Un viaje a las entrañas graníticas del corazón energético español en Villarino
Viajamos a la central hidroeléctrica de Villarino de los Aires. Una instalación reversible, capaz de generar energía turbinando agua en un sentido y bombeándola en sentido contrario, en función de la necesidad del sistema eléctrico
1 abril, 2024 07:00Noticias relacionadas
Imagina un viaje fascinante adentrándote en las entrañas de la Central Hidroeléctrica de Villarino. A medida que desciendes dentro de las inmensas moles de granito, te sumerges en un mundo de ingeniería impresionante, rodeado por la majestuosidad de las enormes turbinas y la energía palpable que emana de ellas. El sonido ensordecedor del agua fluyendo te envuelve, mientras aprendes sobre el proceso de generación de energía hidroeléctrica y su impacto en el suministro eléctrico. Con cada paso, te maravillas ante la complejidad y eficiencia de esta obra maestra tecnológica, sintiendo la fuerza y el poder de la naturaleza canalizados para beneficiar a la sociedad.
Antes de comenzar nuestro relato, avanzar que, en palabras de la propia empresa Iberdrola, en presencia del alcalde de Villarino, Julián Martín, se anuncia en un breve espacio de tiempo la posibilidad de realizar visitas programadas, nunca más de 15 personas en grupo, que se encargarán de coordinar los ayuntamientos de Aldeadávila de la Ribera y Villarino de los Aires, a las centrales del mismo nombre.
El viaje a la central hidroeléctrica de Villarino, propiedad de Iberdrola, comenzó temprano. Desde la ciudad, el paisaje fue cambiando gradualmente a medida que nos adentrábamos en las colinas y valles cubiertos de vegetación exuberante. Tras un trayecto escénico, llegamos al reculaje de la presa de Almendra, que abastece de agua a la Central Hidroeléctrica, cuya capacidad está casi al 85%. Llegados a la central, dejando atrás el municipio de Villarino, nos recibió el personal de Iberdrola.
El salto de Villarino incluye el conjunto de presa y la central. A cinco kilómetros al oeste del casco urbano de Villarino, las entrañas de granito del terreno alberga a 450 metros de profundidad una central reversible, capaz de generar energía turbinando agua en un sentido y bombeándola en sentido contrario, en función de la necesidad del sistema eléctrico.
Nos pusieron equipos de seguridad y nos guiaron a través de la vasta infraestructura. Toco comenzó con la explicación del sistema hidráulico de la central, de bombeo y producción energética. Y que la CH Villarino es el principal regulador del complejo Duero. El primer asombro es el ascensor que tiene cuatro cotas, de más de 400 metros de altura entre la primera cota -el edificio de la central- y la última cota -en la galería de turbinas-.
Enclavada en el corazón de un terreno rocoso y majestuoso, la Central Hidroeléctrica de Villarino emerge como un monumento a la ingeniería y la innovación, con toda su salida de líneas, una telaraña de cables y torretas que hacen moverse a España. Ubicada en un territorio de frontera donde la belleza natural se fusiona con el progreso humano, esta central se destaca no solo por su capacidad para generar energía limpia y renovable, sino también por su peculiaridad arquitectónica: está excavada en granito.
Excavar una central hidroeléctrica en granito presenta desafíos técnicos significativos, pero también abre nuevas posibilidades. El granito, conocido por su durabilidad y resistencia, proporciona un sólido soporte para las estructuras internas de la central, garantizando su estabilidad a largo plazo. Además, la naturaleza impermeable del granito ayuda a prevenir filtraciones de agua no deseadas, asegurando un funcionamiento eficiente y seguro de la central.
La CH Villarino es un testimonio del ingenio humano para aprovechar los recursos naturales de manera sostenible. Esculpida en las profundidades del granito, esta central es un ejemplo de cómo la adaptación al entorno puede coexistir con la necesidad de energía. No solo es un centro de generación de energía, sino también un monumento a la visión y el compromiso con un futuro más sostenible. Su construcción en granito no solo demuestra la capacidad del ser humano para adaptarse a su entorno, sino también su capacidad para innovar y prosperar en armonía con la naturaleza. Como parte integral del paisaje y la comunidad local, esta central eléctrica dejará un legado duradero de progreso y respeto por el medio ambiente.
Energía generada en el corazón de granito de Arribes
Centrales hidroeléctricas como Villarino y Aldeadávila (Salamanca), las de Tâmega (Portugal) o el complejo de Cortes-La Muela (Valencia), la mayor instalación de estas características en Europa, son una salvaguarda para el sistema eléctrico. La central de Villarino, en la presa de Almendra, es de vital importancia con sus 810 MW de potencia instalada reversible. Así, se genera energía hidráulica renovable y limpia para abastecer a casi medio millón de hogares, y crear un beneficio ambiental y social para las comunidades del entorno de la cuenca hidrográfica. Esta central utiliza el desnivel de 400 metros entre los embalses de Almendra, el tercero más grande de España, y de Aldeadávila, ambos localizados en la provincia de Salamanca.
Pasamos por las enormes turbinas que convertían la energía del agua en electricidad, mientras los ingenieros nos explicaban el proceso con detalle. La magnitud de la tecnología y la ingeniería detrás de la generación de energía nos dejó impresionados.
La Central Hidroeléctrica de Villarino es un testimonio del ingenio humano para aprovechar los recursos naturales de manera sostenible. Esculpida en las profundidades del granito, esta central es un ejemplo de cómo la adaptación al entorno puede coexistir con la necesidad de energía. Su diseño único integra perfectamente la tecnología moderna con el paisaje circundante, minimizando el impacto ambiental.
Antes de hablar de las entrañas tecnológicas de la central de Villarino, conviene recordar que la presa de Almendra forma parte del sistema hidroeléctrico conocido como Saltos del Duero. La construcción hace casi medio siglo supuso un hito en la ingeniería civil de aquellos tiempos de los años 60 del siglo pasado, y lo sigue siendo ahora: su distinción estriba en que la central hidroeléctrica se encuentra a 15 kilómetros de distancia de la presa, en Villarino de los Aires, donde el agua llega a través de un túnel de siete metros y medio de diámetro excavado en la roca.
Una rehabilitación con 51 años
Iberdrola rehabilitó, por primera vez en su historia, dos de las tres válvulas de baja presión de la central hidroeléctrica de Villarino de los Aires. Las labores de ingeniería, trabajos previos y construcción de nuevas piezas comenzaron en el año 2020 y los trabajos de desmontaje, rehabilitación y montaje se desarrollaron en un ajustado programa de 18 semanas, entre los meses de marzo y julio de 2021, a pesar de la complejidad de los trabajos y de la crisis sanitaria por Covid-19.
A esas entrañas de granito, y con el río sobre nuestras cabezas, estábamos casi en una cota de 40 metros por debajo del cauce, es donde descendemos. El ruido es importante, los seis grupos generadores se encuentran turbinando agua del embalse de Aldeadávila hasta la presa de Almendra. El jefe de central, Ángel Huerta, nos hace de perfecto cicerone para guiarnos por un viaje apasionante e imposibe de imaginar si no se está allí, en el frescor y el ruido de los grupos generadores. Nos explica que Villarino cuenta con seis grupos reversibles con un total de 810 MW de potencia; cuatro de ellos puestos en servicio en el año 1970 y los dos restantes en 1975, registrando una producción anual media cercana a los 1.200 GWh. Las seis turbinas de esta central hidroeléctrica permiten mover hasta doscientos treinta y dos mil litros cada segundo.
El diseño de ingeniería se desarrolló en una compleja obra subterránea sin precedentes. El agua del embalse de Almendra viaja hasta la central por una galería excavada en la roca de 15 kilómetros de largo y 7,5 metros de diámetro a 100 metros de profundidad. Al final de su trayecto, la galería se bifurca en 3 de 5 metros de diámetro cada una y cada una de éstas, a su vez, en dos de 2 metros. Cada una de ellas alimenta a un grupo de turbina-alternador instalado en la central de los seis existentes. La red de tuberías termina desaguando en el embalse de Aldeadávila.
Junto a las otras dos centrales salmantinas de Saucelle y Aldeadávila suman una producción media anual cercana a los 5.000 GWh, lo que supone más del 40% de la producción de energía hidroeléctrica de Castilla y León, y más del 15% de la nacional.
Tal es así que, con una capacidad de generación de energía significativa, la Central Hidroeléctrica de Villarino alimenta miles de hogares y empresas con electricidad limpia y renovable. Aprovechando la fuerza del agua que fluye a través de los túneles excavados en el granito, esta central es un pilar clave en la transición hacia un futuro energético más sostenible y libre de carbono.
Este proyecto representa uno de los hitos más importantes de la historia ya más que centenaria de Iberdrola, una historia que es la suma de los esfuerzos de varias generaciones que han sabido aprovechar, en cada momento, las oportunidades del mercado eléctrico, con el objetivo último de dar respuesta a las demandas del desarrollo industrial y del bienestar de la sociedad española.
Al final de la visita, tuvimos la oportunidad de conversar con algunos de los empleados de la central, quienes compartieron sus experiencias y pasión por su trabajo en la industria de la energía renovable. Nos despedimos con una mayor apreciación por el papel crucial que juegan las centrales hidroeléctricas en la transición hacia un futuro más sostenible y energéticamente eficiente. Y Villarino es un centro de importancia estratégica nacional.