El PP de Salamanca vive una convulsión interna propiciada por muchos años de silencios, sumisiones y favores. La misma se vio agrandada por la ausencia de democracia interna, al privar a los afiliados del proceso de elección que establecen los estatutos del partido para renovar cargos y sustituir al anterior presidente, el dimitido Javier Iglesias, quien, por su cuenta y riesgo, con excusas insólitas, decidió exceder su mandato reglamentario en casi dos años al no convocar el congreso provincial, que tendría que haberse celebrado a lo largo de 2021.
De por medio, muchas decisiones erróneas, caprichos y silencios que han llevado a la situación actual, con las espadas en todo lo alto entre los denominados oficialistas y el sector que busca una renovación, tildado interesadamente de ‘crítico’ desde ciertos sectores. Lo que está en juego es la regeneración del PP de Salamanca o prolongar la situación que se vive desde hace treinta años, que, básicamente, consiste en mantener el 'statu quo' para que algunos personajes puedan seguir viviendo cómodamente de la política.
No está de más recordar que todo se torció allá por el invierno de 2021, cuando Javier Iglesias, entonces en sumisión ante el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, "quiso convocar el congreso, pero Mañueco dijo no". Y, se recordará, fue cuando se comenzaron a pedir firmas para enviar una carta al entonces secretario de organización, Teodoro García Egea, enfrentado siempre a Mañueco, "para que no se entrometiera en la gestión del PP de Salamanca". Así, Iglesias era partidario de convocar el congreso, pero Mañueco se opuso. Y ya sabemos que, por entonces, no había réplica posible al presidente regional.
Desde ese momento comenzó a encallarse la vida política del PP de Salamanca que, en muchas ocasiones, y aún quedan otras varias denuncias, parece que está dilucidando su futuro en los juzgados. Es el caso de la convocatoria del congreso que, si no es por el amplio grupo de afiliados que denunciaron, aún estaría sin convocar. Y, ahora, a mayores, también el Juzgado de Instrucción número 1 tuvo que decidir, en una petición de cautelarísima, sobre los cientos de afiliaciones que, presuntamente, se han producido de manera poco ortodoxa. Ello, por una Gestora, nombrada por Fernández Mañueco, en la que su presidente, Carlos García Carbayo, es juez y parte, porque también es candidato en primarias a presidir el partido. Más allá de ser también candidato a la Alcaldía de Salamanca. Con una compleja tesitura que no se atisba en qué condiciones acudirá a los comicios locales, aún saliendo presidente del PP de Salamanca, con todo lo turbio que arrastra el partido en estas primarias y este congreso.
El censo, clave para votar
Es llamativo que el presidente del Comité Organizador del Congreso sea el concejal de Economía del Ayuntamiento de Salamanca, Fernando Rodríguez. Resulta así que uno de los dos candidatos a presidir el partido es también presidente de la gestora y candidato a la Alcaldía de Salamanca, con quien Rodríguez es concejal, y considerado una de las personas de mayor confianza de Fernández Mañueco en Salamanca.
Curiosamente, Rodríguez desempeña la misma función que ya llevó a cabo durante el proceso de primarias regionales en marzo de 2017, cuando Mañueco y Antonio Silván se disputaban la presidencia del PP de Castilla y León. Su polémica intervención a favor de Mañueco en la sede del PP de León, aplicando con rigor la norma de que nadie pudiera votar sin estar al corriente de pago de la cuota de afiliado, todavía se recuerda entre la militancia leonesa.
Fernando Rodríguez es uno de los políticos más veteranos en la vida pública salmantina, siempre enrolado en el equipo de Gobierno municipal desde los primeros años de Julián Lanzarote. Como se ha dicho, Rodríguez fue muy conocido por los afiliados del PP de León, durante las primarias que llevaron a Mañueco a la Presidencia regional, ya que fue el hombre enviado al corazón de la provincia de Antonio Silván, el candidato oponente al actual presidente de la Junta y que, a la postre, el leonés perdió las primarias.
En León se produjo un hecho insólito, que tiene mucho que ver con lo que ahora denuncian los críticos con el aparato en Salamanca, como es "la vulneración de la Protección de Datos a través del programa Lanza", del que pidieron al juez del 1 que investigara la trazabilidad. Raúl de la Hoz, presidente del Comité Organizador del Congreso de Castilla y León, actual portavoz en las Cortes regionales y de máxima confianza de Mañueco, autorizó y dio por válidas todas las firmas y la puesta al día de las cuotas, menos en León, donde Fernando Rodríguez "tiró para atrás 1.500 solicitudes".
El juez de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Salamanca emitió el pasado jueves un auto en el que desestimaba tomar medidas cautelares contra las afiliciaciones. Pero asegura que "se aprecia que hay indicios de las irregularidades denunciadas", pero añade que "no existen suficientes pruebas", a lo que los renovadores responden que "lo cual es lógico porque los documentos acreditativos de las afiliaciones nunca fueron presentados, por lo que obviamente nunca los hemos podido obtener previamente a la solicitud de adopción de la medida cautelar". Por lo que, el sector denunciante pide "amparo" a Génova, la Dirección Nacional del PP, para hacer frente a "esas irregularidades", ya que los Estatutos del PP recogen que "la condición plena de afiliado se adquiere solo tras el reflejo de su alta en el Censo Nacional del Partido"
Los renovadores sospechan que se puedan estar usando los datos del censo en el programa Lanza, puesto en marcha por Fernando Martínez Maíllo, entonces coordinador general el PP en Génova, y Fernández Mañueco, para ganar las primarias en Castilla y León, y que ocurra otro tanto ahora en Salamanca. Se utilizan esos datos para pagar las cuotas por los militantes "que son afines a ellos, a quienes se avisa para que las hagan efectivas". De este modo, llaman a los militantes para indicarles que vayan a votar a donde les corresponde, porque disponen del censo. Se habla de casi 2.000 nuevas afiliaciones.
En cambio, la otra candidatura no tiene acceso alguno a quienes tienen derecho a votar, o quienes están al día de las cuotas. Y es más, Rodríguez no ha permitido dar 24 o 48 horas, como se venía haciendo, para que los afiliados se pongan al pago de las cuotas. "Porque los de una parte ya están avisados", denuncian los renovadores. Y, todo esto, con el fin de no dar ninguna facilidad a Chabela de la Torre para ganar.
Este viernes se presentaron los avales para poder optar a las primarias. Ambos candidatos han superado este primer trámite. Los avales, como se conoce, no demuestran lo que después puede acontecer, más que sacar músculo y dar a ver lo fuerte que se es. Lo que luego voten los afiliados entra dentro de lo personal y secreto.
Es que la situación precongresual, o de primarias, se ha convertido en una turbiedad propia de otros tiempos. Las denuncias por parte del sector renovador se suceden un día tras otro, con quejas y denuncias por trabas, presiones, intimidaciones e incluso supuestas amenazas. Es que, según surgen las informaciones, parece que todo vale para conseguir ganar el congreso.
Dos conceptos de partido
En todo este asunto, dentro del PP de Salamanca, como también aconteció y acontecerá en el PSOE, está el concepto que se tiene de partido. Servirse del mismo para ganarse la vida o, por el contrario, servirse del partido para mejorar la vida de los ciudadanos. Esa es la cuestión que subyace en todo el enfrentamiento que vive el PP en la disputa por dirigir el partido.
La presentación de la candidatura a primarias, que no a la Alcaldía de Salamanca, de Carlos García Carbayo, puso en evidencia la resistencia de todo el aparato a perder sus privilegios. Allí estaban, ocupando las primeras filas y 'sacando músculo' desde el presidente de la Junta, tres directores generales, asesores, diputados nacionales, senadores -no podía faltar Gonzalo Robles, que ni vive ni visita Salamanca salvo cuando es nombrado, siempre, presidente del Comité Electoral por Fernández Mañueco, un puesto clave-, procuradores, diputados provinciales. Todos con sueldos de las instituciones públicas, algunos con más de 30 años viviendo de la política, y sin otra profesión conocida.
He aquí el fondo de la resistencia a que ganen, digamos, los renovadores el congreso del PP de Salamanca y, de paso, puedan acabarse los puestos casi vitalicios que a algunos los llevan a la jubilación con dinero público. Y Carlos García Carbayo es solo una ficha más en ese tablero de ajedrez por el que ya han pasado varios peones y ahora están defenestrados, porque ya no sirven para seguir la partida. Además, ha ejercido durante más de ocho años como secretario provincial del PP de Salamanca.
También habría que saber que tienen que decir Concepción Miguélez, actua alcaldesa de Alba de Tormes, como Valedor del Afiliado. O, incluso, el diputado nacional José Antonio Bermúdez de Castro como presidente del Comité de Derechos y Garantías, ante las denuncias o quejas que están formulando un buen número de afiliados.
Que nadie se llame a engaño. La resistencia numantina. El miedo a que los críticos o regeneracionistas ganen el congreso y se hagan con la presidencia del PP de Salamanca no va con la política, ni con los ciudadanos, ni con la democracia. Va, llanamente, con el mantenimiento de los cargos con sus respectivos sueldos. Es que, además, "son siempre los mismos", aducen los afiliados que presentaron la denuncia, como muchos otros que hablan con este periodista.
Por cierto, Iglesias volvería a la Diputación: el apaño
Ya es de común conocimiento de que el imputado Javier Iglesias, por otro proceso de primarias que investiga la Justicia por su falta de limpieza, y actual presidente de la Diputación de Salamanca, que tuvo que dimitir como presidente del PP de Salamanca, al no convocar el congreso tras dos años de presidente en funciones, cosa que nunca aceptó, puede tener su premio por dimitir.
El presidente del PP de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, le conminó a que presentara la dimisión como presidente del partido en Salamanca, pero claro, no sin más, porque Javier Iglesias para eso es listo. Así, se le prometió, nuevamente, que sería el candidato del PP a la Diputación de Salamanca, como ya corre por todos los ámbitos políticos. Son ya 12 años de presidente, y casi 30 a sueldo público y, además, muy contestado por muchos de los actuales diputados, como también por alcaldes y concejales populares de la provincia de Salamanca.
Eso sí, siempre que Carlos García Carbayo, el candidato a la Alcaldía de Salamanca, salga elegido presidente provincial del PP. O sea, mientras que la rueda siga girando, y todo parezca que cambia para que todo siga igual.
Resumiendo, el caso es que, todo este profundo problema que vive el PP de Salamanca, con las primarias y el congreso a la vuelta de la esquina, con un partido fraccionado, tiene difícil solución. La cura pasa por coser, no un descosido ni un roto, sino un destrozo en cuanto a la convivencia de unos y otros que puede llevar a una escisión. En algunos círculos políticos se pone el ejemplo de la ruptura en Ávila, cuando nació XAV, y dejó al PP roto a la mitad, incluso perdiendo la Alcaldía de la ciudad, que cayó en manos de Jesús Manuel Sánchez Cabrera, ex del PP y presidente de XAV, por un asunto parecido a Salamanca.
Como asegura un veterano afiliado del PP, con mucha experiencia en diversos cargos, "se teme lo peor". Es más, asegura que "con un café se podría haber salvado esta profunda crisis, pero la línea roja que pone alguien desde arriba es por no quiere, y de ese café que no se produjo en Salamanca, hemos llegado a este precipicio a las puertas de unas importantes elecciones". Y ya se sabe, de todo este terremoto político que vive el PP de Salamanca, hay un solo culpable, aunque, también, muchos cómplices. Amén.
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