el consuelo de amigos y conocidos.
Tina, te conocí tarde y por poco tiempo, pero siempre tus consejos han sido los railes de una vía por los que guiarte con seguridad, con justicia y desinterés, sobre todo esto, desinterés, sabiendo que si sigues el camino llegarás de forma cierta a tu destino, tu objetivo.
Muchas gracias Tina, por todo gracias.