Unionistas vuelve a empatar en casa pese a dominar al Valladolid
Unionistas de Salamanca ha empatado este sábado a uno en las Pistas del Helmántico contra el Real Valladolid B, filial del eterno rival de la Unión Deportiva Salamanca, derbi muy intenso siempre en Castilla y León. A buen seguro muchos recuerdos afloraron en la grada, con presentación de la cantera antes del encuentro.
El equipo blanquinegro llegaba a este partido tras una victoria en Navalcarnero que le sacó de puestos de descenso. El objetivo, por tanto, era lograr la segunda victoria consecutiva para seguir mirando hacia arriba. Además, volviendo a hacer de las Pistas un fortín tras un empate y una derrota. Enfrente estará el Real Valladolid B, un equipo situado en mitad de la tabla con un gran potencial que viene de perder ante el Real Madrid Castilla en la jornada anterior.
Unai y Quintana, expulsados el pasado domingo en Navalcarnero, fueron baja por sanción. Mientras, Guille Andrés y Gallego seguían con su proceso de recuperación, pero Roberto Aguirre recuperaba a Ayoze para la defensa. Además, Piojo, De la Nava y Diego Hernández eran duda, por lo que el juvenil Lafu entró en la convocatoria.
Unionistas salió de inicio con Molina, Cendrós, Ribelles, Admonio, Llano, Jorge, Iván Robles, Javi Navas, Diego, De la Nava y Góngora. En el banquillo quedaron Piojo y Manjón, que arrastraron molestias durante la semana, además del recuperado Ayoze, Juanmi, Peli, el canterano Lafu y el portero suplente Lluis.
Mientras, por el Valladolid B comenzaron Samu, Raúl, Corral, Mario, Abel, Carrascal, Pablo, Javi Pérez, Zalazar, Quique y Waldo. En el banquillo aguardaban Diego, Apa, Nieto, Charaf, Socorro, Jardel y Dani.
Aguirre dispuso un equipo para tener un mayor control del centro del campo, tanto en lo físico como en el juego, con Javi Navas en labores más de mediapunta y escorándose a la banda que De la Nava. Sobre el terreno de juego, los blanquinegros eran superiores a los blanquivioletas, con una mayor presión sobre la defensa pucelana que a punto estuvo de resultar si Diego hubiera estado más rápido a un cabeceo de Carlos de la Nava.
Pero como el fútbol es como es, en la primera ocasión en que el Valladolid pasó del mediocampo sin un pelotazo, el balón llegó a la esquina del área grande y desde allí Corral soltó un zurdazo raso a palo cambiado al que no llegó Molina. Apenas era el minuto diez. Jarro de agua fría en tarde calurosa pese a ser ya mediados de octubre.
Durante algunos minutos pareció contrariado el equipo charro, pero se recompuso rápidamente y volvió a dominar el juego. Los acercamientos se sucedieron, los córners, y en una contra un balón desde la izquierda llegó junto al área pequeña para que De la Nava la picara cerca del poste. Empate a uno, minuto 23, justo antes de comenzar a cantar la grada el himno de la Unión, como es costumbre, y a empezar de nuevo el partido.
Siguió dominando Unionistas durante el resto de la primera parte, derrochando esfuerzo. Tanto fue para Diego que terminó por romperse y fue sustituido por Isaac Manjón en el minuto 35. El delantero centro facilitó una clara ocasión nada más salir, con un control orientado, paso de la muerte, Jorge dribla, la cede a Javi Navas y cuando parecía que iba a romperla quiso también recortar y el balón se le fue. Tuvo otros acercamientos Unionistas al área rival, pero atajados por la zaga pucelana. Al descanso, empate a uno.
NOTICIASCYL ampliará la crónica al final del partido.
La segunda parte comenzó con Unionistas domingo el centro del campo. Llano era toda una barredora recogiendo balones y ocupando una parcela de terreno que se echó en falta en partidos anteriores. Porque su pase no es el definitivo, pero sí el efectivo y su posición de juego abarca muchos metros. Es es un seguro para cualquier equipo en una división como la Segunda B.
En los primeros minutos De la Nava disparó desviado y en el primer cuarto de hora se acercó en varias ocasiones Unionistas peleando Manjón cada balón como si fuera el último. Pero el árbitro, con una doble vara de medir, con tarjeta fácil para los charros y bolsillo cerrado para los pucelanos, enfrió el juego.
Las líneas de Unionistas comenzaban a distanciarse. Manjón cada vez estaba más solo arriba, con Javi Navas y De la Nava a diez metros de distancia. El partido pedía un centrocampista de enganche como Peli para que los mediapuntas estuvieran más mirando al frente que a su zaga por miedo a un contragolpe. Pero Aguirre prefirió sacar a Juanmi en el lateral izquierdo, adelantar a Góngora y cambiar a la derecha a Jorge.
Mejoró la conexión entre centro del campo y delantera, pero sin ocasiones claras. Era un dominio del terreno, de control de juego, pero no se transmitía en disparos. Hasta que otro balón ganado por alto llegó a Manjón, la bajó como él sabe, a lo Kiko, pero su disparo se fue al lateral. Fue la más clara de la segunda parte y era el minuto 77. El Valladolid, con la defensa bien plantada, se conformaba con el empate desde la primera parte. Apenas ofreció nada sobre el césped salvo un disparo lejano en el minuto 87, pero esta vez Molina sí pudo despejarla.
El tiempo se agotaba. La grada lo sabía y animó sin parar al equipo hasta el final, ese duodécimo jugador que desde hace cinco años ha sido fundamental en los partidos de casa. En el 80 De la Nava falló en el último control dentro del área y en el 81 Manjón disparó rozando el larguero a la media vuelta. Lo intentaron los charros, más con el corazón que con la cabeza en el descuento, pero el gol no terminó de llegar y el árbitro tampoco contribuyó a ello, todo hay que decirlo, favoreciendo siempre al equipo visitante en cada acción dudosa.
Al final, otro empate, un punto que sabe a poco a tenor de lo visto sobre el campo, igual que el día del Atlético de Madrid. Unionistas volvió a dominar y merecer la victoria, pero no terminó de rematar la faena, y como en los toros, si pinchas al final, te quedas sin orejas. En este caso, sin dos puntos, que al final de la liga pueden ser muy necesario y echarse de menos.