El poblado salmantino Salto de Saucelle dio un vuelco de 180 grados en el año 1956. Con la construcción de la Presa de Saucelle la vida de sus habitantes cambió por completo y se esperaban mejoras energéticas por toda la zona.

Se construyó un poblado al lado del río, que servía de residencia para aquellas familias que se encontraban trabajando en la construcción y el mantenimiento de esa central hidroeléctrica de Iberdrola.

Esta presa en la provincia charra fue la primera construida de todas las que se encuentran ahora mismo a lo largo del río castellanoleonés. Su altura es de 83 metros de caída y su embalse cuenta 181,5 hectómetros cúbicos de capacidad.

Sin embargo, con el paso del tiempo y el desarrollo tanto tecnológico como las mejoras en el trasporte, hicieron que este poblado cayera en el olvido, quedando deshabilitado por completo.

En ese momento, para evitar el olvido se transformó en el complejo turístico rural de Aldeaduero, y aunque la primera vez que salió a la venta fue en 2022, actualmente cuenta con un precio de salida de 4 millones de euros, pudiendo encontrarlo en idealista.

Esta población está totalmente equipada. Su superficie es de 166.000 m2, entre los que 5.000 m2 están construidos; más de 35 casas independientes y hasta 10 habitaciones tienen terraza y vistas al Duero. También, hay una hospedería que tiene 24 habitaciones.

Para mayor confort se cuenta con otros servicios como un restaurante, con capacidad para 170 comensales, en el que se incluye terraza. Otras seis salas en las que celebrar reuniones de entre 50 y 100 asistentes. Un campo de fútbol y de baloncesto, área infantil, posta de tenis, una iglesia y una piscina comunitaria para adultos y otra para niños.

Con todo ello, este pequeño paraíso se sitúa en el Parque Natural Arribes del Duero, justo en la frontera con Portugal. Esta localización hace que el paisaje sea un gran reclamo, en el que poder realizar diversas actividades de montaña. Además, de que, por cercanía, se puede visitar el país vecino para hacer una escapada.

Un poblado ‘Erasmus’

Aunque no lo parezca, en este punto de Salamanca también se aprende inglés. El complejo rural, además de ser una gran opción para el turismo, oferta estancias a jóvenes estudiantes, haciendo uso de él como un campamento bilingüe.

Durante alguna de las épocas del año, los jóvenes acuden a clases teóricas de inglés, conviven con nativos de otros países europeos y hacen actividades recreativas. Así, hasta los más pequeños de la casa pueden aprender el idioma extranjero mientras desconectan.

Se convierte así, en un poblado con una oportunidad única de inversión.