Por fin! La nueva corporación provincial de la Diputación de Salamanca ya tomó posesión con Javier Iglesias como presidente por cuarta legislatura consecutiva, es decir, lleva doce años en la Presidencia. No obstante, a pesar de ello, no es menos cierto que la actual legislatura llega con aires nuevos, savia joven, diputados sobradamente preparados de un lado y de otro. Unos para gobernar, como lo hacen en sus pueblos, y otros para controlar, es la misión de la oposición. De por medio, aún queda alguna caspa que limpiar de las hombreras de las chaquetas. Pero no es el caso ahora.
Esta nueva etapa que comienza en la Diputación de Salamanca cuenta con trece nuevos diputados, y diputadas como dirían las gentes de ahora. Todos, y todas, ídem, con experiencia suficiente y demostrada en sus respectivos pueblos en los que, salvando algunas sonoras y conocidas excepciones, son o han sido alcaldes.
Queda claro que el equipo de Gobierno, que preside Javier Iglesias, está formado por esa savia nueva del PP salmantino. Ya lo decíamos en un artículo anterior [El PP de Salamanca, ante una gran encrucijada], el Partido Popular de Salamanca salió más que reforzado, triunfador absoluto en las pasadas elecciones municipales. Los méritos fueron de los propios alcaldes y concejales, no de otros. Tal es así, que de esas grandes victorias -como la del alcalde y diputado por Ciudad Rodrigo, Marcos Iglesias, con los mejores resultados de toda la historia de la democracia y casi los mejores en Castilla y León- muchos de ellos han llegado a la Diputación de Salamanca.
Junto al primer edil de Miróbriga llegan también, como nuevos, el alcalde de Guijuelo, Roberto Martín, con una mayoría absoluta más que suficiente, al que acompaña un equipo joven pero muy preparado. Como también el alcalde de Villamayor, Ángel Luis Peralvo, con una impecable trayectoria en su pueblo, donde logró casi lo imposible, una gran mayoría. Es que, junto a ellos, se sientan el alcalde de Santa Marta y secretario provincial del PP, David Mingo, invencible en el pueblo del Tormes, como también Antonio Labrador, buen gestor y alcalde de San Esteban de la Sierra, y Eva Picado, con una gran gestión en Bienestar Social. Por ellos, se mire como se mire, debe pasar la gestión de la Diputación de Salamanca, a los que se puede sumar también Pilar Sánchez, concejala de Matilla, por su labor en cuanto a la comunicación política del PP en épocas electorales.
Javier Iglesias, con una presidencia que viene marcada por muchos factores, tendrá a su lado, o enfrente, a todo un equipo con personalidad, gestión, sobradamente preparados y, en su mayoría, personas que no dependen de la política para vivir. Esa es la cuestión, que llegan a gestionar para sus pueblos y para el resto de pueblos, no para otras cuestiones. Las miras están puestas a la espera de que se den a conocer las delegaciones. De ahí se sabrá cuál será el rumbo de este nuevo equipo que, si hace las cosas como ellos saben, puede haber PP en la Diputación para mucho tiempo.
Algunos se han ido pegando una patada en la puerta. Pero no era el momento ni el lugar. Porque han vivido de la política casi toda su vida. Y, eso, se llama mal perder o la pataleta del niño frustrado. Otros se han ido por principios, que son los fundamentales. No es menos cierto lo que apuntó en su discurso el portavoz del Grupo Socialista, Fernando Rubio, "para no reabrir heridas en exceso... la imagen que ha dado el equipo de Gobierno del PP en la legislatura recién concluida, con disputas internas que por momentos parecían ser el único desempeño en la casa y que han afectado al funcionamiento normal de la institución".
Venimos de una de las peores legislaturas que se conocen en la Diputación de Salamanca, por no decir la peor que este periodista recuerda, y ya lleva unas cuantas. En el debe del actual presidente, que lo fue en la anterior, está en saber curar esas heridas, "abrir las puertas del despacho" a todos, sí a todos, porque, siguiendo con las palabras de Javier Iglesias, "el factor clave y transversal en el que se sustenta esta nueva Diputación es el espíritu colaborativo". Porque, tomamos la palabra, dice, "hemos abierto las puertas y ventanas de esta casa de par en par". Porque, asegura, "¿quién puede decir que ésta es una institución anclada en el pasado?".
Porque, Iglesias mismo reconoce lo acontecido en el pasado, que "no deseo, sino que este mandato sea constructivo y productivo. Que sepamos aprovechar el tiempo y las sesiones de trabajo para ofrecer certidumbre, soluciones y aciertos, frente a luchas estériles y desencuentros innecesarios". Pero en el debe de un presidente también debe incluirse hacer equipo, escuchar, colaborar... ser humilde.
Y para cerrar el capítulo referido al nuevo equipo de Gobierno del PP, tomarle nuevamente la palabra a su presidente, cuando asegura que "por mi parte, me comprometo una vez más, a tener siempre abierta la puerta de mi despacho". Será la frase que presidirá todo el tiempo que dure su legislatura.
La oposición
En cuanto al Grupo Socialista, llegan también caras nuevas. Ha sufrido una pequeña regeneración con personas que ya saben qué es gestionar y dirigir. Tengo mucha confianza en Mario Cavero, el actual secretario de Organización del PSOE de Salamanca. Su gestión en la Subdelegación del Gobierno de Salamanca ha sido impecable, respetuoso, atento y de trato cordial. Un ejemplo. De él se espera mucho en regenerar este grupo político que está anquilosado desde hace mucho tiempo. Un grupo que parece vivir de la inercia que lleva la política provincial por sí sola.
Referente a Vox, poco podemos decir de Celestino del Teso. De momento, en su discurso sí pidió al presidente que "salga más de los despachos y visite los pueblos y reciba a los alcaldes". De otras cuestiones planteadas, mejor no mencionar. Ni es el momento ni el lugar ni la forma.
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