Aunque todo cambia con el paso de los tiempos, como es la Navidad, aún quedan en el imaginario popular aquellos años de niñez e, igualmente, algunas costumbres en los pueblos -menos en la capital- que nos retrotraen a los finales de diciembre de antaño

La Navidad, tal como la conocemos hoy, es una creación del siglo XIX. El árbol de Navidad, originario de zonas germanas, se extendió por otras áreas de Europa y América. Los villancicos fueron recuperados y se compusieron muchos nuevos (la costumbre de cantar villancicos, aunque de antiguos orígenes, procede fundamentalmente del siglo XIX). Las tarjetas de Navidad no empezaron a utilizarse hasta la década de 1870, aunque la primera de ellas se imprimió en Londres en 1846. El día de Navidad, 25 de diciembre, se conmemora el Nacimiento de Jesucristo en Belén según los evangelios de San Matías y San Lucas. Como los evangelios no mencionan fechas, no es seguro que Jesús naciera ese día.

De hecho, el día de Navidad no fue oficialmente reconocido hasta el año 345, cuando por influencia de San Juan Crisóstomo y San Gregorio Nacianzeno se proclamó el 25 de diciembre como fecha de la Natividad.

Los alcaldes, hacen de monaguillos durante la misa, en la Fiesta de Mozos de El Cabaco Agustín García Hernández

La Iglesia absorbe lo pagano

De esta manera, seguía la política de la Iglesia primitiva de absorber en lugar de reprimir los ritos paganos existentes, que desde los primeros tiempos habían celebrado el solsticio de invierno y la llegada de la primavera. La fiesta pagana más estrechamente asociada con la nueva Navidad era el Saturnal romano, el 19 de diciembre, en honor de Saturno dios de la agricultura, que se celebraba durante siete días de bulliciosas diversiones y banquetes.

Al mismo tiempo, se celebraba en el norte de Europa una fiesta de invierno similar, conocida como Yule, en la que se quemaban grandes troncos adornados con ramas y cintas en honor de los dioses para conseguir que el Sol brillara con más fuerza. Una vez incorporados estos elementos, la Iglesia añadió posteriormente en la Edad Media el nacimiento y los villancicos a sus costumbres. En esta época, los banquetes eran el punto culminante de las celebraciones. Actualmente, la Navidad es tiempo de gran actividad comercial e intercambio de regalos, reuniones y comidas familiares.

Costumbres del pueblo

La Navidad tiene en su esencia, tanto religiosa como profana, unas costumbres que, según avanzan los tiempos, se cierran en el baúl del olvido. En Navidad no todo eran turrones, misas del gallo y villancicos, también ritos más enraizados en la cultura de cada pueblo, como eran los aguinaldos, las corroblas, las fiestas de quintos y otras costumbres desaparecidas. No es el caso, por ejemplo, de La Robra o Fiesta de Mozos de El Cabaco, la Cena de San Silvestre en Aldea del Obispo, La Chorizá en Puerto Seguro o los aguinaldos de Villavieja de Yeltes.

Y de ritos, los alegres villancicos que se cantaban por las calles cuando los niños pedían el aguinaldo, y en las misas del Gallo y Navidad, al tiempo del ofertorio y al final de la celebración. Los instrumentos que se tañían eran plenamente rurales, como las panderetas, zambombas, castañuelas, almireces, badiles de cocina, botellas de anís… Como rito era la cena de Nochebuena al calor de una buena lumbre con abuelos y parientes que vivían solos.

La provincia salmantina también muestra en Navidad toda la fuerza de la tradición con distintas fiestas y celebraciones. Así, además de los belenes vivientes de distintas localidades, hay que destacar los aguinaldos y petitorios, en Sequeros de hombres casados el día 26 y de mozos el 6 de enero, y en Linares de Riofrío en torno al 31 de diciembre. En El Cabaco los mozos celebran La robra el 26.



En Ledesma tienen lugar las calendas (toque de campanas y convites entre vecinos en la madrugada del día 24), y los campanillos en Montemayor del Río, una marcha hasta la peña Almirez haciendo ruido con cencerros y caracolas en la tarde del día de Nochebuena.

Singular resulta la celebración de quintos, el día 28 de diciembre, en Valdecarros, llamada la Horca" Probablemente sea una de las celebraciones más singulares del invierno salmantino. Sobre la que volveremos en otro artículo.

Cada 31 de diciembre en la localidad de Nava de Francia sale el Perrero, entrañable personaje que recorre las calles, acompañado de dos alguaciles y un tamborilero, fustigando con su látigo a quienes encuentra a su paso y entrando en las casas para ser convidado.

Fiesta de Mozos en El Cabaco, en 2016

La Robra de El Cabaco

A grueso modo se trata de una ceremonia de mozos que, en la noche del 25 al 26 de diciembre, se reúnen para realizar tres rondas a las mozas acompañados del tamborilero. A la mañana siguiente, a ritmo de tamboril, salen a pedir el aguinaldo por todas las casas, recaudando chorizos, longanizas, huevos, aceite, dulces caseros, leche, higos… Estos ingredientes los reúnen en una casa elegida para celebrar el festejo que se llama ‘La Robra’.

Tras la misa, en la que actuaban como monaguillos, celebraban la comida con todas las viandas, constituyendo el acto principal y más festivo de la jornada. Se comía con gozo y se cantaba y se hacía sobremesa hasta que comenzaba el baile hasta el oscurecer… No obstante, existen otras versiones también sobre esta fiesta, aunque en lo esencial no difieren unas de otras, salvo en algunos ritos, como es el nombramiento de mayordomos que presiden la comida y los actos.

El 'guinaldo' de Villavieja de Yeltes

Los quintos del 82 de Villavieja de Yeltes buscan el 'guinaldo'

En Navidad, Año Nuevo y Reyes, los mozos organizaban cuadrillas portadoras de todo tipo de instrumentos musicales, que salían del anochecer en adelante a pedir el ‘guinaldo’. "¿Dan permiso para cantar el ‘guinaldo’?", era la frase ritual que se dirigía a los dueños de la casa.

Si la contestación era negativa, cantarían: "Estas puertas son de alambre/ aquí vive un miserable". De lo contrario, cantaban villancicos populares. Para finalizar: "… Le cubre con sus mantillas,/ que estaban llenas de santos./ Y murió por ‘tos’ nosotros./ ¡El ‘guinaldo’! ¡El ‘guinaldo’!". Esta invocación, como era correspondida, cantaban:

"Cuchillito de plata/ veo ‘relumbiar’,/ chorizo y longaniza/ nos van a cortar". Y al recibirlas finalizaban: "Estas puertas son de hierro,/ aquí vive un caballero". Y se marchaban con la música a otra parte.

Pero la fiesta continuaba así: "Esta noche es Nochebuena/ y mañana Navidad,/ saca la bota, María,/ que me voy a emborrachar./ Aquí que hay parras,/ también hay uvas;/ toda la noche he andado/ a las más maduras".

Noticias relacionadas