Una provincia de Castilla y León se queda sin vacunas para gatos
El presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia desvela un problema de suministros debido a la pandemia
14 noviembre, 2021 13:32El presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia, José Miguel Gil, confirmó a Ical que hay problemas de suministros a nivel de vacunas, especialmente significativa es la falta de dosis de las vacunas para los gatos, debido a la pandemia del COVID-19.
Gil recordó que los problemas de suministros relacionados con las vacunas pueden estar derivado de una falta de espacio físico para elaborarlas ya que los laboratorios han trabajado para las vacunas contra el COVID-19. Se han estado utilizando para garantizar la vacuna contra el coronavirus lo que ha podido influir en la falta de fabricación para otros tipos de vacunas.
En el caso de las vacunas dirigidas hacia los felinos es más que evidente, con un desabastecimiento que ha obligado a las clínicas veterinarias a posponer su administración, creando listas de espera que irán solucionando según vayan disponiendo de las dosis. “No se sabe por qué, no me han sabido decir”, dijo José Miguel Gil, pero no hay vacunas para gatos. Para otras mascotas, como los perros, de momento, no hay problemas, sí disponen de dosis, por ejemplo, contra la rabia.
También relacionado con las vacunas, José Miguel Gil explicó que hay un desabastecimiento total en algunas provincias andaluzas, como Córdoba, para inocular a las ovejas contra la enfermedad de la lengua azul, lo que implica que “si no hay cierto tipo de vacunas” no se pueden hacer movimientos de ganado y existirá “menos flujos de corderos hacia Castilla y León”.
Esta situación también se extiende a Extremadura, que ya no es una zona libre de esta enfermedad. Los ganaderos segovianos acuden a estos mercados para adquirir animales que luego ceban en sus explotaciones.
El presidente del Colegio de Veterinarios de Segovia hizo hincapié en que este sector se ve afectado por la falta de materias primas para elaborar los productos que necesitan para su trabajo como el vidrio y el plástico para envases, frascos o tapones especiales. También alertó de que la ya famosa y conocida falta de microchips tendrá su derivada para las mascotas, en su identificación porque apenas hay distribución de estos microchips y hay pocas casas fabricantes.
Impacto desigual
Desde que comenzó la pandemia, el impacto en el sector veterinario de la provincia de Segovia ha sido desigual. Los meses en los que hubo muy poca movilidad, las clínicas veterinarias permanecieron abiertas porque tuvieron la consideración de servicio público esencial, pero los clientes propietarios de mascotas acudieron mucho menos.
Según José Miguel Gil, las clínicas veterinarias, durante 2020, tuvieron un notable descenso en su facturación. Las mascotas apenas fueron atendidos por sus veterinarios, con una bajada de los procesos rutinarios, aquello que no era imprescindible se iba posponiendo. La actividad estuvo relacionada con casos de urgencias.
En cambio, hubo mucho trabajo para los profesionales veterinarios cuya labor está relacionada con el abastecimiento al ser humano. Los mataderos se mantuvieron en funcionamiento, con todos los procesos de inspección sanitaria. “Las grandes superficies tenían más consumo y se trabajó más incluso para que no hubiera desabastecidas”, remarcó José Miguel Gil. Estos profesionales vivieron su día a día “más bien con normalidad”, para atender a los grandes animales y el abastecimiento al consumo humano.
Los veterinarios segovianos lamentaron, lo considera un aspecto “negativo”, que las administraciones públicas contaran muy pocos con ellos, cuando son “grandes epidemiólogos” y están acostumbrados a lidiar con epidemias.
Un dato que lo ilustra todo. “El 98 por ciento de las enfermedades del ser humano son transmitidas por animales” y, por lo tanto, es el veterinario el que está “viendo el problema del primera mano”. Un trabajo que los veterinarios demostraron en ocasiones anteriores para combatir y controlar los brotes de peste porcina, lengua azul, brucelosis o la gripe aviar.
José Miguel Gil sostuvo que les pidieron mucha ayuda al principio para los hospitales. “Hicimos una campaña entre las clínicas que cuentan con respiradores para animales que son iguales que los que se destina para la UCI. Se hizo acopio para echar una mano y prestar esas máquinas para las UCIs de los hospitales que no daban abasto. No había respiradores para todo el mundo”, detalló.
El Colegio Oficial de Veterinarios de Segovia cuenta con alrededor de 400 profesionales. “La mayor parte de los compañeros”, desgranó José Miguel Gil Sanz, “trabajan en el sector porcino y bovino al ser una provincia eminentemente agrícola y ganadera”, así como en fábricas de piensos y en todo lo relacionado con la alimentación.