'Fogueira' de Navidad en Vila Chá da Braziosa (Miranda do Douro), con los caretos de la Festa do Menino

'Fogueira' de Navidad en Vila Chá da Braziosa (Miranda do Douro), con los caretos de la Festa do Menino

Salamanca Cultura

El rito de las hogueras de Nochebuena

Los fuegos más significativos del solsticio de invierno se dan en Hinojosa de Duero y la zona fronteriza de Portugal, mientras que en otros pueblos es el solsticio de verano

24 diciembre, 2023 07:00

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El culto al fuego lo encontramos tanto en las grandes civilizaciones antiguas, como en los pueblos ágrafos. Se ha dicho que la gran conquista del hombre fue la obtención del fuego, sin que sepamos cómo logró este hallazgo, ni como se transmitió u originó en distintos lugares. Los mitos sobre el origen del fuego son diversos.

James George Frazer al referirse a los festivales del fuego en Europa en su obra 'Mythes sur l'origine du feu', dice: "En toda Europa, desde tiempo inmemorial, los campesinos han acostumbrado encender hogueras en ciertos días del año o bailar a su alrededor o saltar sobre ellas. Las costumbres de esta clase pueden rastrearse por testimonio histórico hasta la Edad Media y sus analogías con las costumbres parecidas practicadas en la antigüedad".

Esta costumbre de levantar piras en invierno, sobre todo coincidiendo con la Nochebuena o el solsticio invernal, se da en ciertos pueblos de este lado de la frontera, como es Hinojosa de Duero, pero también en la otra parte, Portugal, donde existen todo tipo de tradiciones navideñas, desde el tradicional árbol de Navidad hasta estas grandes hogueras que llegan hasta Reyes o se consuman y las mascaradas.

'Fogueira do Galo' en la freguesía de Sendim (Miranda do Douro)

'Fogueira do Galo' en la freguesía de Sendim (Miranda do Douro) L. Falcao

Los Madeiros, Madeiros de Natal o Fogueiras do Galo son grandes hogueras, encendidas por tradición en Nochebuena. Por lo general, se encienden alrededor de la medianoche después de la 'Missa do Galo'. Puede verse esta ancestral tradición en ciudades del norte y centro del país, especialmente en las ciudades del interior.

Las gigantes hogueras son una forma de celebrar y dar la bienvenida al sol, en línea con las antiguas celebraciones paganas en honor del solsticio de invierno. En el interior del país, la Navidad se caracteriza por la ceremonia de la quema del Madero, durante la noche del día 24 de diciembre. Se realiza, sobre todo, en el área que va de Trás-os-Montes hasta el Alto Alentejo, abarcando localidades de los distritos de Bragança, Guarda, Castelo Branco y Portalegre.

Es una manifestación con vocación de convivencia, en la que se comparte la costumbre privada de reunión alrededor de la chimenea, consolidando la cohesión del grupo local. Consiste en una gran hoguera que se realiza en el atrio de la iglesia, o en otro lugar semejante de organización social y espacial, donde la población se reúne después de la Misa del Gallo. La hoguera llega a alcanzar la altura de la iglesia, ardiendo toda la noche hasta que se apaga. Sus restos se guardan para su consumo a lo largo del Inverno.

La hoguera está precedida por el ritual de la recogida de la madera y de su transporte hasta la localidad, realizándose de forma diferente según la región. En algunos lugares, los maderos o troncos para la hoguera común se separan desde el principio, cuando se recoge la leña al comenzar el inverno. En otros, se reúne un grupo de personas que realizará la recogida, lo que puede suceder el día 8 de diciembre (Día de la Inmaculada Concepción), unos días antes de la Navidad o, incluso, en la víspera, con la seguridad de que todo estará listo por la noche. Asimismo, la leña puede ser regalada o robada, lo que no altera el desarrollo de las tareas pero modifica la llegada a la localidad. Si es regalada, habrá una fiesta por todo lo alto, donde el patrocinador reparte vino. Si es robada, la depositan en el lugar de la hoguera por la madrugada, previendo la protesta del propietario.

La tradición comienza con la recogida de los maderos o la leña, realizada por los mozos del pueblo. A modo de ejemplo, porque el viajero ha vivido estos rituales, sirva Miranda do Douro o su freguesía de Sendim, pero también en Pinhel y sus freguesías, ya en la Beira Interior. En estos municipios, los mozos solteros comienzan de madrugada los rituales paganos que rodean toda la tradición de la hoguera. Sobre las seis de la mañana, los jóvenes –con disparo de cohetes- parten al monte donde recogerán la leña, que dará origen a la imponente pira. El día lo pasan completamente en el campo donde no faltan las juergas y las bromas. Una vez realizado el acopio de leña, y de comer la famosa ‘Punheta de Bacalhau’, los jóvenes cargan los carros de bueyes y tiran ellos mismos con gran algarabía por las calles de los municipios. Escuchar el sonido del acero de las ruedas de los carros en el suelo es un momento memorable, que todos los vecinos esperan para ver y escuchar.

Acarreo de la leña desde el monte hasta el centro de la ciudad de Miranda do Douro

Acarreo de la leña desde el monte hasta el centro de la ciudad de Miranda do Douro L. Falcao

Las familias van a la Misa del Gallo, con sus más o menos tradiciones vivas, recuperadas o perdidas. En Miranda do Douro, según la tradición, al final de la misa los hombres de la tierra cantan las ‘lhonas’ al Menino. Que son una especie de cantigas religiosas que son transformadas en vocabulario poco ortodoxo.

Terminados todos estos factos religiosos, las gentes se reúnen alrededor de la hoguera para bailar –sobre todo 'pauliteiros'- y cantar acompañados por gaiteros, y degustar cerdo, dulces y beber vino y olorosos. Dice la historia que esta hoguera tiene que estar encendida hasta el día de Reyes.

La hoguera de Navidad en Hinojosa de Duero

Los quintos en la hoguera de Hinojosa de Duero

Los quintos en la hoguera de Hinojosa de Duero L. Falcao

El fuego ritual POR Navidad en Hinojosa de Duero, en la frontera con Portugal, como una fuerte evidencia interna, nos muestra que es preciso buscar su origen en una época muy anterior a la difusión del cristianismo, ya que este municipio en su término municipal es lugar de asentamiento prerromano y también necrópolis. No obstante, la prueba más temprana de su práctica en el norte de Europa proviene de los esfuerzos hechos por los sínodos cristianos en el siglo VIII para suprimirlas como ritos paganos.

No es infrecuente que en estos fuegos se quemen efigies o se finja quemar a una persona viva, y hay razones para creer que antiguamente se quemaban realmente personas en estas condiciones. Las épocas del año en que por lo regular se encienden estas hogueras son primavera y verano, pero en algunos lugares las encienden también al final del otoño o durante el invierno, particularmente la víspera de Todos los Santos (31 de octubre), día de Navidad –caso concreto de Hinojosa y motivo del presente artículo- la víspera de la Epifanía (6 de enero) y en el solsticio de verano o la noche de San Juan (23 de junio) que, por contra, siendo este Santo el patrón de Hinojosa de Duero, en esta fecha no se realizan hogueras en el municipio, como acontece en Villarino de los Aires y sus brujas, sino esa representación de la leyenda medieval del castillo, el señor y el pueblo, reflejada en el Baile de la Bandera.

Los festivales del fuego en los diversos lugares donde predomina el cristianismo, tienen un gran parecido entre sí, en cuanto a sus ceremonias y la semejanza de los beneficios que la gente espera de ellos, tanto si nos referimos a España, Portugal como a Europa en general. La costumbre de encender grandes hogueras, saltar sobre ellas y hacer pasar los rebaños por encima o dando vueltas a su alrededor, ha podido ser practicada de una manera generalizada en el Viejo Continente. Se cree que el fuego promueve el crecimiento de las mieses y el bienestar de los hombres y animales.

El rito hinojosero

La noche del 24 de diciembre, tras la Misa del Gallo, se enciende en la plaza del Juego de Pelota de Hinojosa de Duero la hoguera de quintos, que habrá de ser el centro público de encuentro de los vecinos del pueblo y, además, es única en la provincia en señalada fecha. Si la hoguera quema una gran tronca mucho mejor –el Ayuntamiento colabora donando una o dos encinas secas de la dehesa, como también un cántaro de vino y una lata grande de escabeche-. Tal ha sido la competencia entre las diversas quintas para ver quién realizaba la hoguera más espectacular, que el Ayuntamiento se vio obligado a poner 'coto' al tamaño de la misma, ya que de lo contrario podría acarrear, más que fiesta y tradición, daño a las viviendas. Por ello, ahora se limita la altura, el volumen y el tamaño para evitar complicaciones. Las fogatas suelen durar hasta dos y tres días.

Al pasar los años han existido algunas variaciones en la recogida y transporte de la leña, así como la duración del fuego, como veremos enseguida. Además, los propios quintos vigilan su hoguera, porque no se pueden encender más hogueras en el pueblo, de lo contrario sería considerado un desafío –y los desafíos en la historia de los pueblos tienen su propia historia-.

Antes de disponer de remolques y camiones, la leña se acarreaba a la plaza tirando de los troncos por medio de cuerdas, o con carros de dos ruedas, de hierro, aquí si ayudaban el resto de los mozos. Alguna vez dicen que iban las caballerías, pero pocas. La leña, árboles caídos, raíces y otros desechos, eran recogidos por los quintos. Esta leña se iba almacenando en algún lugar determinado del pueblo, como las eras, previo permiso correspondiente. Desde este lugar, al estar dentro del pueblo, era más fácil su transporte hasta la plaza.

Impresionante hoguera de Nochebuena en Hinojosa de Duero

Impresionante hoguera de Nochebuena en Hinojosa de Duero L. Falcao

No vale que haya llovido o nevado, pues con leña y quintos mojados se ha visto encender la hoguera. Antes de cenar queda la hoguera preparada. Los vecinos cenan y acuden a la Misa del Gallo. Será, pues, después de la Eucaristía, cuando todos los asistentes a la ceremonia religiosa acudan hasta la plaza a ver la hoguera que, ahora sí, prenden los mozos entrados en quintas. Es el rumor de los villancicos, que se han cantado en la iglesia y por la calle, lo que se une al fuego. Y aquí tenemos fuego purificador o destructor unido al canto al Niño que ha nacido en la tradición cristiana.

Del círculo que se forma alrededor de la hoguera va ausentándose la gente, según sus deseos y proyectos de la noche. Los últimos y los que rondarán son los mozos en quinta, aunque ahora, con la despoblación, menos. Las mujeres también acompañan a sus parejas en este deambular nocturno, entre bar y hoguera, reservado, en otro tiempo, a los hombres. Porque la fiesta de la hoguera de quintos en Hinojosa de Duero no solo es fuego, sino también fiesta. Como colofón, esa noche los quintos –mozos entrados en quinta para acudir al servicio militar, cuando había mili- se erigen como 'autoridad' en el municipio. Y ellos organizan el baile que costean de sus bolsillos para bailar con las mozas y divertirse.

De esta forma se ha establecido una comunicación entre vecinos en este día de la fiesta del fuego en Hinojosa de Duero. Calentar y reunir a la gente en torno suyo ha sido, en principio, la función de la hoguera. En otro tiempo las hogueras asaron brujas y animales y personas, que se arrojaban a las llamas de las piras que se encendían en distintas épocas del año. Pero ahora, lo más, son las costillas que se asan, si tercia, en las brasas que se consumen en la plaza.