La ciudad de Salamanca crece hacia lo que antes eran tierras de labor y, ahora, modernos barrios donde se asienta, en su mayoría, una población joven que no tiene cabida en el centro, bien por la escasez de vivienda, bien por los altos precios. Es el caso del barrio El Zurguén, en la salida sur de Salamanca, nacido en 1997 a través de una primera fase de viviendas de protección oficial de la Junta de Castilla y León. Una zona joven de la capital llena de posibilidades, con cerca de 4.000 habitantes, aunque el vecindario supera los 5.000.
Un barrio que vive una continua transformación, desde que se construyó la A-66 y la Circunvalación Sur, evitando el inmenso tráfico, incluso pesado, que soportaba la N-630. Pero también la cercanía de los polígonos industriales El Montalvo, como la desaparición de históricas empresas como la 'Nachi'. Destaca, dentro del ámbito de la vida diaria de El Zurguén, la especial relación que mantiene con la Comandancia de la Guardia Civil. Este barrio es zona de seguridad por ese cuartel y, aunque la Benemérita no tiene competencias en zonas urbanas, "verles por aquí nos ofrece mucha tranquilidad", asegura a este diario Diego, un joven vecino.
Arroyo y tierras con una dilatada historia
Conviene antecederse en el tiempo, para recordar la historia que transcurre por este lugar. Así, Antonio Llorente Maldonado de Guevara, que nació en Canillas de Abajo, lingüista español y catedrático de las universidades de Granada y de Salamanca, y profesor emérito del estudio salmantino, nos habla de El Zurguén. En su libro 'Toponimía árabe, mozárabe y morisca de la provincia de Salamanca', escribe:
"Siempre me ha parecido que Zurguén, nombre de un río que desemboca en el Tormes entre Salamanca y Tejares, río famoso por haber sido cantado por los poetas, entre ellos, Meléndez Valdés, y con fama también por los finísimos pastos que se crían en sus riberas, quizás los más abundantes de toda la provincia, debía de ser un nombre árabe ; incluso me lo ha seguido pareciendo después de que M. Pidal lo considerara prerromano y Corominas, indirectamente, lo relacionase con una familia 'céltica' o, por lo menos, indoeuropea. Pero no he podido encontrar una etimología árabe que pueda explicarlo.
Sin embargo, Sánchez Albornoz, en su conocida obra polémica 'España, un enigma histórico', lo incluye, sin dudar, entre los topónimos indiscutiblemente árabes de la Meseta Norte; ahora bien, debe ser para él tan evidente su etimología que no nos dice de qué palabra árabe se deriva. Hay que advertir algo en relación con la cita de S. Albornoz; que él no transcribe Zurguén, sino 'A zurguén', es decir *Alzurguén, lo que se compagina perfectamente con la realidad actual, pues nadie dice Zurguén, todos decimos, tanto tratándose del río como de la comarca que riega, El Zurguén ; creo que el uso obligado del artículo no se explica sólo por tratarse del nombre de un río; me parece que es, como en otros casos ya vistos, un falso análisis, o un calco, ¿quién sabe?, del al- arábigo".
Volvamos a la realidad de ahora, a un vecindario tan joven cuyas fuerzas vivas no pueden almacenar allí sus historias infantiles, tampoco de adolescencia. Son las últimas generaciones quienes han podido conformar su ideario desde el teso sobre el arroyo que lleva su nombre, y quienes pueblan con brío una tierra que otrora fue de labranza. Zona de huertas. La Junta de Castilla y León alumbró el vecindario con la construcción de una promoción de 120 viviendas de protección oficial en el año 1997. A ella accedieron otras tantas familias a través de sorteo público y conformaron una población en torno al medio millar de personas.
El terreno, propiedad casi por completo del ente regional, estaba pensado para crear un barrio en el que convivieran personas de diferentes estratos sociales y constaría de cinco fases. La crisis económica frenó las obras y en la actualidad solo se ha completado la primera de ellas y apenas parte de la segunda. De hecho, el descubrimiento de la Vía de La Plata anuló el espacio que estaba destinado a construir la quinta fase del proyecto. Se trata de un joven vecindario, pero edificado sobre un territorio con largos siglos de historia que ha sido 'primera impresión' de la capital del Tormes para los viajantes que llegaban desde las poblaciones del sur.
Primera impresión para quienes llegaban del sur
Por la ribera de El Zurguén atraviesa el llamado 'Camino de Santiago de Fonseca', que viene desde Miranda de Azán, y se dirige a la Catedral para unir Salamanca con la capital gallega, Santiago de Compostela, a través de la Vía de La Plata. Del mismo nombre es la Cañada Real, que asimismo transcurre por esta zona del sur de Salamanca, un tramo reservado a la circulación de rebaños de ovejas, que aún hoy pueden verse a menudo pastando en los terrenos del arroyo. Un camino, el de Fonseca, objeto de queja por parte de la asociación vecinal, porque aseguraban a este diario que carece de señalización para la guía de los peregrinos. "Al llegar al puente se pierden".
Carmen Díez, presidenta de la asociación vecinal, que junto a su predecesor, Valentín García, atendieron a este diario, aseguraban que el barrio "ha evolucionado mucho, aunque no todo lo que debía porque la gente no ha puesto interés en empadronarse, para que hubiera más fuerza en conseguir las cosas", lamentaba. El culmen de sus reivindicaciones a lo largo de estos años, un centro de salud que no llega.
La perentoria necesidad de un espacio sanitario cercano, que acucia a los vecinos de El Zurguén, ha sido el caballo de batalla de la asociación desde que se fundara al poco tiempo de instalarse los primeros moradores. Entre ellos, Valentín García, que luchó por su construcción durante años, y la actual presidenta, Carmen Díez, consciente, de que queda mucho para verlo levantado. "La Junta tiene un montón de proyectos con más prioridad que éste y el problema es que el centro de salud de San José está saturado porque es muy pequeño y da servicio a muchos vecinos", valoraba. Pero la realidad es que el centro de salud, a día de hoy, sigue sin construirse, la población aumenta y los servicios sanitarios escasean.
En torno a la hoguera de San Juan
El tejido social de El Zurguén está conformado por gente "humilde y trabajadora". El paro representa uno de los grandes problemas de la zona. Quien tiene un empleo lo desarrolla en Salamanca, en el cercano polígono El Montalvo o en el cuartel de la Guardia Civil que se levanta a pies del teso. También hay una guardería municipal y un colegio que contribuyen a que el barrio tenga una pujante juventud que lo dota de un futuro prometedor. Al margen de eso, poco más. No hay apenas vida comercial, salvo algún pequeño negocio y un supermercado en los bajos de un edificio, ni mucha hostelería. Un barrio dormitorio que pone su nombre en el mapa cultural de la ciudad cada verano.
La de El Zurguén es la única hoguera de San Juan que pervive en la capital. Cada 23 de junio, los más jóvenes recorren los talleres reclamando palets de madera y los apilan en uno de los descampados del faldón del arroyo. Acuden cientos de personas de toda la ciudad para contemplar el fuego purificador, que anuncia el solsticio de verano durante el día más largo del año. Los chavales siguen haciéndolo.
Sin embargo, no es San Juan su patrón. Lo es Santiago, por decirlo de algún modo. No por creencias religiosas, sino por casualidad. El 25 de julio es el día en que tuvo lugar la primera reunión de la asociación de vecinos de El Zurguén, su fecha de constitución. No obstante, ya es un barrio con fuerte sentimiento de pertenencia y, a buen seguro, no tardando volverán a celebrar con juegos infantiles, parrilladas y verbenas, cuando la pandemia lo permita. Es comunidad.