Existen muchos bares, restaurantes, cafeterías e incluso aquellas que se hacen llamar tabernas, como a la antigua usanza, donde beber un vino y degustar una tapa, o pincho, como más guste llamar. Pero la excelencia y la especialidad en pocas se dan cuando nos acercamos a la barra a tomar un chato. Es el caso de la Taberna de Dionisos, un lugar de culto en el mundo del vino en la ciudad de Salamanca que, a lo largo de sus más de 23 años abierto a todos los públicos, ha convertido a sus taberneros en especialistas del vino.
A escasos cien metros de la Plaza Mayor de Salamanca, en la calle Íscar Peyra 16, se encuentra el lugar ideal para disfrutar de las mejores tostas de la ciudad. Una 'exquisiteces' gastronómica para todos los gustos: normales, supremas o especiales, con productos autóctonos de Salamanca, en su mayoría, como los buenos quesos y los embutidos, pero también las gambas o algún otro pescado, pero sustentándose en los productos locales, que supera todas las expectativas.
Aunque la especialidad es el vino, del que vienen a tirar, nos explica Carlos Cifuentes, uno de los socios, "más de 300 botellas a la semana". Unos caldos de todas las denominaciones de origen, en las que destacan por la cantidad, Ribera del Duero y Toro, aunque también se cata un excelente Arribes 'Winner' de castas Juan García y Bruñal, de la Bodega Viña Romana de Villarino de los Aires.
La tradición
Cifuentes, hermano y socio del otro Cifuentes, el de Mayalde, lleva en esto de la hostelería más de 35 años vendiendo vinos, casi siempre a una clientela fija, aunque siempre existen los turistas que llegan bien aconsejados. Es que, como se suele decir, de casta le viene al galgo. Los Cifuentes son de La Maya, pero la relación con la hostelería parte de Beleña -casi al lado-, donde su abuela regentaba una posada, no debemos olvidar que antes de la autovía, Beleña era lugar de paso de la Ruta y Vía de la Plata, con sus arrieros, comerciantes y los que iban y venían a la capital.
Además, el ambiente es sano, dicharachero, bueno, como las tabernas de antes, donde se iba a platicar, a barruntar ideas -de las buenas y de las malas- y a tomar el chato vino con el pincho de jamón -ibérico, claro,-, el queso -espectacular de la tierra- o el lomo, porque "contamos con los mejores ibéricos de nuestra tierra", recalca Carlos, con el beneplácito de Paco Andrés, Juan Antonio 'Hergar' o Ignacio Galán.
Decía que son especialistas en vino porque, al margen del buen trato al cliente, conocen la profesión, el producto que venden -del cual te ofrecen de boca cumplida explicación-, disponen de una extensa carta de vinos, todos ellos servidos a la temperatura ideal, con más de 100 referencias de la D. O. de bodegas españolas, y más de 40 referencias de vinos por copas.
La tradición se da no solo en el vino y las tostas, sino también en el ambiente, como decía antes, con una clientela fija pero muy dinámica, cultural y tradicional. No es de extrañar, en algunos ratos de los que aún quedan, escuchar un canto tradicional charro, un brindis o un poema... Y más cuando por allí pulula el hombre de la boina, Eusebio Mayalde. Y como si de su boca saliera, aquí tenemos la oración:
Si quieres rendirle culto a lo humano y lo divino,
al buen queso y al buen vino,
y a la pata del cochino sin caer en otros vicios,
ven amigo, te esperamos en la Taberna de Dionisos.
¡Salud y bebamos!
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