El prior carmelita de Alba de Tormes y Salamanca, Miguel Ángel González, como la orden de los Carmelitas descalzos, apoyaron la petición que hizo el obispo de Salamanca, con una carta al Vaticano, que este año de los ‘centenarios teresianos’ acogiera también un Año Jubilar Teresiano, no tanto por los centenarios, sino porque el 15 de octubre de 2023 cae en domingo. Y así fue. Un logro gracias al papa Francisco que lo reconoció, y que supone una gran inyección de moral, perseverancia, trabajo y, también, económica por el peregrinaje del turismo religioso que, en estos tiempos, va en aumento y Teresa de Jesús siempre es un atractivo.
A este respecto, recordar que el último Año Jubilar Teresiano fue en 2017-2018, con la apertura de la puerta de la iglesia del convento de las madres carmelitas de Alba de Tormes por el anterior obispo de Salamanca Carlos López. Fue concedido de manera especial, por la cercanía de otros jubilares, con el de volver a concederse cuando la festividad de Santa Teresa, 15 de octubre, coincida en domingo, tal como aconteció en 2017. Algo que no volverá a ocurrir hasta octubre de 2028.
Recordar también que este Año Jubilar fue concedido a las diócesis de España del día 15 de octubre de 2014 al 15 de octubre de 2015 debido a la conmemoración de los quinientos años del nacimiento de Teresa de Jesús.
Los templos jubilares de la Diócesis de Salamanca, del 15 de octubre de 2022 al 15 de octubre de 2023 son el Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora en Alba de Tormes, la Basilica Catedral de Salamanca, el Monasterio de la Encarnación de Peñaranda de Bracamonte, el Monasterio de San José en Cabrerizos, el Monasterio de Cristo Crucificado de Cabrera, el Monasterio de Nuestra Señora del Carmen y San Juan de la Cruz de Mancera de Abajo, el Convento de Santa María Magdalena de los carmelitas descalzos en la calle Zamora de Salamanca, el Convento de San Juan de la Cruz de los carmelitas descalzos de Alba de Tormes, Catedral de Ciudad Rodrigo y el convento de la Sagrada Familia de Ciudad Rodrigo.
¿Qué es un jubileo?
Se puede definir como gozo y alegría, por el significado de júbilo, pero sus orígenes nada tienen que ver con la definición anterior. Estudiosos de la lengua bíblica, el hebreo, explican que en esa lengua ‘Yobel’ era el cuerno de un carnero que emitía su sonido en un acontecimiento, cambiando según fuera el resultado de una guerra, un nacimiento real e, incluso, la llegada de la muerte.
San Jerónimo tradujo ‘Yobel’ del hebreo al latín en la Biblia Vulgata, como ‘Jubilum’ que, en sus inicios era un grito de alegría de los pastores, para quedar como esperanza, alegría y gozo, lejos de aquella angustia que suponía toque del cuerno en el “terrible día de Yavé”.
El Año Jubilar, sea de la característica que sea, teresiano, jacobeo, lebaniego en Santander, Caravaca, Urga (Toledo) o Valencia con el Grial, tienen unos elementos comunes que ya el Levítico los recogía en sus páginas, dentro de una sociedad agraria. Muy relacionada con la propiedad de la tierra, los cultivos y Dios, al que todo pertenece y todo entrega a los hombre. Templos religiosos donde puede obtenerse un jubileo, que no es mas que una indulgencia concedida por el Papa de turno si se dan ciertos requisitos relacionados con el momento y el lugar. Que, a su vez, son motivo de peregrinación.
Los jubileos en la Iglesia
Al margen de los que escriben los evangelios, la primera fecha del primer Jubileo Cristiano tuvo lugar en 1300, durante el papado de Bonifacio VIII. Aquel fue una época para celebrar el perdón de los pecados. Tal fue así, que los feligreses fueron conminados a acercarse a la reconciliación, que era un sacramento, para ganar, mediante las buenas obras, la indulgencia.
Luego llegó el papa Clemente VI, quien realizó un cambio brusco en cuanto a la temporalidad de los jubileos. En aquellos tiempos, superar los cincuenta años era la anormalidad, por ello, el papa bajó el tiempo de la celebración de un Año Jubilar a los 25 años y, de esta manera, todos podrían celebrarlo en vida.
Ya en nuestros tiempos, tuvo que ser el papa polaco Juan Pablo II, quien mediante la 'tertio millenio adveniente' definió la palagra jubileo. Según este papa su significado es "alegría, no no solo la interior, sino gozo exterior", ya que, a su entender, la llegada de Dios a la tierra es "un suceso exterior, visible, que se oye y se mide". Con ello, lo que pretendía Juan Pablo II era invitar a otras personas a sumarse a esa alegría.
El jubileo tiene sus propias prácticas
Los creyentes, que a bien tienen participar del Año Jubilar, tienen sus propias prácticas para conseguir la indulgencia. O, también, aprovechar la ocasión para realizar un viaje al templo donde reposan los restos de la Santa que, estos días, celebra sus 'centenarios' y sus fiestas patronales en Alba de Tormes.
Una de las primeras prácticas, sino la más importante, ligada actualmente a lo que se ha dado por llamar turismo religioso, es la peregrinación. Esta actitud de vida, relacionada con el lado espiritual, es común en todas la religiones, las cuales tienen sus propios lugares de peregrinaje. Hay quien toma la peregrinación como el símbolo de que esta vida es pasajera, por la que peregrinamos hasta alcanzar la Patria Celestial. Llámese Roma, Alba de Tormes, Fátima, Lourdes o La Meca.
La Puerta Santa, como se la llama, parte del siglo XV, cuando se incorporó a los ritos de Año Jubilar, que se abre el día de la apertura -en Alba de Tormes será a las 12.00 horas del sábado, 15 de octubre, festividad de la Santa- y se cierra cuando llega la clausura del Año Jubilar, que será el 15 de octubre de 2023. Para la ocasión será el obispo de las Diócesis de Salamanca y Ciudad Rodrigo, José Luis Retana, quien abra la Puerta Santa en el Monasterio de la Anunciación de Nuestra Señora en Alba de Tormes.
En la religión cristiana, muy llena de simbolismos, significa pasar la puerta única que conduce a Dios. Solo la traspasan sus hijos amados y, muy importante en el jubileo, reconciliados.
Un tercer elemento característico de la doctrina cristiana es la caridad jubilar. En el jubileo se requiere de un importante compromiso en el ámbito social, hasta el puento que tiene que dejar huella y notarse en quien busca la indulgencia.
Y, finalmente, las indulgencias, el perdón de la pena que es el pecado. Una concesión de la Iglesia Católica durante todos los Años del Jubileo, sea cual fuere. Cada Papa tiene las suyas, pero existe una consideración común para todas, que quien la recibe esté 'limpio de pecado'. Por tanto, debe haberse confesado con un cura y haber comulgado y, bueno, rezar porque el Papa tenga buenas intenciones durante su papado.
Aunque de todo ha existido en la 'viña del Señor'. El 31 de marzo 1515 el Papa León X promulgó una bula por la que concedía la indulgencia (perdonar los pecados) a quienes ayudaran económicamente en la construcción de la Basilica de San Pedro en Roma. También, en esto de los dineros, los cristianos de aquellos de tiempos del XVy XVI, pagaban ciertas cantidades de dinero para conseguir las indulgencias para aquellos familiares o seres queridos que se encontraban en el Purgatorio y, de esta manera, salir del mismo para conseguir una vida mejor en el Paraíso.
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